Siempre se dijo que los grandes centros comerciales necesitan un buey insignia para tirar por el carro: Eroski, Carrefour, Masymas, El Corte Inglés? Al abrigo de ellos se acogen empresas medianas, al rebufo de éstas otras menores y así sucesivamente hasta el puesto de avellanas y dos o tres pedigüeños a la puerta. Hay un mendigo oficial y varios interinos ante los Alimerka, en el quicio de un estanco de la zona y, por supuesto, en el atrio de los Santos Apóstoles, que obra milagros a diario, pero, qué tristeza, no veo mendigos a las puertas del Calatrava, uno de los ratios comerciales más significativos. En efecto, este palacio que, de nacimiento, se quedó sin vistas al cielo, pierde ahora la cabeza: se va El Corte Inglés. ¿Qué hacer?, ¿multicines?, ¿contratar pordioseros de reclamo? Sí, y meter dentro a la iglesia de los Santos Apóstoles y a todos los coros celestiales, a ver si...