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Diez mitos sobre la crianza de los hijos

Algunos errores muy extendidos sobre supuestos factores que marcan el carácter de nuestros descendientes desde el embarazo hasta la adolescencia

Diez mitos sobre la crianza de los hijos

Para conducir un coche o una moto hay que pasar unas pruebas y sacar el carné correspondiente, pero para tener hijos no hace falta ninguna preparación reglada, se supone que la especie nos ha dotado de todo lo necesario para criarlos. Algunos dirán que esto está bien así, a juzgar por el éxito de nuestra especie "Homo sapiens", que en doscientos mil años de existencia ha logrado acumular sobre la Tierra a más de siete mil millones de personas. El argumento es innegable, pero no estaría de más añadir un poco de calidad sobre la cantidad, y aclarar algunos errores muy extendidos sobre distintos aspectos de la crianza de nuestros hijos. Hay muchos, pero vamos a reseñar a continuación diez de los más extendidos, que van desde el embarazo hasta la adolescencia.

1 Las parejas en planes de fertilización tienen más probabilidades de tener hijos si adoptan

Falso, esta creencia tan extendida no tiene ningún fundamento científico. Todos tenemos alguna pareja de conocidos a los que les ha pasado esto, y la percepción selectiva nos traiciona y nos lleva a asociar adopción y embarazo. La fertilidad siempre nos ha preocupado y perduran muchos mitos en torno a ella, por ejemplo arrojar arroz a los novios, símbolo de la fertilidad. De un modo u otro, la infertilidad afecta a un 10% de la población. Numerosas investigaciones nos indican que el porcentaje de parejas que se quedan embarazadas después de adoptar no supera a las que lo hacen sin adoptar. Incluso algunas investigaciones hallaron que la proporción de embarazos entre las parejas que adoptan es menor. En suma, adopte si lo desea, es una buena opción, pero no espere que ello favorezca la posibilidad de quedarse embarazada.

2 En Luna llena nacen más niños

Pues no es así, la Luna llena es preciosa, y la usamos de excusa para muchas cosas, pero los niños no nacen atraídos por su mágica llamada, qué le vamos hacer. Un estudio reciente con más de medio millón de nacimientos así lo confirma. De nuevo aquí la percepción selectiva es la clave, uno se recuerda de un caso ocurrido en Luna llena y lo generaliza, olvidando los casos ocurridos con otras lunas. Por cierto, la Luna llena tampoco influye en el número de crímenes, o en las visitas a las urgencias de los hospitales. Disfrutemos de la Luna llena, que no es poco, pero no le atribuyamos más responsabilidades de las que tiene por naturaleza.

3 Dejar a los niños llorar hasta que se duermen puede perjudicar su desarrollo

De entrada tranquilidad, llorar un rato no perjudica a nadie de forma irreversible, a los niños tampoco, que son más fuertes y adaptables de lo que muchos piensan. Cómo dormir a los niños es un tema polémico donde los haya, con dos bandos enfrentados, los que creen que hay que dejarlos llorar hasta que se duermen, y los que abogan por cogerlos y arrullarlos a las primeras de cambio. ¿Quién tiene razón? Todos un poco, el problema de fondo es que dormir autónomamente no es un hecho natural, los niños tienen que aprenderlo, como tienen que aprender otras muchas cosas, por ejemplo, a estar callados y atender en clase, a comer a las horas, a no morder a sus compañeros, a escribir, a comportase en sociedad, en suma, tienen que civilizarse, y eso requiere canalizar los instintos básicos. ¿Recuerdan aquello de que la cultura es represión? Pues por ahí van los tiros. Los padres pueden adoptar una u otra estrategia para dormir a sus hijos, pero deben hacerlo con la tranquilidad de que ninguna de las estrategias que utilicen va a perjudicar el desarrollo futuro de sus hijos. Es obvio que los padres son importantes para la crianza de sus hijos, pero algo menos de lo que creen, los hijos también cuentan. Según la afamada psicóloga Judith Harris, en la adolescencia los amigos y compañeros son más relevantes que los padres, así que no va descaminado el dicho clásico de dime con quién andas y te diré quién eres.

