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MARÍA ESTHER FERNÁNDEZ GARCÍA | Fiscal Superior del Principado de Asturias

"Las denuncias por corrupción ante la Fiscalía son un arma política arrojadiza estupenda"

"Cuando la economía era boyante, se miraba para un lado; luego, cuando llegó la crisis, empezaron a denunciarlo todo 'por si acaso' "

María Esther Fernández García, en su despacho del edificio del Tribunal Superior de Justicia. maría gómez

María Esther Fernández García (Gijón, 1959) es la primera mujer que ocupa el cargo de Fiscal Superior del Principado de Asturias. Lleva dos años en el puesto y ha marcado un estilo directo, rigurosamente profesional. Es mucho más amable, y hasta jovial, de lo que en principio pudiera parecer. Diríase que es de esas personas que siempre gustan de llamar a las cosas por su nombre. Tiene un gesto geniudo, pero una sonrisa luminosa que aflora también en los ojos. Es uno de los cerebros jurídicos que estuvo detrás del libro blanco que proponía una reforma judicial para, entre otras cosas, otorgar a los fiscales la instrucción de los casos. En la reciente apertura del año judicial en Asturias clamó contra la falta de medios del ministerio público y contra el aluvión de denuncias ante la Fiscalía por corrupción que, en el fondo, esconden pura guerrilla política.

-Incremento extraordinario de denuncias por corrupción, ¿es psicosis de la gente con el tema o que el sistema ya rebosa de porquería?

-Han aumentado muchísimo. Pero no nos estamos encontrando con casos nuevos. No es que haya ahora más que antes. Es que por fin están saliendo a la luz. Desde el punto de vista jurídico no le puedo dar un motivo de ese aumento. Sí puedo tener una opinión como la de cualquier ciudadano.

-¿Y cuál es?

-No hay más que ir a la calle. Cantidad de veces, en época electoral, escuchamos: fulanito llevó mucho, pero también hizo mucho por el pueblo. Lo he oído en todas las ciudades por las que he pasado. Cuando la economía era boyante y había para todos, parece que se miraba un poco hacia un lado. Si había alguna actividad no todo lo correcta que debiera ser, no se miraba tan exhaustivamente por los que estaban en contacto con ella. Y no había esa denuncia. La crisis propició que se empezara a mirar todo más con lupa: en qué se gastaba y cómo se gastaba el dinero público. Primero, porque era menos. Segundo, porque la obtención de ese dinero público extra para tapar determinados agujeros económicos en nuestro sistema fue a costa de un gran sacrificio por parte de todos. Nos costó mucho. Ahí empezaron esas primeras denuncias. ¿En que momento nos pasamos a la...?

-¿A la psicosis?

-No, a una sensación de corrupción generalizada. Los casos fueron tan graves e impactantes, golpearon tanto a la sociedad cuando afectó a personas presumiblemente intachables, que hasta llegamos a dudar de quien teníamos al lado. Y entonces empezó esa avalancha de denunciarlo todo "por si acaso". Hubo momentos en los que se pretendía que en la Fiscalía hiciéramos verdaderas auditorías de todas las instituciones. Y eso no es función del fiscal. No nos pueden llegar denuncias del tipo: "Tal Ayuntamiento es corrupto". Oiga no, dígame hechos. Yo no puedo ponerme a analizar esa institución desde el momento que se creó para ver si es corrupta.

-¿Y a usted, como ciudadana, cuál fue el caso de corrupción que más le afectó?

-Todos. Todos me impactan. Me parece injustísimo.

-¿Nos engañaron o nos dejamos engañar?

-Quizá de todo un poco, ¿no?

-Entonces decía que los fiscales empezaron a ser vistos como una especie de supermanes contra los corruptos.

-Hay un momento donde las denuncias aumentan. Y es cuando hay cambio de Gobierno. El que llega al poder dice: yo no me quiero mojar con lo del anterior. Y denuncia todo lo del anterior "por si acaso". No vaya a ser que haya algo y luego digan que lo hizo él. Y entones los denunciados acuden a la Fiscalía diciéndonos: haga usted una auditoría y diga que todo estaba bien. Unos venían a por un salvoconducto de buen hacer en el pasado y otros venían a que hiciéramos la auditoría. Eso forma parte de un debate político y debería quedarse en eso.

-De lo que dice se deduce que las denuncias llegan cogidas con alfileres.

-Son muy genéricas. Decían: denuncio la corrupción en el Ayuntamiento de tal, denuncio la corrupción en el hospital. Y así no se puede ir. La denuncia tiene que basarse en unos hechos concretos.

-Y en esa lucha política, si ustedes investigan, malo, y si no investigan, peor.

