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David Orihuela

El mojito

David Orihuela

La fiesta se muere

San Mateo se acaba y desde hace años se puede hacer el mismo balance, el de que todo cambia para seguir igual. Ya ho hay conciertos en San Lázaro y mucho menos en la olvidada plaza de toros, se ha recuperado para la fiesta la Corrada del Obispo pero se ha perdido la plaza del Riego. Se ha vuelto al Campillín aunque no se ha hecho bien al dejar marginados y abandonados a esos dos chiringuitos. Se han hecho pequeñas modificaciones en el desfile de América en Asturias y se mantiene el teatro. Pero no hay nada nuevo y nuestros munícipes año tras año hablan del éxito de las fiestas. No es así. San Mateo lleva años languideciendo. ¿Recuerdan cuando era imposible caminar por las calles del centro? Ahora la fiesta se ha reducido a unas horas de unas noches determinadas. San Mateo se muere y a nadie parece preocuparle. Hay que cambiarlo completamente o al final no quedará nadie a quien sacarle los cuartos en los chiringuitos. Hay que estudiar nuevas ideas, analizar las fiestas de otras ciudades y buscar un modelo que se adapte a una ciudad y a unos tiempos que no son los mismos que hace más de 30 años cuando empezó todo.

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