4 Mojar la cama por la noche es indicador de problemas emocionales serios

Es un error sin fundamento asociar el mojar la cama con problemas emocionales serios de los niños. De nuevo a nuestros niños les pedimos cosas para las que la especie "Homo sapiens" no estaba diseñada, de repente exigimos que los niños estén toda la noche secos, esto es relativamente nuevo, y de hecho en muchas culturas no lo exigen tan radicalmente. Tienen que aprender a controlarse, y unos lo hacen más rápido que otros, es todo, no metamos los problemas emocionales en esto. A veces la incontinencia nocturna (enuresis) tiene un origen médico que hay que diagnosticar y remediar, pero en la mayoría de los casos se trata de aprender a controlarse, lo cual es muy sencillo y cualquier psicólogo en unas pocas sesiones lo soluciona mediante un aparato de alerta nocturna. Los estudios científicos recientes indican que los niños con incontinencia nocturna no manifiestan más problemas emocionales que el resto. Esto tienen que tenerlo claro los padres, para no hacer precisamente de ello un problema y condicionar negativamente el desarrollo de sus hijos.

5 Los hijos únicos son unos egoístas y unos tiranos

Esta falsa creencia es un clásico y está muy extendida, apareciendo el estereotipo de hijo único malcriado en numerosas películas y series de televisión, incluso algunos profesionales y profesores lo tienen por cierto. El caso es que hay hijos únicos de todo tipo, buenos, malos y regulares, y si algunos son egoístas y tiranos no es porque sean únicos, sino porque sus padres los educan de aquella manera, así que el problema está en los padres, no en la singularidad del hijo. Los estudios recientes sobre el tema indican que las características de personalidad de los hijos únicos no son diferentes de otros de sus compañeros con distinto número de hermanos, siendo tan populares entre sus compañeros como el resto de los niños. Si esto es así, cabe preguntarse por qué está tan extendido el mito de los hijos únicos, para cuya explicación suele acudirse al sentido común, pero éste no es suficiente para hacer ciencia. Hay que desterrar un mito que puede perjudicar al propio hijo único y a los padres, todos los niños son únicos para sus padres.

6 El divorcio arruina la vida de los hijos

Falso, el divorcio en sí no perjudica en absoluto las vidas de los hijos, otra cosa es que algunos padres los utilicen como munición en sus guerras, pero no es el divorcio el causante, son los padres inmaduros e irresponsables. Es evidente que una pareja con unas relaciones pésimas perjudica mucho más a los hijos que un divorcio llevado a cabo de forma civilizada. Son las relaciones conflictivas de la pareja las que generan los problemas, no el divorcio, que en algunos casos puede incluso resultar beneficioso, liberando a los hijos de una situación familiar altamente estresante. A los niños hay que explicarles de forma clara y transparente, según su edad, las razones del divorcio, y hacerlo de forma natural, sin culpables ni acusaciones, son más fuertes de lo que se cree y lo superarán sin mayor problema. Es importante desterrar este mito de la sociedad para evitar que se mire y enjuicie a los hijos de personas divorciadas de distinto modo, y para que ellos mismos no se perciban diferentes.

7 Las guarderías perjudican la relación entre padres e hijos

Esta idea errónea está instalada en el ideario de muchos padres y familiares, quienes piensan que los niños pequeños están mejor en casa con padres, familiares y cuidadores varios que en la guardería o escuela infantil. No sólo no es así, sino que las investigaciones más recientes indican lo contrario, la guardería aporta muchas ventajas tanto para los niños que acuden a ellas como para sus padres, potenciando las relaciones y el apego familiar. Que uno de los progenitores, generalmente la madre, tenga que interrumpir su carrera profesional para quedarse en casa a cuidar a su hijo no va a beneficiar en nada ni la economía de la familia, ni a su satisfacción personal, y en consecuencia perjudicará las relaciones entre la pareja y de ésta con los hijos. También está muy extendida la idea de que los niños que van a escuelas infantiles se ponen más enfermos, lo cual puede ser cierto al principio, pero a la larga enferman menos, seguramente debido al efecto de la inmunización que se produce. En suma, los padres pueden llevar o no sus hijos a una escuela infantil, es su decisión, pero si lo hacen tengan la seguridad que nada malo va a sucederles, todo lo contrario.

