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Chus Neira

Esta ronda la tiene que pagar Madrid

La capital asturiana lleva demasiado tiempo huérfana del apoyo inversor del Gobierno central

Llueven millones de Fomento en Asturias y no se sabe todavía si Oviedo, la capital del Principado, se llevará algo más que el reintegro. El problema no es nuevo y no sólo se limita al ámbito de las infraestructuras, de las grandes comunicaciones. Si uno contempla la ciudad con algo más de perspectiva que la que puede ofrecer subirse al Naranco, notará que Oviedo lleva demasiados años huérfana del mimo inversor del Gobierno central. Para ser una capital de comunidad autónoma, prácticamente nada. Mientras, se acumulan proyectos importantes, de mayor o menor urgencia y distinta cuantía, que más que soluciones encuentran parches en Madrid.

Ahora, cuando el ministro De la Serna está dispuesto a convertirse en el gran facilitador de las comunicaciones cantábricas, Oviedo vuelve a quedar fuera de juego. ¿Por qué? Hay varias hipótesis pero sólo unos hechos probados. A día de hoy, Gijón y Avilés han logrado arrancarle al Ministro un compromiso para resolver sus problemas ferroviarios. En Oviedo el tripartito insiste en que sí tiene las cosas claras pero no encuentran el momento para trasladar a De la Serna sus necesidades. No son muchas. En total, sumarían unos 94 millones de euros, la sexta parte de la inversión prevista en Gijón. Pero Fomento no acaba de aclarar hasta dónde llegará en el cumplimiento de sus promesas.

La cosa ya empezó mal cuando el primer anuncio que realizó Madrid, la actualización del estudio previo para la Ronda Norte (medio millón de euros), procedía de la petición de un grupo (Foro) que ni siquiera tiene representación en el Ayuntamiento de Oviedo y suponía resucitar un proyecto que ni el Gobierno municipal actual ni la oposición tenían previsto.

Superado el susto inicial, unos y otros han ido admitiendo la idea de que no estaría mal completar la circunvalación o casi. De momento la concejalía de Urbanismo renuncia a la ronda y plantea dos salidas a Este y Oeste. Y desde Fomento lo único que se va a hacer es adjudicar el estudio. De ahí a su redacción final y a que los vecinos de Ciudad Naranco o de La Florida y Las Campas salgan a trabajar mañana a primera hora y no se vean atrapados en un atasco, hay un trecho. El que va del medio millón de euros de la redacción del estudio a los 84 millones de la obra.

Luego está el Puente de Nicolás Soria, que ya tenía plan, estuvo presupuestado y ahora en el Ayuntamiento nada saben de él. El PP insiste en que ha hablado con el Ministro y De la Serna ha garantizado al Alcalde que concederá esos tres millones para ampliar ese paso, otra conexión clave para Ciudad Naranco. Dicen que hay luz verde, por más que en el Ayuntamiento todavía no se fíen. Luego De la Serna podría incluir la pasarela entre estaciones (1,4 millones) o algunas mejoras ferroviarias para el municipio como la variante de Udrión (5 millones), o incluso apoyar los planes de Urbanismo para crear ese sistema de trenes rápidos dentro de la ciudad. En conjunto no suma mucho dinero, y los años de orfandad inversora justifican que Íñigo de la Serna se siente con Wenceslao López y se estire.

Pero Madrid tiene otra gran oportunidad de pagar la ronda que le viene tocando desde hace tantos años con la capital de Asturias. Se llama La Vega y el contexto es uno de los mejores para que el gobierno de Mariano Rajoy se cuelgue la medalla de haber ayudado a definir el Oviedo de la modernidad. La fábrica de armas es una ciudad dentro de otra ciudad, y de su rediseño y puesta en funcionamiento puede salir una capital muy diferente y una pieza urbanística que, como bien dice el Alcalde, tiene que ser una pieza clave en el área metropolitana central de Asturias.

El viernes una delegación del Ayuntamiento viajará a Madrid para tratar de avanzar en el futuro de La Vega. La ministra Cospedal tiene la oportunidad de abrazar ese proyecto con ilusión y demostrar que la espera por las inversiones de Madrid en Oviedo ha merecido la pena. En La Vega hay metros, patrimonio, siglos de historia, y el momento es ahora. Sería una pena dejarlo pasar la oportunidad y, como se dice ahora, no marcar la diferencia.

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