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IÑAKI ORTEGA | Autor de un reciente libro sobre la Generación Y, y asesor de empresas, dirige los programas de la Deusto Business School

"Los millennials han hecho un mundo mejor"

"La Generación X milita en determinadas organizaciones y la Generación Y es de emprendedores sociales"

Iñaki Ortega, en la sede de la Deusto Business School.

Ni perezosos, ni narcisistas, ni consentidos, a pesar de la revista "Times", la Generación Y, la de los millennials que ahora tienen entre 20 y 30 años, se busca la vida, ahora que llega su momento, nadando contra corriente en una tormenta marcada por una crisis global de la que salen fortalecidos gracias a su pericia con las nuevas tecnologías para lograr un "mundo mejor", asegura Iñaki Ortega (Bilbao, 1972), director de programas de la Deusto Business School, emprendedor, inversor, asesor de empresas y exdiputado regional del PP en Euskadi que desgrana en "Millennials, Inventa tu empleo", los hábitos revolucionarios de unos jóvenes que han tumbado las obsoletas estructuras de las empresas y los partidos políticos tradicionales para exigir "un cambio social, una economía ética y ejemplaridad". Ortega aparca el modelo ejemplar de Peter Pan y compara en esta entrevista en exclusiva con Epipress a la "constructiva" Generación Y con Tintín para concluir que nunca antes había sido tan evidente que el tiempo de las generaciones pasadas ha pasado.

-Profesor Ortega, ¿cómo ha sido el paso de la Generación X a la Generación Y o Generación Millennials?

-Hay dos elementos que definen ese paso: la tecnología y la crisis. La Generación Y es la que se hizo mayor con el milenio y se encontró con una crisis tremenda que ha dejado colgada de la brocha a muchos jóvenes marcados por la precariedad laboral, el desempleo y el fracaso escolar. Es una generación a la que la crisis deja sin oportunidades.

-¿Es entonces una generación perdida?

-En absoluto porque aparece la tecnología y su capacidad de democratizar el acceso al conocimiento a través de internet y de democratizar también las innovaciones. Esta generación busca en la tecnología la solución a sus problemas.

-¿Encuentran soluciones a un panorama tan desolador arrasado por la crisis?

-Sí. Los millennials se han sabido buscar la vida y lo más importante es que han provocado cambios en todos los ámbitos que vienen de abajo hacia arriba.

-¿Qué tipo de cambios?

-Todo tipo de cambios: en el ocio, en la política, en el poder, en la energía, en el turismo o en los medios de comunicación. La principal tienda del mundo es hoy Amazon y eso sin tener ni una sola tienda. Los millennials han hecho un mundo mejor.

-Y este año, entran en su década de máximo nivel de gasto y las empresas intentan seducirlos. ¿Cómo lo hacen?

-Las empresas están obsesionadas con ellos porque ya empiezan a tener poder adquisitivo y además porque en 2025 serán el 75 por ciento de la fuerza laboral. Todas las empresas se están preparando para lo que viene, que son los millennials y que poco tienen que ver con la generación anterior.

-¿Qué quiere decir?

-Los millennials tienen una escala de valores diferente. Ya no viven para trabajar, necesitan identificarse con la empresa que les contrata, valoran mucho la ética y son infieles por naturaleza: quieren hacer muchas cosas pero no siempre con la misma compañía. Las empresas lo tienen difícil a la hora de fidelizar a esta generación.

-Pero, ¿no son considerados los millennials como personas flojas e inconstantes por nuestra sociedad?

-Puede que se les vea como a personas obsesionadas consigo mismas, frívolas y narcisistas, pero detrás de esa apariencia hay otra realidad porque esta generación ha sido capaz de poner en marcha grandes avances que tienen poco de frívolos: izan la bandera de la economía colaborativa, la economía circular, el compromiso social y son activistas como nunca se había sido antes. Están cambiando las viejas estructuras.

-Se les reprocha también ser unos ególatras recalcitrantes...

-Es un cliché que se contradice porque han demostrado que su grado de compromiso social es mayor que el de generaciones anteriores. El activismo de la Generación X se basaba en militar en determinadas organizaciones, mientras que el de la Generación Y pasa por ser de emprendedores sociales.