8 La personalidad de los hijos depende de su orden de nacimiento

Habrán oído muchas veces que el primer hijo es concienzudo, fiable y trabajador, los intermedios son negociadores y algo vagos, y los últimos son sociables, extrovertidos y espontáneos. Pues nada de nada, puro mito, esta idea de que el orden de nacimiento de los hijos influye en su personalidad no tiene ningún fundamento científico serio. El orden de nacimiento no explica nada importante, hay que buscar razones más sólidas.

9 Cuantos más deberes se pongan para casa mejor

Muchos padres y profesores están instalados en la idea de que cuantos más deberes se manden para casa a los estudiantes mejor. Sin embargo, las investigaciones recientes indican que esto no es así de simple, los deberes son una importante herramienta para ayudar a los estudiantes a alcanzar los objetivos académicos y personales, pero como cualquier otra herramienta hay que usarla con tino. Más que la cantidad de deberes, lo importante es cómo los hacen los estudiantes y qué tipo de deberes asigna el profesor. Por ejemplo, para estudiantes de 13 o 14 años una hora de deberes diaria tendría que ser suficiente por término medio, siempre hay variaciones individuales. Esos deberes no tienen que ser meras repeticiones monótonas, sino que deben suponer algún reto y novedad para el estudiante, y debe hacerlos por su cuenta, ayudas externas las justas y cuando sean estrictamente necesarias. Y un mensaje claro a los profesores, si no los van a corregir y a dar información sobre ellos a los estudiantes, mejor no los pongan.

10 Los trastornos de atención y la hiperactividad son daños cerebrales

Falso. Algunos niños tienen dificultades para concentrarse, no focalizan su atención, y no paran, son hiperactivos. Esto es normal, al fin y al cabo son niños cargados de energía a los que se pide que estén callados, concentrados y quietos, lo cual es antinatural, esta situación no estaba prevista en el programa de nuestra especie, que en tiempos no muy lejanos seguramente se benefició de estas conductas hoy penadas. Los casos más extremos hacen muy difícil la labor de profesores y padres, así que desarrollan estrategias para enseñar a estos niños a encajar en los moldes que exigen la escuela y la sociedad actuales, y en general lo consiguen de forma razonable. Hay una idea errónea muy extendida, que considera que estos niños tienen un problema en su cerebro, no hay tal, su problema es de conducta, no neurológico, como bien explican los profesores de la Universidad de Oviedo Héctor González Pardo y Marino Pérez en un excelente libro sobre el tema. El cerebro es una máquina fantástica, que con un 2% de nuestro peso corporal gasta el 15% de nuestra potencia cardiaca, consume el 20% del oxígeno que usamos y el 25% de la glucosa. Pero el cerebro no segrega la conducta cuan vulgar glándula secretora, la conducta de las personas es compleja y depende de muchos factores, entre ellos el cerebro, por supuesto, pero es una simpleza el pensar que todo lo que hacen las personas emana directamente de su cerebro. Además, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, el cerebro depende de lo que hagamos, es entrenable, se modifica al aprender, así que en cierta medida somos responsables de nuestro cerebro. Ayudemos a estos niños a integrarse, pero no les pongamos la etiqueta del daño cerebral, puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Queden ahí esos diez mitos sobre la crianza de nuestros hijos, esperando que les ayuden entender algo mejor el complejo mundo de los humanos. Quienes estén interesados en saber algo más sobre el asunto pueden consultar la abundante literatura sobre el tema, y en especial el libro de Jupp y Jewell, publicado por la editorial Wiley y del que hemos tomado varios de los mitos comentados.

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