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La mar de Oviedo

Torres gemelas

La Catedral de Oviedo nació con vocación de torres gemelas; el pórtico se levantó para dos torres, aunque no fueran de idéntica hechura, luego, ya se sabe, hicimos una torre tardogótica y gracias, con flecha calada. Sin embargo, una tarde, salía del Casco Viejo de tomar un vino con Helios Pandiella y Javier Lasheras y éste nos acercó a la Casa de la Rúa, uno de nuestros edificios civiles más viejos, digo del siglo XIII y me quedo corto, sito en la Rúa cuando desemboca en la plaza Alfonso II, a cuyas puertas hace guardia la Regenta de bronce, de Mauro, basada en la de papel, de Clarín. Al pie de esa fachada medieval, salpicada de un muestrario de ventanas, nos hizo Javier fijarnos en la más grande, de la planta primera, hasta ubicarnos en un punto, a base de pasitos de precisión, en que vimos reflejadas, ¡oh magia de los espejismos!, las dos agujas caladas e idénticas de la Catedral.

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