Wenceslao López es un personaje singular, a medio camino entre el Gran Dictador -aunque mucho más tosco y vulgar que Chaplin- y Pierre Nodoyuna, el inútil malo de los Autos Locos y el Escuadrón diabólico. En el Pleno del lunes ejerció como ambos y fracasó como ambos. Como dictador, impuso sectariamente un boicot a quienes no están de acuerdo con el tripartito y dio alas a los suyos, aunque, al final, contrariamente al personaje -desde luego, no tiene ni la capacidad de oratoria ni la inteligencia de Chaplin-, no recapituló y rectificó, sino que optó por la chulería de enfrentarse a los vecinos a los que antes había negado la palabra. Como Pierre Nodoyuna, hizo, como lleva haciéndolo dos años, precisamente eso: no dar una. Y como este personaje, reclamó a su perro Patán particular, Rubén Rosón, para que le ayudara a atacar a los vecinos a los que negó la palabra para que no asustaran a su Penélope (Taboada Cruella de Vil ), huida del Pleno para no verse increpada por su penosa gestión y su participación manipulada contraria al sentir de la gente.

Esta puede ser la versión más cómica de lo ocurrido, aunque, en la realidad, lo que sucedió en este Pleno demuestra con toda crudeza que Oviedo está bajo un desgobierno que pasa de las posiciones fascistas y dictatoriales al ridículo sin solución de continuidad. Y ha vuelto a demostrar que, además, Wenceslao López no tiene ni capacidad política ni calidad humana para llevar con sentido y prudencia democrática una reunión de estas características. Lideró el bloqueo de todas las iniciativas de la oposición, permitiendo que sus concejales mintieran sin rubor (patética la concejala de Educación, que bajo una apariencia cínica de corderito ejerce como la Bruja Avería del tripartito) para negar la urgencia de las cuestiones planteadas y prohibió intervenir a unos colectivos y se lo permitió a otros por la sola razón del parecer de sus bemoles, que es la razón-ley de los fracasados que ahora quieren imponernos su cambio para peor. Y al final, el resumen panfletario de siempre: la culpa es del Partido Popular porque a los vecinos los mueven exalcaldes de barrio y agentes secretos del centro-derecha. Una majadería más, porque decir que los Symmachiarii, a los que Wenceslao impidió intervenir en el Pleno, o los mismos vecinos que siempre se mostraron críticos con los Gobiernos del PP, a los que también les negó la palabra permitiendo después que su perro Patán les increpara, actúan obedeciendo consignas de la oposición es, amén de un insulto a ellos, una idiotez que no se ve atenuada por la evidente falta de inteligencia, de dignidad y de capacidad de este destripartito.

Es curiosa la estupidez que anida en todos los argumentos de estos personajes. Cuando sus hordas (del mongol orda) acosan e insultan a los concejales del PP, son "las hermanitas de la caridad del cambio", todo democracia, convivencia e inteligencia. Cuando unos vecinos reclaman la participación que el tripartito les hurta para seguir mintiendo a los ovetenses y favorecer a sus amiguetes-hordas, son bolcheviques a las órdenes del malvado centro-derecha. Y lo malo no es que ellos sean tan simples y tan idiotamente maniqueos, lo grave es que piensen que con estos argumentos tan ridículos pueden engañar a los ovetenses.

Creo que el Pleno del pasado lunes es un punto de inflexión para aislar definitivamente a esta cáfila de personajes con tantos tics ideológicos dictatoriales y fascistas, porque sirvió para mostrar a una sociedad civil valiente y consciente que empieza a perderle el miedo a los radicales y que ya no tiene dudas sobre la desastrosa gestión y la permanente mentira de este autodenominado Gobierno del cambio y que en realidad es el desgobierno de la propaganda, los panfletos, el amiguismo más descarado, el sectarismo, los contratos menores sin concurrencia, la indignidad y la estupidez como discurso vital e ideológico.

Oviedo empieza a decir basta. Y a Wenceslao comienza a no servirle el recurso permanente de Pierre Nodoyuna: "Patán haz algo:.."