-¿Se equivocó entonces la revista "Times" cuando los calificó de perezosos, narcisistas y consentidos?

-Se equivocó y a los dos años rectificó. Los millennials están muy involucrados en todo lo que les rodea y es normal porque han sufrido una crisis tremenda y se han tenido que poner las pilas y buscarse la vida. La Generación X creció con el viento a favor y estaba únicamente preocupada por tener más dinero, más hipoteca o más coches. Los millennials saben que no les van a contratar y asumen que tendrán que compartir coche y casa por lo que inventan aplicaciones para facilitar esas necesidades. Han sabido hacer de la necesidad, virtud.

-¿Es correcto considerarlos como la generación de Peter Pan por retrasar su paso a la edad adulta y porque prefieren vivir con sus padres antes que con sus parejas?

-La crisis les obligó en un momento dado a actuar como Peter Pan, pero pronto buscaron fórmulas para huir de ese personaje y convertirse en Tintín, un niño que hace cosas, un aventurero sin miedo a cambiar lo que no le gusta.

-¿No estamos ante la típica ruptura generacional en la que los viejos suelen despotricar contra los jóvenes en vez de reconocer que su tiempo ya ha pasado?

-Sí. La diferencia ahora es que nunca había sido tan evidente que el tiempo de las generaciones pasadas ha pasado. La tecnología ha abierto una brecha tremenda entre estas generaciones y hay que tener muy claro que el mundo que viene es digital. El principal valor de los millennials no es la juventud, sino el mundo nuevo surgido por la disrupción digital.

-¿Cómo se adaptan a la vertiginosa revolución tecnológica que estamos viviendo?

-El cambio es consustancial a ellos porque han cabalgado en una crisis muy dura que les ha hecho flexibles para todo tipo de cambios. Nunca han navegado en aguas tranquilas, lo han hecho en aguas turbulentas.

-¿Están entonces mejor preparados que la generación anterior para encajar la frustración?

-Por supuesto que sí.

-Su cultura, sin tabúes ni rigideces, está encontrando dificultades para integrarse en nuestro modelo productivo, muy vertical y altamente jerarquizado. ¿Qué hacer con ellos?

-Las compañías, primero les expulsaron y ahora se pelean por incorporarles a sus estructuras. El problema no es de los millennials, sino de las compañías que no apuestan por una innovación abierta y por el cambio de sus estructuras. Las empresas del futuro son empresas millennials.

-¿Cómo opera en ellos la exigencia del esfuerzo individual para salir adelante cuando han recibido de sus padres el consejo de ser felices por encima de todo?

-Nadie ha regalado nada a esta generación y han demostrado que es una generación que se esfuerza hasta el punto de que lo que más quiere es montar su propia empresa. Para el millennials es más importante ser feliz que tener un trabajo. La Generación X valoraba más el éxito profesional, para la Generación Y el objetivo está en intangibles: quieren un cambio social, reputación, ética, una economía más ética y ejemplaridad.

-Si no les mueve el dinero, ¿con qué tipo de estímulos inmateriales hay que motivarles?

-Se motivan ellos mismos a través de la reinvención. Antes se hablaba de lucha medioambiental, comercio justo y lucha contra las multinacionales. Esas son banderas caducas que han reinventado con afán social. Ya no luchan contra las multinacionales, sino que se alían con ellas mediante el emprendimiento corporativo. Han pasado de hablar de comercio justo a economía colaborativa. La bandera de la ecología la han hecho economía circular basada en el reciclaje. No les importan tanto la propiedad como el uso.

-¿Es cierto que son consumidores que quieren que las empresas se adapten a ellos y no al revés?

-Efectivamente porque son infieles. Les gustan las marcas pero no les van a ser fieles toda la vida y además buscan marcas nuevas.

-¿Cómo han revolucionado el protocolo de las entrevistas de trabajo?

-Totalmente. No se cortan a la hora de hacer cualquier tipo de pregunta, incluso se interesan por su vacaciones en la primera cita. Tampoco se presentan con traje y corbata. Lo quieren saber todo y hacen todo lo contrario a lo hasta ahora aconsejado para ir a una entrevista de trabajo. Pregunta incluso por si la empresa practica la responsabilidad social corporativa.

