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La mar de Oviedo

Dai

Mi muchacha, Covadonga Díaz, no me creía que Peter Pan era una persona real y zanjaba mi insistencia con esa frase: "Pues na, dai como-i dabes", es decir, sigue con tus fantasías. Vengo a acordarme del verbo dar porque el miércoles me invitaron a volar Rosa Rodríguez, cronista de Las Regueras, y Esther Martínez, bibliotecaria de Santullano, y me obsequiaron una caja de cerveza Dai, fabricada en ese concejo por Haro y Kike Flores, pareja de catalanes que montaron una gastrocervecería en el antiguo bar Casa Julio (y Remedios), en el cruce que lleva a Trascañedo y Llanera al norte, a Valduno al sur, al Escamplero y a los mosaicos romanos al este y a Casa Florinda y Grao al oeste. ¡No sé si me gusta más la cerveza o los puntos cardinales! Pues bien, el nombre Dai fue, creo, un homenaje de Haro a su abuelo moscón, que utilizaba mucho el "dai", verbo generoso, más que obstinado. Sí, tomé la cerveza y me sentí en Las Regueras como en el País de Nunca jamás.

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