¡Reinhold Messner Princesa de los Deportes! Creo haber leído todos sus libros, textos y fotos que durante muchos años me llevé a la cama y con los que soñé; en el último que leí, que no trata de escalada, "La Antártida, cielo e infierno", habla de su placer por caminar, confiesa su dromomanía, su manía ambulatoria, su poriomanía, su inclinación irresistible a la marcha errante, muy de nuestro ADN cromañón, desde que nos erguimos, manía disimulada con coartadas peregrinas (Roma, Compostela, el Ganges?), mundos por descubrir, desiertos que atravesar, ochomiles que conquistar? Esa inquietud se reveló sobremanera en Colón, Marco Polo, Amundsen, Ulises y el propio Quijote, por antonomasia caballero andante. Pero sólo existe el camino, no hay meta que valga ni importa el rumbo. ¿Qué se premia en este caso? A un inocente que quiere ver dónde se juntan las paralelas.