La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un espíritu vuela a Sevilla

Cada vuelo del Boeing 717 "Asturias Spirit" desde el aeropuerto asturiano es un "baile" sincronizado de pilotos, sobrecargos, azafatas, operarios de mantenimiento, pasajeros y muchas normas de seguridad

Un espíritu vuela a Sevilla

"Tenemos muy buen tiempo, no hay problemas con el tráfico aéreo y nos dan Málaga como aeropuerto de alternativa para la ida y Santiago de Compostela para la vuelta". En una pequeña sala del aeropuerto de Santiago del Monte, el comandante José García analiza con el copiloto Estanislao de Mata los datos relacionados con el enlace de ida y vuelta entre Asturias y Sevilla que opera la compañía Volotea. Falta una hora para el despegue, programado para las seis de la tarde, y ambos profesionales, encargados del servicio, celebran lo que en el argot se conoce como un "despacho de vuelo", con LA NUEVA ESPAÑA de testigo. "Repasamos la planificación, la meteorología, las notificaciones del personal de Aviación, alguna cuestión relacionada con la normativa de seguridad o informaciones específicas para el día", explica García, aviador madrileño de 51 años de edad con más de tres décadas de experiencia. El mallorquín De Mata tiene 25 años y vuela desde hace dos.

La reunión de los pilotos es clave en la preparación del vuelo. Pero el operativo comienza dos horas antes del despegue, cuando llegan a la terminal los pasajeros más madrugadores. Con el servicio programado para las seis, Sonia Suco y Rocío Fernández Navarro, personal de tierra de Volotea, abren la oficina de información de la compañía a las cuatro. "Coordinamos todo lo que tiene que ver con la atención al cliente y con la venta de billetes", explica Suco, una ovetense que lleva 15 años en el aeropuerto, primero en Spanair y desde hace tres años en Volotea. El servicio a los viajeros, según Fernández Navarro, está integrado por cinco personas administrativos y por seis encargados de equipajes. Aunque Iberia y Vueling tienen más usuarios, Volotea es la compañía con más destinos en Asturias. En 2012, su primer año de actividad en la región, operó 180 vuelos. Este año llegará a 874. En diciembre estrenará su primera ruta internacional desde el Principado -a Venecia- y en 2017 abrirá otra a Munich.

Cuando levanta la persiana la oficina de información se abre también la facturación. Las agentes Sofía Fernández, Ángeles López y Montse Lázaro están al frente de este servicio para el vuelo de Asturias a Sevilla. Su labor se centra en la expedición de las tarjetas de embarque y en los equipajes más voluminosos. Las maletas facturadas son cada vez menos. Lázaro Ros, director general y cofundador de Volotea, que va a acompañar a este diario en el viaje a la capital hispalense, ofrece un dato elocuente. Para este avión hay 85 billetes vendidos y sólo 8 bultos en la bodega. El resto, equipaje de mano.

La tripulación de cabina tiene que estar en el aeropuerto una hora antes de la salida del avión. Hoy, la primera en llegar es la sobrecargo vallisoletana Patricia Lorenzo. Muy pocos minutos después aparecen las auxiliares de vuelo Cristina Moreno, madrileña afincada en Cudillero, y la ovetense Silvia Fernández. Como los pilotos, ellas mantienen un primer encuentro para conocer los detalles del servicio, repasar los procedimientos de emergencia y repartir el trabajo a bordo.

Concluidas las reuniones, los cinco integrantes de la tripulación suben al avión. No lo hacen donde los pasajeros, pero también pasan estrictos sistemas de seguridad, como otro usuario, incluyendo un moderno detector de explosivos. La nave de este viaje a Sevilla es el "Asturias Spirit", un Boeing 717 para 125 pasajeros, que está basado de forma permanente en Santiago del Monte.

Cuando los pilotos, la sobrecargo y las azafatas llegan al avión los recibe José Ignacio Marijuán, de la empresa a la que Volotea subcontrata el mantenimiento de la nave. "Está en perfecto estado para volar", asegura este técnico, que conoce el "Asturias Spirit" al dedillo. "Sólo con verlo ya me doy cuenta de si le pasa algo", afirma con cierta sorna. Aunque Marijuán ha realizado su chequeo, el comandante García también hace una inspección visual. El embarque de los pasajeros está previsto para las seis menos veinticinco. Previamente, hay que cargar el catering, servido por un restaurante de Santa María del Mar, y el combustible. ¿Cuánto? Marijuán afirma que "lo normal" es repostar unos mil kilos por hora prevista de vuelo.

