La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Enemigas del WC

Las toallitas húmedas que se tiran al inodoro provocan atascos en las depuradoras porque, a diferencia del papel higiénico, su estructura no se rompe

La venta de toallitas húmedas crece exponencialmente. Las hay para bebés, desmaquillantes faciales, higiene íntima, limpieza de muebles, cristales, gafas... España, Europa y el mundo occidental en general consumen toneladas de estos paños, que generalmente terminan en el inodoro, provocando problemas en las depuradoras. Frente al papel higiénico, que se rompe y llega disgregado a las redes de saneamiento, las toallitas mantienen su estructura intacta. En caso de romperse, se deshilachan, se trenzan entre sí o enroscan con otros residuos y provocan grandes atascos.

La comodidad de usar y tirar las han convertido en un producto cada vez más consumido. Las de bebés, para limpiarlos coincidiendo con el cambio del pañal, se llevan la palma. De hecho, en 2014 se vendió en España la nada desdeñable cifra de 43 millones de paquetes. Ante la aceptación de este artículo infantil, los fabricantes encontraron en él un nicho de mercado y comenzaron a aparecer otros modelos para los adultos, igualmente destinados a la higiene o limpieza.

El problema de este consumo generalizado se produce cuando se tiran al váter y no a la papelera. Causan un daño grave a los sistemas de desagüe, al medio ambiente y también a los bolsillos de todos los ciudadanos, ya que cuestan millones de euros anuales en depuración de agua.

Algunas cifras indican que la presencia de toallitas húmedas usadas en las playas británicas aumentó un cincuenta por ciento en el último año. Se dice que la ciudad de Nueva York gastó más de 18 millones de dólares en resolver problemas en sus plantas de tratamiento de aguas a causa de estas toallitas. Y hace unos años, en Ecuador, una empresa de agua pública pidió a los ciudadanos que no las arrojasen al inodoro por los problemas que estaban generando en las estaciones depuradoras. Toallita a toallita, el problema se multiplica.

Los fabricantes de las toallitas húmedas, que a pasos agigantados están ganando la batalla al agua y jabón, las presentan como responsables y respetuosas con el medio ambiente al estar fabricadas con materias primas naturales de origen orgánico, no blanqueadas con cloro, libres de dioxinas y colorantes y biodegradables, con lo que pueden por lo tanto desecharse incluso a través del váter. En este sentido, la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento señala "que si bien y efectivamente son productos biodegradables, este comportamiento se produce tras un determinado tiempo de residencia en el agua, por lo que a los sistemas de saneamiento llegan tal cual se tiran y debido a las características físicas del producto, con gran superficie y poder de absorción, se potencia la posibilidad de quedar atrapadas por cualquier rugosidad del colector, pequeños obstáculos depositados en ellos (piedras, raíces...) o en tramos del colector con poca pendiente o con ángulos pronunciados, o en los propios bombeos de las redes de saneamiento".

El resultado es que con el tiempo, añaden, se van produciendo acumulaciones y tapones de considerable tamaño que en días de fuerte aumento de caudal son arrastrados hasta las estaciones depuradoras de aguas residuales, generando problemas en los elementos de elevación y compactación de las instalaciones, daños en los sistemas hidráulicos y, por consiguiente, una mayor incidencia en el día a día de la explotación de la depuradora con considerables sobrecostes técnicos y económicos asociados.

Compartir el artículo

stats