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La "fórmula Masaveu"

La "gestión prudente", la internacionalización y la potencia financiera han permitido al grupo capitalista asturiano atravesar la crisis sin cierres, mantener el empleo y tomar nuevas posiciones estratégicas

La "fórmula Masaveu"

Los 175 años de historia que tiene la Corporación Masaveu, el mayor grupo empresarial de titularidad familiar de la región, están salpicados por numerosas crisis de diferente ámbito, incluidas la Gran Depresión de 1929 y sus repercusiones globales, la revolución obrera de 1934, la Guerra Civil española y su durísima posguerra, y las mutaciones que en la Asturias de la segunda mitad del siglo XX condujeron al ocaso de gran parte de la burguesía que había detentado el poder industrial y financiero durante un siglo. El conglomerado capitalista que empezó en 1840 con el emigrante catalán Pedro Masaveu Rivera y un comercio textil en Oviedo y que hoy preside su tataranieto Fernando Masaveu Herrero, titular de la mayor fortuna de Asturias, también ha sobrevivido a los acontecimientos económicos de estos últimos años, y lo ha hecho conservando los negocios que son el cimiento del grupo, sin apenas recortes de empleo y aprovechando su fortaleza financiera para tomar nuevas posiciones en la banca y en la energía.

El acuerdo del Consejo de Gobierno que concede la medalla de oro del Principado a Corporación Masaveu subraya el conjunto de su trayectoria, si bien pone el acento en cómo se ha conducido durante la Gran Recesión. ¿Cuál ha sido la "fórmula Masaveu" en estos años? En los informes de resultados de la dirección, sean actuales o anteriores a la crisis, se ha utilizado con mucha frecuencia la expresión "gestión prudente del negocio", imprescindible para alcanzar la longevidad excepcional de esta corporación familiar. Máxime porque la base industrial de los Masaveu es la fabricación de cemento, una de las actividades más expuestas a las variaciones del ciclo económico. En este tiempo de crisis, el consumo nacional se hundió el 80% y las ventas de las fábricas de la Corporación Masaveu (Aboño y Tudela Veguín, en Asturias, y La Robla en León) lo hicieron el 70% respecto a 2007 y los ejercicios precedentes, cuando la combinación del "boom" inmobiliario y la ingente inversión pública en infraestructuras había reportado a los Masaveu facturaciones históricas (424 millones de cifra de negocio en 2007).

Lo que ocurrió en los años siguientes condujo al sector cementero español a cierres de fábricas y a centenares de despidos. Masaveu Industrial, la sociedad que engloba los negocios de cemento y derivados del grupo, ha sido una excepción. Las fábricas mantuvieron sus plantillas, salvo los ajustes por jubilaciones, y tampoco se produjeron recortes salariales severos, más allá de una mayor moderación en los convenios colectivos que se fueron negociando, sin más tensión que un paro en Tudela Veguín en junio de 2010, el primero en 112 años de historia de la fábrica.

Masaveu sujetó el negocio y el empleo optimizando costes y diversificando mercados y productos. En los años inmediatamente anteriores a la crisis, la corporación había ampliado su flota de buques cementeros (tres) con la construcción de uno nuevo, el "María Cristina Masaveu", encargado a los astilleros gijoneses de la antigua Juliana y acabado en el cántabro de Astander por las dificultades de los primeros. El equipo directivo pensaba ya entonces en la exportación como una alternativa al presumible retroceso de la obra pública en los ejercicios venideros en las regiones españolas donde opera principalmente (Asturias, Galicia y Castilla y León), donde había suministrado el cemento para proyectos de la dimensión de la variante ferroviaria de Pajares o la ampliación de El Musel). Después de 2008, la flota de Masaveu, antes dedicada a mover mercancías entre los puntos de expedición del propio grupo, fue utilizada para poner el cemento fabricado en Asturias hasta en treinta países. Las exportaciones, que en 2008 representaban el 8% del negocio, han pasado a rondar el 20%.

La estrategia incluyó inversiones en las plantas y, también, la reorientación de la actividad de filiales de productos transformados como Morteros Tudela Veguín. Y los Masaveu, ya con intereses e inversiones en numerosos países, internacionalizaron su división industrial mediante una alianza con el grupo brasileño Ferroeste que supuso la compra del 50% de Cimento Verde do Brasil, S. A., titular de una planta cementera.

Esa operación, como el conjunto de la estrategia para sostener la matriz industrial y su empleo (900 puestos de trabajo, el 70% en Asturias), fue posible por la "privilegiada posición de solvencia" de la corporación, según otra expresión utilizada en documentos del grupo. Masaveu se adentró en la crisis con una ausencia casi total de endeudamiento y una disposición de tesorería de 450 millones de euros. Potencia financiera que revela una gestión contenida de los importantísimos rendimientos obtenidos durante el ciclo de expansión tanto de los principales negocios de la corporación (industriales, inmobiliarios, sanitarios, vitivinícolas y de explotación de aparcamientos) como de los ingresos cosechados con las inversiones financieras. Entre ellas, sus participaciones accionariales en la banca (Santander y Bankinter, sobre todo) y en la energía (Energías de Portugal, EDP).

La comentada disposición de liquidez, reconocida por el propio grupo como una seña distintiva del estilo de gestión, mantuvo firmes los cimientos industriales y también colocó a los Masaveu en situación de buscar oportunidades de inversión. "La Casa", como se ha conocido entre los empleados a este emporio capitalista de propiedad familiar, miró de nuevo hacia los sectores financiero y energético, indisociables de la trayectoria de los Masaveu.

En 2005, Hidrocantábrico (HC), ya entonces controlada por el grupo luso EDP, incorporó como miembro del consejo de administración a Fernando Masaveu Herrero. Fue unos meses antes de que el fallecimiento de Elías Masaveu Alonso del Campo, quinto presidente del grupo, precipitara la llegada del mayor de sus hijos ("el hereu") al liderazgo de la dinastía. La corporación, que en 2001 había vendido con grandes plusvalías la participación que históricamente tuvo en HC, entró en el capital de Energías de Portugal y realizó nuevas compras de acciones años después, hasta alcanzar el 1,17% del capital.

La implicación de la corporación en EDP dio un salto en 2013. Fue uno de los dos mayores movimientos que protagonizaron los Masaveu durante la crisis, y ambos mediante acuerdos con Liberbank, el banco liderado por Cajastur. En el contexto de la bancarización de las cajas de ahorros y de la venta de participaciones empresariales que protagonizó el sector, Masaveu y Liberbank, titular del 5% de EDP, alcanzaron un pacto para unir sus participaciones en la eléctrica lusa. El acuerdo alumbró la creación de Oppidum, una sociedad de cartera titular del 7,19% de EDP (valorado en casi 800 millones de euros) en la que los Masaveu tienen la mayoría accionarial (53%). El clan familiar se convirtió así de hecho en uno de los accionistas de referencia de la multinacional portuguesa. En 2013 obtuvo de ella unos ingresos por dividendos de 35 millones.

Aquel acuerdo coincidió con otra operación de gran calado: también en 2013, Masaveu empezó a comprar acciones en Liberbank, que ese año salió a Bolsa. En mayo de 2014, y a través de la ampliación de capital que el banco pilotado por Manuel Menéndez realizó para reforzarse, la corporación asturiana se hizo con el 5%, convirtiéndose también aquí en uno de los principales accionistas privados. Quedó de manifiesto cómo la relación con Liberbank ha sido otra de las claves de la "fórmula Masaveu" durante esta crisis.

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