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Los buggies del Ejército israelí triunfan en Cangas

Luisa Suárez conduce un buggy en Cangas de Onís c. c.

A la madrileña Luisa Suárez no le acababa de convencer la idea de conducir un vehículo como los utilizados por el Ejército israelí, pero su marido y sus hijos Nacho y Juan Crespo, de 18 y 13 años, respectivamente, la convencieron para hacer una ruta en buggy por Cangas de Onís y Parres. La experiencia fue "tan buena" que sólo piensa "en repetir".

En cuanto llega el verano, la familia disfruta de una semana de vacaciones en Gijón y siempre que pueden aprovechan para hacerse "una escapadita" al oriente asturiano, donde "el abanico de posibilidades de turismo activo es muy amplio". En el Merediz de Cangas de Onís se encuentra la única empresa que usa estos buggies utilizados por el Ejército israelí, con capacidad para dos plazas y que no superan los 50 kilómetros por hora. "Creí que iba a ser más light porque los vehículos no cogen mucha velocidad, pero lo tienen tan bien montado con rampas, montículos y obstáculos que te lo pasas fenomenal y el tiempo se pasa volando", explicó Suárez.

Las rutas en buggies tienen un tiempo establecido de entre una y dos horas. Los vehículos no tienen embrague, sólo acelerador y freno, pero es necesario tener el carné B1 para conducirlos. Suárez descarta realizar actividades en altura, como el puenting, porque sufre "algo de vértigo". Como todos los amantes del turismo activo, esta familia ya hizo el descenso del Sella hace tres años y espera repetir la experiencia si el tiempo acompaña. Nacho y Juan se atrevieron con el "paddle-surf" -tabla en la que se rema de pie- aprovechando una visita a la playa llanisca de San Antolín. Los jóvenes explican que en Madrid también se puede hacer piragüismo en un embalse y que en zonas como la sierra de Cercedilla hay parques con tirolinas. "Pero no es lo mismo".

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