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La mar de Oviedo

Triunfo y desastre

Vi el concurso de Eurovisión en la tele, mezclado con el tenis de Shapovalov y Zverev, creo, con un albarín blanco, de Cangas, y queso Lozana, de Las Regueras; alterné con la Sexta Noche y las discusiones entre Sardá y Marhuenda sobre los catalanes separatas y Quim Torra, y con "Infiltrados", en Antena 3, de Scorsese, con Leonardo DiCaprio; también solapé Sábado Deluxe, al maricón Jorge Javier y al hermano del cantante Francisco, y con Cantadera, de la TPA y Chus Pedro (¿para cuándo un debate de altura sobre el asturiano, ahora que no están Bueno ni Alarcos?) y vi escenas de "El juez de la horca", en La 2, de John Huston, con Paul Newman, rareza metafísica, arbitraria, muy rara, de un director buenísimo y un artista buenísimo que se salen de sus registros habituales. Sí, seguí, a medias, el festival donde tan cursimente fracasaron los triunfitos. Triunfo y desastre, dos impostores.

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