-¿Se preocupan por sus carreras profesionales?

-Se preocupan, pero tienen claro que son ellos los que quieren manejar sus carreras y no que se las manejen. Saben que no van a encontrar un trabajo fijo y eso es algo a lo que deberíamos acostumbrarnos todos.

-¿Cómo influye internet en sus vidas?

-La vida de un millennials es un algoritmo. Van a bares a través de Google Maps, compran en la red y hasta ligan por Tinder.

-¿Se les puede considerar nativos digitales?

-Sí, pero las tecnologías cambian a una velocidad de vértigo. Ellos son nativos en el cambio.

-¿Cómo influyen en ellos las redes sociales?

-No entienden la vida sin las redes sociales a pesar de las amenazas evidentes que encierran estas herramientas. No hay que olvidar que cada vez son más los empleadores que revisan los históricos de las redes sociales de los aspirantes a un puesto de trabajo. Los políticos ya han visto claramente los peligros de esas redes.

-¿Qué relación se puede establecer entre esa generación, el Movimiento 15-M y Podemos?

-No hay una vinculación única de los millennials con estos grupos. Estamos en un momento de transformación de estructuras obsoletas tanto en las empresas como en los partidos políticos y estos se han dado cuenta de que tienen que contar con esta generación de entre 20 y 30 años.

-¿Qué debería hacer su partido, el PP, para atraer a esta generación?

-Darse cuenta de que las grandes empresas que triunfaron en el siglo XX fracasarán en el siglo XXI si no se adaptan a los millennials. No es fácil abordar este cambio en los grandes partidos tradicionales porque tienen estructuras muy ancladas en el pasado, pero vemos que tanto el PP como el PSOE están iniciando el viraje.

-Pablo Iglesias dice que Podemos no es de derechas ni de izquierdas y Monedero propone reinventar el espacio de la izquierda de antes. ¿Es ahí también donde se sitúan los millennials?

-Los millennials no se sitúan sólo en Podemos, están entrando en todos los partidos. Es una generación muy plural que demanda a los políticos lo mismo que a las empresas: ejemplaridad, capacidad de llegar a acuerdos y una economía colaborativa. Los millennials no entienden que no haya acuerdos. Son una generación constructiva, nada destructiva.

-El caso es que ya tenemos ante nosotros a la Generación Zeta, ¿cómo son estos jóvenes?

-La Generación Z se ha educado ya en la disrupción tecnológica. Son los niños de los iPhone de papá. Existe una bipolaridad clara porque existen oportunidades, pero esta generación puede verse con más amenazas.

-¿De qué amenazas habla?

-De las tecnológicas. Hay una nueva forma de educación y se pierden ciertos valores además de que puede darse un preocupante desapego familiar porque son los padres los que desde que son niños les dan el móvil para que no les molesten mientras comen.

-Profesor Ortega, ¿qué aprendió usted como diputado del PP en el País Vasco?

-Di el paso tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Yo estaba en aquella época en las Nuevas Generaciones de Bilbao y quise mostrar mi compromiso con lo que pasaba alrededor a través de la política. Era muy difícil quedarse de brazos cruzados cuando ves que han asesinado a un compañero tuyo. Estuve tres legislaturas de diputado y fue una gran experiencia que me sirvió para ver que España es una referencia en muchos sentidos gracias a la capacidad que tuvo para adaptar sus estructuras públicas a la democracia.

-¿Qué recuerdos guarda de su paso por la Administración como director general de la agencia de desarrollo económico Madrid Emprende?

-He visto de cerca el esfuerzo que han hecho ayuntamientos y comunidades autónomas por ayudar a los emprendedores. Emprender ahora es más fácil que hace 15 años, aunque haya que avanzar en la reducción de impuestos y de la burocracia y en todo lo relacionado con la contratación pública. Este tipo de iniciativas tienen que hacerse siempre teniendo como base la teoría de las tres hélices: buscando dinero público, implicando a las universidades y escuchando a las grandes empresas.

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