A bordo de la aeronave, Cristina Moreno, Silvia Fernández y Patricia Lorenzo ponen en orden la cabina de pasajeros. Los pilotos repasan los planes del vuelo, las previsiones meteorológicas y comprueban que todos los dispositivos están listos para el despegue. De ser así, y justo antes de la llegada de los viajeros, el comandante García mantiene una última reunión con la sobrecargo y con las azafatas. Aunque todos son españoles se expresan en inglés. La meteorología es excelente, no hay congestión de tráfico ni en Santiago del Monte ni en Sevilla y el "Asturias Spirit" se encuentra en óptimo estado. Embarque. "Estamos listos, nos vamos", afirma García.

La sobrecargo y las azafatas reciben a los pasajeros y se encargan de que se acomoden con la mayor agilidad posible. Explica Patricia Lorenzo que si hay clientes con necesidades especiales -por ejemplo, en sillas de ruedas- embarcan los primeros, pero que una vez en destino son los últimos que se bajan. El acceso del pasaje a la nave se realiza con absoluta normalidad y a las seis, con puntualidad británica, el "Asturias Spirit" entra en la pista de despegue. Santiago del Monte tiene dos. Una hacia el playón de Bayas y la otra por la vaguada del otro extremo de la terminal. El comandante García apunta que se elige una u otra en función del viento.

Minutos antes del despegue, las azafatas realizan la habitual demostración de uso de los sistemas de seguridad. La sobrecargo Lorenzo rechaza que la mayor parte de los pasajeros no preste la más mínima atención a estas explicaciones. "Diría que más del 90% de los viajeros atiende", afirma

El "Asturias Spirit" se eleva sobre la vaguada. Asturias a sus pies. Luego, la ruta llevará al avión por Zamora, la zona Oeste de Madrid, Toledo y Bailén antes de llegar a destino. La duración estimada del vuelo es de una hora y veinticinco minutos, para tomar tierra en la capital hispalense poco antes de las siete y media de la tarde. El avión alcanza una altura de crucero de 10.700 metros y una velocidad de 850 kilómetros a la hora. El exterior la temperatura desciende hasta los 49 grados bajo cero.

Concluido el despegue, cuando la navegación se estabiliza, y una vez que el comandante ha saludado por megafonía al pasaje, da comienzo el servicio de catering. No hay mucho tiempo porque el viento de cola y la puntualidad en la salida hacen que antes de las siete ya se inicie el operativo para tomar tierra en Sevilla, donde el "Asturias Spirit" aterriza a las siete y diez de la tarde, quince minutos de adelanto sobre lo previsto. Como suele ser habitual en la mayoría de vuelos, numerosos pasajeros activan la voz y los datos de sus móviles antes de que la nave se detenga totalmente y abran las puertas. El comandante García y su tripulación inciden en la necesidad de que se cumplan unas normativas que "no se toman por capricho".

El aterrizaje en Sevilla es suave y agradable. El desembarco del pasaje también se realiza con absoluta normalidad. Sin embargo, el vuelo de vuelta va a sufrir un inesperado retraso que nada tiene que ver con la compañía. Un fallo en los sistemas informáticos de embarque del aeropuerto. Una demora de media hora. El protocolo para despegar de Sevilla es exactamente igual al de la salida de Asturias, incluyendo la demostración de seguridad. Además, en pleno vuelo, también se repite el catering, que se convierte en cena para un buen número de viajeros ya que el retraso hace que la llegada Asturias se prevea para el entorno de las diez de la noche.

El aterrizaje en Asturias, ya de noche, se realiza con las luces de la cabina de la pasajeros apagadas para cumplir con la normativa de seguridad. Explica el comandante García que, desde el punto de vista operativo y de gestión, la terminal es "de lo mejor". Sin embargo, no esconde que este aeropuerto "tiene su aquel de dificultad" por la orografía o con condiciones meteorológicas adversas. "La pista no es muy larga y en las inmediaciones de su cabecera principal hay una vaguada que ha dado algunos problemas de medición a los pilotos, y en la entrada por el playón de Bayas no es extraño que se formen turbulencias", afirma este experimentado piloto, que defiende el sistema antiniebla (ILS-III), que genera reticencias a los pilotos de Iberia, pese a que es uno de los más avanzados del mercado. "Nosotros lo estamos utilizando sin ningún problema", sostiene el comandante.

Diez y media de la noche. La tripulación, acompañada por Lázaro Ros, abandona el avión camino de la terminal, donde mantendrá una última y breve reunión de análisis de un servicio en el que no ha habido incidencias de mención. En Santiago del Monte apenas queda ya actividad. La noche silencia los motores de los aviones. El "Asturias Spirit" duerme en la plataforma de la terminal. Al día siguiente, vuelo a Valencia.

Compartir el artículo

stats