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La mar de Oviedo

Apariencias

Es inevitable, vemos y enjuiciamos. En la oficina de Correos entra una de pantalones blancos ceñidos, algo gordita, sin complejos, un poco madre, a tenor de la niña que la acompaña, trenca y polo negros, con este texto en blanco: Sex, marx & rock'n'roll". ¿Lo habrá practicado? El marxismo, digo. Usa zapatillas deportivas, es competitiva, coge de la máquina el último número y se coloca la primera, cerca del mostrador, sobrada, con los pies separados medio metro, para marcar territorio, levanta los talones impaciente, masca chicle con la boca abierta, descarada, se asoma a la puerta, vigilante, para controlar a su hija, que salió, regresa a su posición, firme y desconfiada... Franqueo mi carta y a la salida un desconocido que vende algo se me acerca y me pregunta: "¿Pensionista?". Es inevitable, vemos y enjuiciamos. Pero ni las canas aseguran la pensión ni la experiencia garantiza el buen juicio.

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