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La ciudad y los días

Algunos recuerdos de la banca ovetense

Entre el ahorro y el crédito, lo que va de ayer a hoy

En aquel tiempo lejanísimo de la posguerra ovetense, las entidades financieras y los negocios bancarios eran, o parecían ser, definitivamente estables, roqueños, como si estuvieran ahí desde el principio de los tiempos y dispuestos a seguir por los siglos de los siglos.

Los niños entrábamos en sus locales, de la mano de nuestros mayores, como si lo hiciéramos en un templo laico donde se nos proponía un futuro venturoso a cambio de que los clientes practicáramos en el presente una rara virtud llamada ahorro. Más que clientes, fuimos proveedores.

Sus nombres, eslóganes y símbolos eran ya con frecuencia sugerentes de un futuro feliz o al menos asistido, como la antigua sede en la plaza catedralicia de la llamada entonces Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Una piedad aproximadamente laica, más bien sinónimo de misericordia, con el gran logo en alto de una hucha figurada que simulaba recibir monedas.

Quién no tenga los suficientes años no recordará el banco Popular, sedicente en aquel tiempo "de los Previsores del Porvenir", en la esquina de la Escandalera, que presentaba un niño vestido de "boy scout" de la mano de su padre y ante un horizonte despejado con un sol que suponíamos eternamente naciente mas no crepuscular.

Y cómo no evocar el viejo Herrero de entonces, aquel gran acorazado de la calle Fruela, con patio de operaciones que tenía también algo de templo donde todo era correcto, moderado, bisbiseante, con sus oficiantes parapetados tras sus taquillas, tan elevadas como angostas. Sin olvidar la gran escalera en espiral que subía a los despachos del alto estado mayor: don Antonio, don Enrique?

Mas todo fluye, todo lo muda el tiempo. Ignoro si aún se estilan los informes de solvencia, tan fiables, o los descuentos de aquellas antiguas letras de cambio en las que no había que tomarse a broma el riesgo de protesto. La banca siempre fue un negocio serio, o así lo parecía. Falta saber si, tras los recientes sobresaltos, aún lo seguirá siendo.

Los viejos bancos ovetenses eran entonces, o lo parecían, eternamente estables como dice la Escritura: el Asturiano de Industria y Comercio, el Central, el Bilbao, el Español de Crédito, el Hispano, la Banca Masaveu y hasta el Banco de España? Ahora es otro mundo. ¿La banca está perdiendo seriedad?... ¿Ponemos el acento en el ahorro o mejor en el crédito? ¿Aún se retribuyen de veras los depósitos?

Sin olvidar aquella Caja de Ahorros de Asturias, hoy Liberbank (que, por cierto, aún continúa con su logo antiguo en Benidorm), y su larga historia, sus dirigentes emblemáticos, tal que don Agustín de Saralegui e Ibarra -o el silencioso actual, señor Menéndez- su obra social y cultural, sus publicaciones, sus patrocinios, su sala de actos, sus conciertos, sus exposiciones, su sustancial apoyo a lo asturiano? Algo se lo ha llevado el viento de la vida.

Mas no su carillón de Escandalera que continúa tenaz marcando el tiempo con su "patria querida" como si todo continuara igual.

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