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La mar de Oviedo

Tiempo implacable

Vivió en Pravia un excéntrico investigador, Angelín, flautista, jardinero, juglar y filósofo empeñado en conciliar voluntades. Muchas veces lo sorprendí en la Rosaleda recitándoles versos a las flores. Sostenía Angelín que, a base de perseverancia y mucha fe, era posible la alianza de opuestos. Trató de demostrarlo encerrando en una jaula a un cuervo y a una mariposa, convencido de que podían convivir e incluso desarrollar, sino un proyecto común, alguna suerte de compadrazgo. En una ocasión le pregunté por su experimento y me dijo: "Va muy bien; he observado que no es del todo imposible la cohabitación entre estos dos animales, aunque ciertamente, cada día tengo que ponerle una compañera nueva al cuervo, porque se las zampa". Más que fábula de gavilanes y palomas, cuento esto para maldecir el tiempo, ése que a fieles e infieles devora, más fuerte que la humana voluntad.

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