La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SIGLO XXI

El "sidroturismo" espalma en Asturias

El sector y los expertos proponen una marca específica para los llagares que hacen visitas guiadas a sus instalaciones con catas, cursos de escanciado, talleres infantiles y gastronomía tradicional

Un hombre escancia un culete en la fiesta de la sidra de la calle Gascona de Oviedo. miki lópez

Visitas guiadas a una pomarada y a un llagar tradicional con degustaciones de quesos asturianos y sidra espichada de los toneles. Después, cursillo de escanciado y un menú a base de fabada y escalopines de buey al cabrales. 32 euros por persona. Es la propuesta de uno de los todavía escasos llagares asturianos que abren camino al "sidroturismo", sector que está en pañales en la región pero que dispone de un gran potencial de desarrollo a juicio de todos los expertos consultados. El espejo está en el vino. Más de 2,1 millones de personas visitaron a lo largo de 2014 las bodegas y los museos de las rutas españolas ligadas a esa bebida, lo que supuso un incremento del 25% respecto al año anterior y permite doblar las cifras que se registraban hace apenas una década. El volumen de negocio anual del enoturismo supera los 42 millones de euros, sin sumar los ingresos de los establecimientos hoteleros y de restauración ajenos a las bodegas.

El vino español ha logrado desarrollar en torno a él un modelo de turismo que tiene como ventaja añadida la desestacionalización de la oferta. La cuestión es si también podrá hacerlo la sidra, aunque sea de una forma más modesta. "Lo tenemos todo para que esa misma gente que se ha interesado por el enoturismo venga a Asturias a disfrutar de la sidra y de su cultura", asegura David M. Rivas, profesor titular de Estructura Económica en la Universidad Autónoma de Madrid y autor del libro "La sidra asturiana: bebida, ritual y símbolo".

"El denominado turismo de experiencia no es una simple moda pasajera, como demuestran los casos del vino en varias partes de España o del whisky en Escocia, y quienes lo practican suelen tener un alto poder adquisitivo. Desde luego, no estamos hablando de alpargata", añade el economista gijonés, convencido de que los llagares y el turismo rural asturiano tienen ante sí una "gran oportunidad" para obtener interesantes suplementos de renta. Además, con el aliciente añadido de que el grueso de las labores del llagar se realiza durante el otoño y el invierno, dos estaciones en las que la afluencia turística flaquea.

Los llagares asturianos que mantienen una oferta de "sidroturismo" continuada y de cierta entidad se cuentan con los dedos de la mano. Y ello pese a que va claramente al alza, según María Jesús Rilla, copropietaria de Sidra Castañón (Quintueles), una de las firmas que trabajan en este tipo de actividades. En su caso, suma unas 3.500 visitas anuales al llagar. La inmensa mayoría, nueve de cada diez, procede de otras comunidades autónomas españolas, aunque Rilla ya se está abriendo camino en el extranjero a través de acuerdos con agencias de viajes internacionales. La presencia de asturianos es poco más que testimonial.

La visita guiada al llagar de Castañón tiene una duración aproximada de 45 minutos y permite conocer todo el recorrido que sigue la manzana desde que llega de la pomarada hasta que, convertida ya en sidra, sale embotellada con rumbo al chigre. Incluye una degustación de sidra espichada del tonel. A quienes quieren ir un poco más allá se les ofrece la posibilidad de acudir a una cata de diferentes tipos de sidra, bajo la supervisión de un enólogo profesional, para conocer los aromas y sabores que permiten disfrutar más de una bebida muy rica en matices.

"No nos podemos comparar con las grandes zonas españolas del vino, como pueden ser, por ejemplo, la Rioja o la Ribera del Duero, donde hay auténticas multinacionales del sector, pero sí que se pueden llevar a cabo muchas iniciativas en torno a la sidra y a su cultura", asegura Rilla, que reclama del Gobierno del Principado un "impulso" a este aún incipiente sector con la creación de un producto turístico específico y una "promoción conjunta", para ir todos en la misma dirección y no cada uno por su cuenta.

Compartir el artículo

stats