-Me han llamado de todo. La Fiscalía protege al PSOE, la Fiscalía protege al PP. Durante las pasadas elecciones me pusieron de izquierdas, de derechas y también de mediopensionista. Ni yo sé ya lo que soy. A mí esto me recuerda a cuando éramos pequeños, nos suspendían y decíamos que era la profesora, que nos tenía manía. El año que va haber elecciones les digo a los fiscales: preparaos porque las diligencias de investigación se van a disparar. Es un arma política arrojadiza estupenda. Tal partido presenta una denuncia en la Fiscalía, tal otro denuncia también. ¿Qué interesa? Que salga en los medios y así generamos dudas. La corrupción es uno de los elementos fundamentales en la lucha política y se está utilizando este sistema con hechos que en la inmensa mayoría acaban archivándose. Si yo no encuentro indicios de delito, decreto el archivo. Pero cuando ocurre eso hay quien dice: archivas el caso en un momento en que no me interesa. Y lo critican. Me han criticado por hacerlo tarde y por hacerlo pronto. Y eso no puede ser. Un fiscal hace las cosas a medida que las va teniendo acabadas.

-Pero la leyenda dice que el fiscal siempre recibe una llamada de alguien del Gobierno para orientarle...

-Ésa es una leyenda que interesa mucho a algunos.

-¿Cuántas llamadas de ésas ha recibido usted?

-En mi vida. Nunca. Y llevo treinta años en la carrera. Jamás. En la última etapa del Gobierno anterior, con el "proyecto Caamaño" para la reforma de la ley procesal penal y el intento en esta legislatura de modificar esta ley, la intención de atribuir al fiscal la instrucción de los casos provocó una serie de reacciones. Los detractores hicieron piña, generando esa falsa creencia de que el ministerio fiscal está a las órdenes del Gobierno y, por lo tanto, no era bueno que el ministerio fiscal instruyera los casos. Les dio resultados. Hasta ahora, legislatura tras legislatura, se inicia ese proyecto y se vuelve a meter en un cajón. Somos los únicos de Europa que seguimos como seguimos. Pero todo este argumento a favor de la no imparcialidad del ministerio fiscal es un arma muy peligrosa. Pasar de ahí a decir que el fiscal está corrompido total y absolutamente es en lo que estamos en este momento. Y eso no le hace ningún favor a la administración de justicia. Aparte, es injusto con el trabajo que estamos desarrollando. Una mentira total y absoluta.

-¿Entonces ése es el origen de la leyenda negra?

-No lo sé, pero yo he visto que ha habido un boom a raíz de esa reforma procesal. Hasta entonces estábamos tan tranquilos. Pero en el momento en que hubo un proyecto, una intención de darle la instrucción de los casos al fiscal, empezaron a arreciar las críticas y atacaron al punto que consideraron que podía hacer más daño. Y realmente lo han hecho. La imparcialidad del ministerio fiscal está ultraprotegida en este país. El fiscal nunca actúa solo. Por lo tanto, no vale con dar un toque a un fiscal. Concretamente en Asturias, para hacer una corruptela tendríamos que dar un toque a 51 fiscales.

-Pero ustedes tienen un principio jerárquico. Si das a la cabeza responde todo el cuerpo.

-No. Ése es el error. Lo que es jerárquica es la organización interna. No la toma de decisiones. Y es lógico que haya un sistema jerárquico porque aquí no hay un fiscal en cada Juzgado. Aquí hay una Fiscalía y hay que organizar un trabajo. Pensemos en un hospital: ¿es que el director del hospital le dice al médico cómo se tiene que hacer la operación? No. Él organiza el sistema. El principio de unidad de actuación también puede dar lugar a este tipo de críticas. Pero ese principio trata de salvaguardar, proteger y tutelar la seguridad jurídica. Las leyes son únicas, pero la ley siempre tiene distintas formas de ser interpretada. Nosotros, con este principio de unidad de actuación, tratamos de que nuestra actuación sea idéntica ante cualquier tipo de dudas de interpretación de determinado concepto que no esté claro. No se impone la interpretación del superior, eso va a una junta y la mayoría de la junta decide cuál es el criterio, la interpretación más lógica y más acorde a derecho. Y a partir de ahí nos vincula a todos.

-En la era de la lucha contra la corrupción a la Fiscalía le faltan medios. Usted lo denunció en su discurso de la apertura del año judicial.

-El ministerio fiscal es un órgano con personalidad jurídica propia integrado con autonomía funcional en el Poder Judicial. Esto suena muy bonito, pero no puede quedar en una declaración de buenas intenciones. Una institución tiene que tener un cierto margen de actuación presupuestariamente hablando para que esa autonomía sea cierta, dependa del Estado o de las comunidades autónomas. Lo único que estoy pidiendo es la singularización presupuestaria: que dentro del Presupuesto digan qué dinero destinan al ministerio fiscal. Creo que es bueno. Es un ejercicio de transparencia desde el punto de vista de la propia Administración. Y es transparencia para que el ciudadano sepa lo que costamos, en qué se emplea su dinero. La única manera de garantizar nuestra autonomía es ésa. Pero no podemos en estos momentos. Al no haber singularización presupuestaria, no sabemos qué dinero se destina a la Fiscalía. Deberían dejarnos una cierta autonomía para poder organizarnos nosotros con ese dinero. Es lo que se lleva reclamando.

