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Niños y consumo de carne: de 5 a 8 veces por semana

"Les gustan los alimentos que se les enseña a consumir desde pequeños; los hábitos alimentarios se educan", subraya el pediatra Venancio Martínez

Niños y consumo de carne: de 5 a 8 veces por semana

Una vez que la tormenta ha pasado, es tiempo de reflexión. Al hilo del polémico -y confuso- posicionamiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los riesgos asociados al consumo de carne, Venancio Martínez Suárez, pediatra del centro de salud El Llano, de Gijón y presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), ofrece en las líneas que siguen unas pautas sosegadas y rigurosas acerca de la ingesta por parte de los niños. En el frontispicio, un dato orientativo: "Entre cinco y ocho veces a la semana. Da igual que sea en el almuerzo o en la cena, siempre que complete a las otras comidas del día", señala el médico naviego experto en nutrición.

Incorporación gradual

Las carnes suelen introducirse en la alimentación del niño a partir del sexto mes, en pequeñas cantidades, que se van aumentando paulatinamente. Generalmente se comienza con pollo, por ser menos alergénica y fácil de triturar; posteriormente se introducen la ternera y el cordero. Al principio se dan cocidas y trituradas y, cuando el niño es capaz de masticar, van ofreciéndose en pequeños trozos. A la hora de confeccionar las dietas infantiles, se considera que una ración de carne puede variar entre los 50 y los 100 gramos, según que se prepare para un preescolar o para un adolescente.

Complementos ideales

Por sus características nutricionales, la carne forma parte de un grupo de alimentos en el que se intercambia y complementa con los huevos y el pescado. Los alimentos de este grupo deben de consumirse dos veces al día dentro de una dieta variada. Por tanto, la carne debería de consumirse entre cinco y ocho veces a la semana. Da igual que sea en el almuerzo o en la cena, siempre que complete a las otras comidas del día.

¿Qué aporta la carne?

Además de ofrecer la posibilidad de una gran variedad de presentaciones y sabores, que ya es importante a la hora de iniciar al niño en una dieta saludable, desde el punto de vista nutricional la carne aporta al niño sobre todo proteínas de gran calidad. Por eso se la considera un alimento fundamentalmente plástico, aunque contiene una gran proporción de grasa, fundamentalmente saturada, y también concentraciones importantes de hierro, zinc, fósforo, yodo y vitaminas del complejo B. Todas estas sustancias son imprescindibles para el crecimiento y el desarrollo del niño.

No todas son iguales

Ternera, pollo, conejo, pavo o cerdo son igual de buenas consumidas de forma adecuada, aunque al hacer la compra podemos ver la carne de ternera clasificada como de tercera, de segunda y de primera o "extra", que sería la primera en el ranking, al menos en cuanto a precio. Esta clasificación se establece por la cantidad de sustancia grasa o material desechable que contenga y por los usos a los que se destina la carne. Porque desde el punto de vista nutricional no hay diferencias significativas entre ellas. De manera general puede decirse que las de "primera" y la de categoría "extra" son las preferidas para preparar a la plancha; y las inferiores, para guisos y cocciones más lentas. Sí debe recordarse que las vísceras, los embutidos y los preparados industriales a base de carne no pueden sustituir a las carnes en filete o en pieza más que ocasionalmente, ya que contienen una proporción mayor de grasas y pueden incorporar aditivos y otras sustancias; por tanto, su valor nutricional es menor.

La clave está en la grasa

Como digo, todas las carnes tienen similar valor nutritivo, aunque su sabor y posibilidades culinarias son diferentes. Es aconsejable alternarlas entre sí en el curso de la semana. La diferencia principal se relaciona con el contenido en grasa. La carne de ternera es menos grasa que la de cordero y cerdo, y por eso se la denomina "carne magra", junto con la de pollo y el conejo. Tienen menos del 10 por ciento de materia grasa, frente a las carnes "grasas" que pueden llegar al 30 por ciento. También dependiendo de la parte del animal y del corte existen diferencias de contenido graso.

A más elaboración, menos nutrición

Los padres deben saber que cuanto más tiempo sea cocinada una carne más perderá sus propiedades nutritivas, sobre todo por destrucción de las vitaminas. La carne frita añade las calorías del aceite a las suyas propias; y si el aceite es de calidad y la preparación correcta la limitación es de balance calórico. Los niños que tengan sobrepeso o problemas con el colesterol deben limitar el consumo de carne frita y consumir carne magra. Para ellos la plancha o el horno son los mejores aliados. La carne debe acompañarse de alimentos energéticos, legumbres, verduras o cereales (como guarnición o como plato complementario).

¿Y si el niño come en el cole?

Los padres tienen la obligación de conocer los menús del colegio para variar y complementar su composición con los alimentos ofrecidos al niño en casa. El desayuno y la cena casera deben prepararse teniendo en cuenta el menú escolar.

O "¡no me gusta!"...

Al niño le gustan los alimentos que se le enseña a consumir desde pequeño. Los hábitos de alimentación se educan, como el resto de los hábitos de vida.

... O "¡me gusta demasiado!"

Dentro de una dieta equilibrada y variada, las posibilidades de respetar los gustos y preferencias del niño son muchas. Los sustitutos naturales de la carne son los huevos y el pescado. El consumo excesivo de carne suele corresponderse con un consumo deficiente de otros alimentos. Mucha carne o productos cárnicos suele equivaler a un exceso de grasa en la dieta, menos fruta y menos verdura. Cualquier desviación mantenida algún alimento, tanto por exceso como por defecto, puede dar lugar a medio y largo plazo a problemas de salud. A cualquier edad, pero especialmente en el niño.

¿Una dieta sin carne?

Una dieta saludable debe ser variada y contener todos los grupos de alimentos; debe contener proteínas animales y vegetales, que se complementan en sus propiedades nutricionales. Por tanto, una dieta vegetariana estricta va a representar un riesgo para la salud del niño.

¿Carne biológica?

Recomiendo las carnes con un adecuado control de calidad, conservadas y preparadas según medidas higiénicas y normas culinarias correctas. Realmente, no sé muy bien a qué se refiere lo de "biológico" y "ecológico", con que se promocionan algunos alimentos. Entiendo que son más que nada etiquetas comerciales.

En síntesis...

Me gustaría insistir en que a los niños hay que educarlos desde los primeros meses en los buenos hábitos de alimentación, de los que tiene que formar parte una dieta equilibrada y variada. Las carnes son parte importante en ese planteamiento. Y los padres deben conocer sus características para favorecer en sus hijos una alimentación saludable.

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