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Crítica / Música

Aniversario cantante

Las bodas de plata de José Bros en el escenario

El título de la obra de Ernesto de Curtis -primera del recital y última- ha servido al tenor José Bros para poner nombre a sus 25 años como profesional en este recital que coincide, además, con su participación en la temporada de zarzuela ovetense en el año en que el teatro Campoamor celebra los 125 de su inauguración. Acompañado de Elisabet Pons, ofrecieron arias y dúos de ópera, canción italiana, romanzas y dúos de zarzuela, toda ella una selección de obras muy conocidas. El tenor José Bros ha tenido -a Oviedo le une una entrañable y estrecha relación- una trayectoria impecable, por cómo ha administrado, y administra, muy inteligentemente sus cualidades vocales y por cómo llega con cercanía al público. Es la suya una voz muy mediterránea, muy catalana se podría acotar, con calidez del timbre en el registro grave y medio y siempre en busca de la misma redondez en el agudo, en el que resulta casi inevitablemente el recuerdo a un Carreras, o algo menos a un Aragall. Quizás no es Bros un innovador en la expresión, pero su línea de canto es siempre exquisita con un canto que agrada, es un acompañante amable que se acerca con la misma dulzura al piano como a su partenaire vocal -aquí el carácter de los temas seleccionados ha insistido en el aspecto amoroso y sentimental muy propicio para ello-, con su pareja artística en esta ocasión Elisabet Pons. Bros, sencillamente, no puede no gustar.

Crecieron las voces en segunda parte, íntegramente dedicada a la zarzuela, con romanzas como "La petenera" de Moreno Torroba, "Bella enamorada" de Soutullo y Vert, "No cortes más que una rosa" de Sorozábal, "De este apacible rincón de Madrid" de Moreno Torroba, "Yo quiero a un hombre" de Fernández Caballero, "No puede ser" de Sorozábal y "Caballero de alto plumero" de Moreno Torroba. José Bros continuó, renovado, con su flexibilidad vocal sin asperezas y una dicción clara siempre, en todos los registros, salvo algunos obligados impactantes finales, tuvo en la media voz el control absoluto de la expresión, tal vez comedida en general en la amplitud de la dinámica. Elisabet Pons brilló con unos agudos claros y unos finales de frase que extiende delicada, suavemente. En la emisión mantiene Pons una redondez de vocales muy igualadas, casi entubada, con gran facilidad para recrear filados muy bellos, sin duda lo mejor de su perfil cantante. Lástima que su dicción resulte insuficiente clara en la mayoría de las ocasiones, llega en lo vocal pero el texto no se llega a entender. Esta diferencia respecto a la dicción entre el tenor y la soprano se percibió claramente en "Come s'è fatta pallida" de Mascagni, final de la primera parte, cuando "decían" exactamente el mismo texto, en general Pons mejora en este aspecto en el registro grave. En resumen un recital de emotivo aniversario, muy del agrado del público por el repertorio escogido, siempre perfilado con enorme gusto cantante y con acompañamiento pianístico delicado y preciso, como ha sido el de Marco Evangelista. De propina "O mio babbino caro" de Puccini en la voz de Pons, "Granada" de Agustín Lara -la primera canción que Bros recuerda haber cantado con su padre- y el dúo "No cantes más La africana" de Fernández Caballero; cerrando el círculo con el bis "Non ti scordar di me". Sin duda es Pons unos de los grandes tenores españoles, que ha celebrado, y celebra, cantando en el Campoamor sus 25 años sobre los escenarios.

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