-Por lo que dice, es como si una persona trabajase y no supiera cuánto va a cobrar a finales de mes...

-Yo nunca sé si toca modernizar ordenadores; no tengo ni idea si toca pintar, no sé.

-¿Un fiscal se puede encontrar con que aparece un ordenador nuevo en su mesa y no sabe de dónde ha venido?

-Pues prácticamente. Bueno, ya me gustaría que vinieran ordenadores. Aunque venga del cielo. Como no hay singularización presupuestaria, no lo sabemos.

-¿Pero es tan difícil?

-Pues debe de serlo. Llevamos peleando por ello. Decir qué parte de luz gastamos dentro de los edificios judiciales pues puede ser difícil decirlo, pero que se diga cuánto cuestan los funcionarios, el material que tiene la Fiscalía, no me parece tan difícil...

-Y el Principado, ¿qué les dice?

-De momento seguimos en ello.

-Pero usted, además de no saber cuánto dinero le corresponde a la Fiscalía, también asegura que tiene pocos medios.

-Ahí hay dos grandes bloques. Medios personales y medio materiales. En personal, en toda España este tema es duro. La proporción entre fiscales y funcionarios es mala. Hay más fiscales que funcionarios. Eso no se da en ningún tipo de empresa. Hay más jefes que indios. Hay más para mandar que para ser mandado. Al final acabamos nosotros haciendo mucho del trabajo del funcionario. Es antieconómico. Yo estoy empleando mi tiempo en hacer una función que cuesta equis, pero me la están pagando a un salario muy superior al de la función pública. Si yo estoy pegando sobres o poniendo sellos...

-¿Lo hacen?

-Hacemos de todo. Se está pagando ese trabajo a precio de fiscal. Segundo, nosotros tenemos unas funciones que nos mandan hacer, a nivel interno, que nos las marca un estatuto orgánico del ministerio fiscal. Pero los medios para hacer eso nos los tiene que proporcionar la autonomía a la que está transferida la competencia. Con los funcionarios que tengo hay muchas cosas que tengo que hacer y no puedo por falta de personal. Además, todo el sistema de interinidades es lentísimo. La normativa te dice que si un funcionario se pone enfermo no nombras un interino en los dos primeros meses de baja. Dos meses es muchísimo tiempo. ¿Y su trabajo quién lo hace? Otro caso: un funcionario que pide un permiso sin empleo y sueldo no se nombra interino para ese puesto, pero la decisión de concederle o no esa petición corresponde al Principado, que es de quien dependen administrativamente. Como te coincidan varios funcionarios enfermos en la Fiscalía, el papel se acumula... Y por la Fiscalía pasa todo el papel de todos los juzgados. Y se puede hacer un embudo en el registro de entrada. Y luego, tras pasar por el fiscal, hay que registrar la salida. Más problemas con medios personales: hay un proyecto de cómo debe organizarse de una oficina fiscal, hay que regular eso. Si se crea un Juzgado, automáticamente dotan de esos funcionarios. Pero si se aumenta una plaza de Fiscalía, eso no sucede. Nosotros hemos conseguido que se cree una plaza más de fiscal.

-¿Pero esa plaza no viene con "indios", con medios materiales y humanos?

-No. Yo tengo que buscarle un sitio donde meterlo, buscar una mesa, un sitio, un hueco y meterlo donde podamos. He tenido que llamar para que le mandasen una mesa y un ordenador.

-¿Y cuánto tardó en llegar la mesa?

-Pues ya estaba el fiscal aquí y aún no estaba la mesa, y el ordenador y todo lo demás. Paralelamente he pedido que nombren un funcionario nuevo, y no.

-¿Y de medios materiales?

-Nos lo tiene que proporcionar también en este caso el Principado. Yo no sé si antes había medios y ahora con la crisis hay menos. Estoy siendo muy comprensiva con la escasez, pero en reuniones que he ido teniendo con algunos encargados en esta materia les dije que hay una serie de reformas que no cuestan y se pueden hacer: establecer criterios, principios generales, de cómo han de ser esas dotaciones de medios. No podemos estar sin un criterio. O establecer cuándo el fiscal tiene que ser oído en alguna decisión que se vaya a tomar respecto a medios. Eso no cuesta.

-Tengo la impresión de que no le hacen ni caso entonces.

-No sé. Yo no dije nada.

-Pero el Principado anunció recientemente inversiones en la Justicia.

-Eso me gustaría a mí saber. ¿Usted sabe algo de esa inversión?

-Hombre, yo lo leí en LA NUEVA ESPAÑA.

-Yo desconozco si se va a hacer inversión, la cuantía y en qué se va a invertir; si de esa inversión nos toca algo o no nos toca algo. No lo sé.

-Me sorprende.

-Pues a mí más cuando lo leí.

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