Querida Mar: sabemos que estas palabras no tendrán respuesta, pero queremos creer que, allá donde estás ahora, te llegarán y sonreirás y te harán feliz.
No debería haber sido el momento de dejarnos, no estábamos preparadas, te esperábamos en enero en tu biblioteca. En las bibliotecas, esa otra vida, ese otro lugar de vida que tú tanto amaste y al que tú tanto cariño, esfuerzo, amabilidad, sonrisas, tiempo, dedicaste haciendo de la biblioteca un verdadero espacio de personas.
Ahora estarás leyendo todos los comentarios que te han ido dejando en las redes amigos, compañeros pero, sobre todo, lectores y lectoras que no se creen que ya no te van a tener detrás del mostrador recomendándoles lecturas, hablándoles de libros, o simplemente, escuchando. Porque tú, Mar, sabías escuchar. Hacías que fueran muchas las personas que solo se acercaban a la biblioteca para poder hablar y saber que alguien les escucharía con atención y cariño.
Has sabido llenar el lugar de trabajo de una luz y vida especial, has transmitido bondad allá por donde has pasado, y eso permanecerá siempre.
Cuánto hemos vivido juntas a lo largo de estos años, cuántas risas, cuánto aprendido, y también alguna que otra lágrima. Todo eso se queda en nuestro corazón y nos acompañará siempre. Tu recuerdo estará siempre entre los estantes de tu querida Biblioteca de Ciudad Naranco.
