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Los hombres buenos de negro

El V Batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que atiende a Asturias, cumple una década l En un máximo de dos horas se despliega para frenar cualquier desastre

1. El comandante médico Fernando Moro, junto a un vehículo volcado, con el puesto médico avanzado detrás, en las instalaciones de una antigua mina de Sabero. 2. La sargento primero Soraya Antuña, en el puesto de mando del batallón, durante las maniobras. 3. El capitán Ciro Zapico imparte órdenes a un soldado de la UME, durante las maniobras en la antigua Azucarera de Veguellina de Órbigo. 4. Prácticas de búsqueda y rescate de víctimas en el río Esla, cerca de la localidad leonesa de Sabero. luisma murias

El terremoto ha sido de tal intensidad que ha dejado 80 trabajadores atrapados en el interior de una fábrica, cuyas estructuras han colapsado. Algunos vehículos han caído al río. Durante los temblores, un autobús cargado de pasajeros ha colisionado contra un camión. Hay vehículos estrellados por todas partes y hay que buscar supervivientes. Para acceder a las víctimas hay que derribar paredes, introducirse en túneles, apuntalar estructuras, bucear. Un humo rojo fantasmal envuelve la escena. Se hace necesario el despliegue de todos los medios para dar respuesta a la catástrofe, incluida la Unidad Militar de Emergencias, perfectamente equipada y entrenada para este tipo de desastres, y que este año ha cumplido diez años. En el terremoto de Nepal estuvieron codo con codo con el GREIM, el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil, para buscar a los cuatro montañeros avilesinos desaparecidos en el valle de Langtang y echar una mano a los desafortunados nepalíes. También en Lorca, cuando esta ciudad murciana se vio golpeada por un seísmo que dejó nueve muertos y más de 300 heridos.

Afortunadamente, todo se trata de un ejercicio a cargo del V Batallón de Emergencias, la unidad con base en León y que tiene como área de acción el noroeste del país, incluida Asturias, donde ha intervenido en más de una ocasión, como en las inundaciones de junio de 2010 en Arriondas y Pravia, o en la gran nevada que bloqueó la autopista del Huerna el 14 de diciembre de 2008. Las maniobras se desarrollan en Sabero y Veguellina de Órbigo, que presentan varios escenarios perfectos -ruinas industriales, antiguas minas, una naturaleza compleja- para el propósito buscado, que es preparar a la unidad para la campaña de inundaciones y tenerla lista para salir a cualquier catástrofe. Además, no se ha escatimado en detalles que añadan realismo. Hasta se han acopiado 18 coches de un desguace, desplegados en diferentes lugares, para simular accidentes. Los soldados, con sus trajes negros -incluso los chambergos, que sustituyen a las boinas amarillas de la unidad-, despliegan sus potentes medios (de bulldozers a grúas, incluso uvi móviles, alguna todoterreno) ante la mirada ya acostumbrada de los vecinos.

El jefe del batallón, teniente coronel Juan Carlos Trujillo, va marcando los objetivos de las compañías y del equipo USAR (Urban Search and Rescue, Búsqueda y Rescate Urbano), el primero en certificarse en este tipo de emergencias, tras las enseñanzas obtenidas durante su intervención en el terremoto de Haití, en 2010. Allí estuvo el comandante Alfonso Campaña, uno de los mandos de la unidad. "Fue la primera salida al exterior, una situación real en la que desgraciadamente no pudimos sacar a nadie con vida, sólo treinta cadáveres", indica. Uno de ellos, el de la subinspectora del Cuerpo Nacional de Policía Rosa Crespo, fallecida al venirse abajo la sede de Naciones Unidas en Puerto Príncipe, y cuyo superior era el inspector ovetense Alberto Aragón. "Pese a todo, fue muy gratificante por el hecho de ayudar en una situación como aquella", añade Campaña. Cinco años después, la unidad está acostumbrada a salir al exterior. El mes pasado fue el V Batallón el que estaba disponible para cualquier misión en el extranjero, preparado para desplegar en seis horas, como remarca Trujillo. Para las intervenciones en España, esa disponibilidad baja a la mitad. El elemento de intervención (media sección), el primero en desplegarse, siempre de guardia, puede ponerse en movimiento en dos horas. La exigencia es alta. Los soldados de permiso no pueden estar muy alejados de la base. "Es la punta de lanza de las Fuerzas Armadas en emergencias, las condiciones físicas deben ser altas", explica el jefe del batallón.

