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La mar de Oviedo

Heráclito

Más bien es Jordania escenario del Antiguo Testamento; para el Nuevo es preferible Israel y Palestina, donde peregriné años ha; sin embargo, el cauce del Jordán, en otro tiempo caudaloso, hoy lánguido, explotado para regadío, constituye una referencia para localizar el espíritu de Juan el Bautista, que solía ejercer en un afluente, el Wadi al-Kharrar, que visité en territorio jordano; y en un Jordán extenuado y turbio, ya cerca del mar Muerto, entre alambradas, cuya orilla derecha custodian soldados israelitas e izquierda militares jordanos, junto a restos de tres templos, uno sobre otro, entre matorrales de taray, argul (cerezo silvestre) y adelfas, vi una charca donde, creen, fue bautizado Jesucristo. En este punto, los cristianos rebatimos a Heráclito bañándonos en la misma agua; por algo la bendicen. En Oviedo, en cambio, capital de la imaginación, es imposible bañarse dos veces en el mismo PERI.

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