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Vademécum

Quiero dejar bien claro desde el principio que no es mi intención meter la cabeza entre las varas de camisa que no me pertenece. Territorios, por otra parte, que en estas mismas páginas doctos profesionales dominan. Pues bien, siguiendo la premisa expuesta, paso sin más a lo que me ocupa.

No es cosa novedosa. Desde tiempos inmemoriales a nuestros días vienen invadiendo el vocabulario patrio de uso ordinario, expresiones, palabras (y palabros) conocidas en razón de su procedencia como galicismos, anglicismos, italianismos etcétera.

Tengo en mis manos el manual de un curso de "Coaching" que entre otras cosas aclara: "Coaching significa entrenamiento y viene del ámbito deportivo, donde el coach instruye a los jugadores en como lograr un fine tunning". Es una técnica, continua el panfleto, "donde se relacionan pensamientos filosóficos con herramientas de autoayuda que pretenden despertar tu autoestima con el propósito de proyectar lo mejor de ti. A pensar diferente con objeto de alcanzar logros significativos camino de la meta soñada: vivir en plenitud". El remedio a cualquier problema existencial. Parece sencillo, pero es la madre del cordero.

Veamos ejemplos. A un anónimo artista callejero, un buen coach puede llegar a dignificar su arte y convertirlo en un performer exitoso. A un regular cocinero puede transformarlo en restaurador, para casi de inmediato darle el rango de chef. Lo mismo ocurre con un capacitado experto del corte de pelo, un correcto enfoque lo transforma primero en estilista para poco más tarde elevarlo a psicoesteta. De éste último ejemplo tenemos la gran suerte de poder disfrutar en Asturias y en España de un afamado profesional: excelente peluquero, aceptable comunicador y mejor vendedor.

Recuerdo haber escuchado hace algún tiempo en una entrevista a un simpático jugador de la Selección Española de Fútbol, preguntado por su cambio de imagen. "Bueno, todo fue cosa del responsable de imagen de la selección". "Te refieres al estilista", acotó el periodista. "No, que va, creo que lo llaman algo parecido a psicópata".

En cierta ocasión, y con el fin de mejorar mi desordenado e insurrecto ego, asistí a unas charlas, sesiones sobre MM.TT. (meditación trascendental) y Mantra, dirigidos por un "hindú teacher". Ejercicios psicológicos con base científica destinados a aliviar el estrés, a traer paz al hombre interior y ayudarte al despertar pleno, teniendo así un efecto positivo sobre la sociedad; además de capacitar al practicante avanzado para participar en la proyección astral (que su alma abandone el cuerpo) y la levitación, para finalmente alcanzar el nirvana.

Uno de los asistentes a las charlas me preguntó: después de alcanzar tan celestial estado, ¿que haces? "Pues no se" dudé. Toda la sabiduría acumulada estos días puedes edulcorarla dedicándote al coaching. Para darte más autobombo atibórrate "on line" de las magistrales conferencias de la plataforma TED. Puedes también dedicarte a tertuliano en la radio o convertirte en "rutinólogo", profesión con mucho porvenir; de lo contrario, ya sabes, "join the dole queue". ¿Como dices? Pues eso.

Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro. (Albert Einstein).

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