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Contaminación y cambio

Contaminación y cambio

Una de las preocupaciones más importantes de la OMS, tal como nos expresó María Neira en su reciente visita privada a Oviedo, es la contaminación atmosférica. China quizá sea el país más afectado. Su política económica, con la introducción de un sistema capitalista singular, produjo grandes cambios sociodemográficos. Un sistema tan agresivo, que está produciendo una fractura cultural y social, suponía que debería afectar a la salud. Sin embargo, las estadísticas de mortalidad muestran una espectacular mejora, con el único borrón en las enfermedades respiratorias. Se atribuye a la creciente contaminación atmosférica. Esta hipótesis tiene una demostración empírica en un experimento natural. El Gobierno chino decidió en 1950 proporcionar carbón gratis a los residentes del Norte, los del Sur, con un clima más benigno, no lo recibían. Mediante sofisticados métodos matemáticos, el grupo Greenstone, del Massachusetts Institute of Technology, encontró que la concentración total de partículas es el 55% más alta en el Norte. Eso produce una pérdida media de 5,5 años de vida por persona debido a enfermedades cardiorrespiratorias. El mismo grupo calcula que en la India, otro país que evoluciona rápidamente apoyándose en el consumo de combustibles fósiles, pierde por la contaminación una media de 3 años por persona. Es lógico que la OMS esté preocupada, más aún porque son los países pobres y aquéllos que luchan por salir de la pobreza mediante el mismo modelo de industrialización que siguieron los ahora países ricos, los que más sufren las consecuencias de la contaminación. En EE UU, por poner uno de los países más contaminantes y más reticentes a controlar las emisiones, desde que en 1970, merced a la presión de la sociedad, principalmente preocupada por el escandaloso estado de la atmósfera de Los Ángeles, el famoso "smog", se establecieron leyes de aire limpio y otras medidas anticontaminación, se ha ganado una media de 1,6 años de vida; en las áreas tradicionalmente carboneras, hasta 5 años, lo mismo que se pierde en China. África también sufre los efectos de la contaminación. Tenemos pocos datos porque los más afectados son los pobladores de aldeas que emplean madera y estiércol para cocinar y calentarse dentro de las chozas sin ventilación. La combustión de la madera, al contrario de lo que muchos piensan, es muy contaminante, mucho más que el petróleo y también en general que el carbón. Niños y mujeres se exponen masivamente a los humos cargados de partículas y contaminantes químicos. Cuánto reducen su salud, ya deteriorada por la dieta insuficiente, la infestación parasitaria y la contaminación del agua y los alimentos, es difícil de calcular.

Asturias tenía la menor mortalidad infantil y las expectativas de vida más altas de España en la segunda mitad del siglo XIX. A lo largo de las primeras décadas del XX la salud de los asturianos se fue deteriorando hasta que ya en la segunda mitad pasó a ocupar uno de los últimos lugares, situación en la que aún se encuentra. Pero este deterioro afecto únicamente a los hombres porque las mujeres gozan en Asturias de una excelente salud, medida en expectativa de vida, no tanto si se ajusta por calidad, pues ellas padecen, o declaran, más enfermedades crónicas y limitaciones funcionales. La mayor mortalidad en Asturias por cáncer y enfermedades cardiovasculares entre varones se ha atribuido a la exposición a tabaco y alcohol y a una dieta menos saludable que la de las mujeres. Menos examinada, por no contar con datos suficientes, es la responsabilidad de las exposiciones laborales, tan importantes en la Asturias del siglo XX. ¿Cuántas enfermedades y muertes se pueden atribuir a la contaminación atmosférica? El medio ambiente de Asturias soportó, y aún soporta en algunos lugares, la emisión de partículas y algunos gases producida por la industria pesada, que se suma a la que arrojan a la atmósfera los tubos de escape y las chimeneas domésticas. Se observa que la esperanza de vida en las dos cuenca mineras, Caudal y Nalón, es la más baja de Asturias, tanto en hombres como en mujeres, de manera notable destaca la pérdida de 1,5 años en el Nalón en 2013. Sin embargo, en Avilés la esperanza de vida es la de la media asturiana. No es la contaminación actual la que pudo haber producido estos problemas de salud, para que se afecte se necesitan muchos años de exposición. Y aunque no tengo datos a mano ahora, recuerdo el problema que sufría la cuenca del Nalón en las últimas décadas del siglo XX. Avilés no le iba a la zaga. Las cosas han mejorado, tanto por la aplicación de regulaciones ambientales como por la crisis industrial. Pero el centro de Asturias, la denominada Ciudad Astur, sigue siendo la región de España que más veces supera los límites establecidos de contaminación.

Tengo la confianza en que pronto se reforzarán las políticas contra el cambio climático. EE UU manifiesta su intención de endurecer la regulación de emisiones y China ha anunciado una multimillonaria inversión para controlar la contaminación. A España, que no es ejemplar en Europa en política ambiental, no le va a quedar otro remedio que mejorar. Una mejora que agradeceremos todos y los asturianos en particular.

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