Conocí a Luis González Morán a través de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia de Comillas. En el año 2006 asistí por primera vez al Seminario sobre Dilemas éticos de la medicina actual que cumplía su número 20 en ese año y que con el título "La limitación del esfuerzo terapéutico" planteaba problemas tanto éticos como jurídicos de gran actualidad.
El profesor desarrolló el capítulo relativo a la dimensión jurídica de la limitación del esfuerzo terapéutico; capítulo que pudiera parecer complicado pero que en su caso captó desde el inicio el interés de los oyentes. Hoy, revisando sus trabajos, lo he vuelto a leer y ha vuelto a prender en mí el interés por sus deliberaciones.
Acertaba en el planteamiento, en la síntesis y en las conclusiones de cada tema que abordaba y aun más, sabía transmitir en la exposición oral la importancia y la trascendencia de cada una de sus observaciones, aderezando su texto con anécdotas y experiencias propias, usando un verbo abundante y rico en expresividad.
Cuando se incorporó al Comité de Ética para la Atención Sanitaria del Área 4 (Oviedo) que tengo el honor y la satisfacción de presidir, lo enriqueció con su conocimiento y su capacidad docente; estimuló en todos los miembros el deseo de conocer, participar y trabajar en los aspectos bioéticos del quehacer sanitario. Para entonces había publicado su opera prínceps: "De la Bioética al Bioderecho", texto imprescindible para los docentes y los alumnos interesados en estas materias.
Sabía escuchar, intentaba comprender y aportaba su docta opinión en cada uno de los problemas que en el Comité se analizaban. Ayudaba, acompañaba y compartía los problemas que a nivel personal podíamos hacerle partícipe los miembros del Comité.
Al despedirle, al decir "hasta pronto" al amigo, vuelve a hacerse presente su compresión, su conocimiento y su sonrisa.
