Sara Baras regresó a Oviedo con "Sombras", su última producción, que celebra veinte años sobre el escenario con su compañía. En casi todas sus creaciones anteriores, la gaditana interpretó mujeres conocidas de la literatura, la historia, la mitología... Si bien los guiones de esos montajes no solían estar bien resueltos. En esta ocasión no desea explorar aspectos del carácter de personajes o de sus acciones. En "Sombras" ha querido representarse a sí misma, en toda su pureza, a su aire, sin límites.

El espectáculo se concibe como una gran farruca, el palo preferido de Baras. El diseño de luces es consustancial a la obra ya que son las que ayudan a crear una atmósfera misteriosa y sombría que hace que los intérpretes, incluyendo los músicos, actúen siempre entre sombras. Precisamente la noche comienza con la farruca para seguir con un conjunto de cuadros y distintos palos del flamenco que se van enlazando sin interrupción. Las coreografías del cuerpo de baile son convencionales y les falta intensidad. Serán las actuaciones de Baras las que aporten el temperamento vigoroso y realce. El baile de Sara no es jondo ni de los que busca el duende, sino más bien sofisticado con aromas modernos y elegante. Sus interpretaciones son de fácil captación adornándolas con vistosos movimientos y fuerza técnica. Ella aprovecha los recursos plásticos de su figura para producir bellos momentos con su personal concepción del flamenco, que nunca se aleja de la esencia del mismo. El sello más emblemático de la bailaora es su apoteósico y arrollador zapateado, además de sus múltiples giros y el vuelo de sus vestidos que maneja con gracejo y desparpajo. El bailaor José Serrano se exhibió en unos intensos tangos.

Las pinceladas poéticas se dibujan cuando se oye la voz de la directora expresando pensamientos alegóricos al significado y a la belleza de las sombras. En el fin de fiesta cada intérprete hizo alarde individualmente de sus facultades, ritmos y cadencias buscando la aclamación del público que con el broche del centelleante taconeo de Baras lograron entusiastas aplausos.