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La mar de Oviedo

Fama

Tras un viaje de dos semanas sin cobertura telefónica, al llegar a casa me entero del denigrante pregón en las fiestas de Montecerrao; un deportista "indoor", de esos de puertas adentro, musculado, escandalizó a la vecindad en su actuación al aire libre; se conoce que el exceso de oxígeno le provocó un estrés oxidativo en los músculos del cerebro y su discurso, escoltado por dos monas, dio positivo. La organización y el pregonero han de estar encantados con el resultado; lo importante es que hablen de uno, aunque sea bien. Comerciamos con la fama, el hambre de popularidad a cualquier precio, hambre de celebridad, tan asequible a los deportistas. ¡Ah!, la Fama, monstruo de cien bocas que todo lo pervierte; hasta los médicos recomiendan que hagamos deporte, flexiones, no reflexiones. Yo pregoné las fiestas de Montecerrao en 2013, pero debí de hacerlo bien porque no tuvo repercusión.

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