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La mar de Oviedo

Obras pías

Ya la esposa de Diocleciano postulaba por los huérfanos de los gladiadores. Es viejo esto de apoyar las causas nobles, aunque hoy, más que ser amigo de la biosfera, de los pobres de Sierra Leona, activista contra la explotación infantil, mecenas de la curación del sida, colaborador de Aldeas Infantiles, embajador de buena voluntad de Unicef..., y más que un lavado de imagen o de conciencia, lo que de verdad se persigue es un espacio en los medios de información. No es lo mismo dar un concierto en favor de las enfermedades raras, que sin favor. Cualquier artista que se precie ha de solidarizarse con alguna causa humanitaria, es la cuota para estar y fardar. Por ejemplo, los escritores, que no ganamos un puto euro, que entregamos nuestra vida a no sé quién, mejor haríamos en concretarlo ante notario, en ceder cuanto antes nuestro altruismo vergonzante y así poner en valor nuestra banca rota.

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