La cercanía con la región hace que sean muchos los asturianos que están destinados en el V Batallón, como el comandante médico gijonés Fernando Moro. Con quince años en el Ejército, Moro sabe lo que es una zona de guerra, ya que estuvo destinado en Kosovo (dos veces) y Afganistán (tres turnos), aquí en las llamadas células de estabilización que acompañaban a las unidades de fuerza, entre ellas la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat), a la que pertenece el Regimiento "Príncipe" número 3, con base en La Belga (Siero). Moro sabe lo que es jugarse el pellejo en los puestos avanzados de combate de Moqur, Ludina y Darrah-i-Bum. El destino en la UME no es menos exigente, ya que "es una unidad operativa de campaña, capaz de desplegar en zonas complicadas, hostiles". En el plano médico, es capaz de ofrecer "una asistencia de soporte vital avanzado sobre el terreno que no ofrecen otras unidades", añade el comandante médico. Para las maniobras, se ha montado en una tienda un puesto médico avanzado para la estabilización de las víctimas del terremoto. "El material es el mismo que puede encontrarse en un box de urgencias, un desfibrilador, un ventilador, mediación. Estamos capacitados para realizar reanimaciones cardiopulmonares, tableros espinales, colocar una 'Dama de Elche'...", explica la capitán enfermera María Novo, leonesa. Una de las cinco semanas de preparación para entrar en la unidad se destina a sanidad.

También asturiana es la sargento primero Soraya Antuña, gijonesa, destinada en el puesto de mando, que lleva ocho años en la unidad y que destaca sobre todo "el contacto más directo con la población" que permite estar en la UME. El puesto de mando, al frente del cual se encuentra el comandante Javier Prego, cuenta con sistemas de control que son la envidia de otras unidades del Ejército, gracias a las inversiones en equipos que se han realizado en los últimos años, según indica el subteniente Florentino Prada. Los sistemas de comunicación son lo último, y este centro de mando está conectado a través de Spainsat, Bgan y GPRS.

Otro de los escenarios del ejercicio es la antigua Azucarera de Veguellina de Órbigo, donde la compañía que manda el capitán ovetense Ciro Zapico simula los dos puntos culminantes de las maniobras, el rastreo y rescate de supervivientes en una fábrica, así como la asistencia y evacuación de los heridos y fallecidos en un accidente entre un autobús y un camión. "El ejercicio se estructura en varias partes. Primero hay que hacer una batida lo más rápido posible para localizar a los supervivientes y evacuar. Si falta gente, se realiza una segunda batida más exhaustiva. Se van haciendo pequeñas remociones de estructuras colapsadas, se localizan heridos graves y fallecidos", explica Zapico, que lleva un año en la UME y ha estado destinado hasta ahora en unidades de combate. "Es otra forma de ver el trabajo, un servicio más directo al ciudadano. El enemigo ahora es el fuego, los terremotos, las inundaciones, las nevadas, los agentes naturales. La gente agradece mucho el trabajo, lo valora", añade Zapico. La compañía de este capitán está especializada en rescates en montaña y, de hecho, participó en la búsqueda del montañero portugués que se perdió en los Picos de Europa.

Mientras un grupo de soldados descuelga a un herido del tejado de la Azucarera, con una tirolina fijada a uno de los vehículos, los miembros del USAR se afanan en abrir huecos en bloques de hormigón, simulando que acceden a una persona herida tras una estructura colapsada, y apuntalan muros que amenazan con venirse abajo. En una fábrica abandonada como la Azucarera no faltan estructuras ruinosas. En una explanada, el teniente leonés Omar Álvarez dirige otra de las simulaciones, el rescate de los pasajeros y conductores de un autobús y un camión accidentados. El teniente indica que la faceta más conocida de la unidad es la lucha contra los grandes incendios -suponen el grueso de las 132 intervenciones que ha desarrollado el V Batallón, tres en Asturias-, pero ha habido otras también espectaculares. La unidad intervino en agosto de 2014 en el rescate de un espeleólogo atrapado en una sima del Pirineo Navarro, y este año participó en la búsqueda de la peregrina norteamericana Denise Pikka Thiem, cuando aún no se sabía que había sido asesinada. En este combate con los elementos, la naturaleza y las catástrofes hay evidentes riesgos. Se han producido heridos, y la unidad tuvo que lamentar la muerte de uno de sus soldados, Héctor Luelmo, durante una práctica de buceo.

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