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"Er" do de pecho de Lauri-Volpi

El tenor romano cantó el "Miserere" de Semana Santa en la catedral de Sevilla y Pemán le pidió que recalcase el célebre agudo

En una de las innumerables visitas que hicimos a Giacomo Lauri-Volpi en su chalet de Burjasot, a las afueras de Valencia, nos contó el famoso tenor un sucedido que tuvo un gran relieve con ocasión de la Semana Santa sevillana, cuando cantó en la Catedral el famosísimo y tradicional "Miserere" de Eslava. Nos decía con asombrosa memoria que entonces estaba interpretando "Tosca", "Manon" y "Boheme" en la temporada lírica de la ciudad. Entonces el director del Conservatorio de Sevilla que iba a presentar al Orfeón Donostiarra, bajo las bóvedas góticas del primer templo español (y el mayor templo católico del mundo después de San Pedro), le invitó a actuar de forma excepcional como tenor solista junto al excepcional conjunto de voces.

En el ensayo general el famoso literato andaluz José María Pemán, le manifestó que los sevillanos esperaban que diese "er do" del "Miserere". Esta nota que termina con un agudo final gritando "Jerusalén", resume todas las dificultades de la obra de Eslava, quizás excesivamente melodramática para un Viernes Santo. Tratándose de un tenor italiano famoso, la catedral se llenó de público como si fuera una gran gala del Teatro Real de Madrid o de la Scala de Milán. Nos decía Lauri-Volpi que entonces era un cantante bastante nuevo, aunque había debutado en el Real de Madrid en 1921, que los aficionados a la ópera deseaban examinar al ilustre tenor italiano en las agilidades atrevidas y comprobar si realmente poseía las facultades necesarias para emitir aquel do. A Lauri-Volpi no le preocupaba. Su voz estaba acostumbrada a las más altas tesituras de óperas como "Los puritanos". Pero es natural que Sevilla exigiera porque Gayarre, había dejado un recuerdo de leyenda. El último que lanzó aquella nota épica fue el inolvidable Miguel Fleta. Todo esto con su justo culto e ingenioso gracejo, se lo refería el inolvidable José María Pemán, que le aconsejó pronunciar "Jerusalén", marcando mucho la jota y no a la italiana. Afortunadamente para Lauri-Volpi y para satisfacción de los sevillanos, "er do" resultó perfecto, el disco es un testimonio y también deja buena huella junto al excepcional Orfeón Donostiarra, al que desearía escuchar bajo la cúpula augusta y sacra de la basílica de San Pedro. Según el célebre musicólogo Celleti que escuchó la voz de Lauri-Volpi. ésta era como una tromba de plata. Pero lo importante, según nos manifestó el cantante romano, no fue el recuerdo que pudiera tener de Sevilla por un "do", sino cómo Sevilla se incrustó en su corazón perfumándolo de azahares en aquella Semana Santa, donde sobre todo, la "Macarena" le fascinó por su sonreír entre lágrimas Tres lágrimas que forman el triángulo del amor divino.

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