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JOSÉ ANDRÉS SÁNCHEZ PEDROCHE | Rector de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA)

"Las regiones con impuestos bajos recaudan más que Asturias con tipos altos"

"En la España de las autonomías nos enfrentamos a un conglomerado de tributos sin orden ni concierto, aquí nos libramos de pagar por respirar y poco más"

-Dice el común de los españoles: que un gran defraudador a Hacienda entre en la cárcel es poco menos que imposible.

-No se crea. Hay unos cuantos, y otros que están a la espera. La justicia es lenta, pero inflexible.

-¿Cómo andamos de presión fiscal en España?

-Es alta, aunque haya países en Europa que la tienen superior. Lo que pasa es que en muy poco tiempo, en apenas unos lustros, esa presión fiscal creció aquí mucho más que en los países de nuestro entorno. Partíamos de niveles más bajos.

José Andrés Sánchez Pedroche es el rector de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), la tercera Universidad a Distancia del país, fundada en 2008. Doctor en Derecho y abogado, nacido en Cuenca, es miembro del Consejo Económico y Social del Estado, y fue miembro de las comisiones de estudio para las reformas del IRPF y del nuevo sistema de financiación de las comunidades autónomas. Sánchez Pedroche impartió en Oviedo una ponencia sobre la reforma de la Ley General Tributaria, invitado por el Colegio Oficial de Titulados Mercantiles y Empresariales del Principado de Asturias.

-¿Hemos acabado con la idea del defraudador como el listo que merece el respeto de los demás?

-Todavía no hay una conciencia social de rechazo absoluto al defraudador, pero es indudable que se ha mejorado mucho en este aspecto. Pero esa parte que nos queda por recorrer se ve dificultada por una administración tributaria más compulsiva con los contribuyentes de a pie que con aquellos que están incluso fuera del sistema.

-Montoro no lo pone fácil.

-El sistema no lo pone fácil. Tenemos en España 123 modelos distintos de declaración tributaria y nos enfrentamos a un conglomerado de tributos sin orden ni concierto. Impuestos que se solapan, impuestos por todo. La capacidad imaginativa de algunas comunidades para inventarse impuestos es asombrosa. Aquí nos libramos de pagar por respirar y poco más.

-Y en eso la derecha y la izquierda sí que están de acuerdo.

-Partimos de una base, y es que solamente en la selva no se pagan impuestos. Es el precio de la civilización. A la hora de marcar impuestos no influye tanto la ideología como la coyuntura. Para unos y para otros lo razonable y lo efectivo es una carga fiscal razonable que no interfiera la actividad económica.

-¿La tendencia a defraudar la llevamos en los genes?

-En absoluto. La mayoría de la gente no tiene pretensión de defraudar, pero el sistema se lo pone a veces muy difícil. La miríada de obligaciones fiscales que hay que cumplir agota al ciudadano, y todo ello sin contar las constantes reformas legislativas que someten al sistema jurídico a mucho vaivén, cuando en realidad necesita sosiego. Hay un déficit de seguridad muy preocupante en el ámbito tributario. En España existe la idea de que la legitimidad democrática se sustancia aprobando leyes. Lo que de verdad se necesita es que se cumplan.

-¿Cómo valora la amnistía fiscal decidida por el Gobierno de Rajoy?

-No fue una medida descabellada. Este tipo de decisiones tiene una parte de riesgo, que muchos de los que cumplen religiosamente con sus obligaciones fiscales se sientan discriminados, pero amnistías fiscales las han decretado todos los gobiernos y de todos los países del mundo.

-¿Fue eficaz?

-La recaudación inicial no fue la que se esperaba, pero con el paso del tiempo la amnistía está rindiendo. Desde el punto de vista recaudatorio ha tenido efectos.

-Dice algún partido político: con lo que afloremos de la lucha contra el fraude fiscal aumentamos el salario mínimo y unas cuantas prestaciones más.

-No me lo creo. Esa pretensión de que dotando de más medios a la Administración o metiendo en nómina a miles de inspectores de Hacienda más se acaba con el fraude no se sostiene. Hay que repensar todo el sistema, pero rechacemos la idea de que este país es una gigantesca bolsa de fraude. Probablemente no tenemos más fraude fiscal que los países nórdicos.

-¿De verdad conoce a alguien que pague al fontanero con IVA?

-El que no lo haga, allá él. Si la reparación le sale mal no va a poder reclamar. Y con la factura más IVA sí puede hacerlo. Es muy sensato pagar impuestos porque nos garantizan cosas. En cualquier caso, el gran fraude no lo protagoniza el fontanero.

-¿Sobre la clase media cae el diluvio fiscal?

-El ciudadano de clase media es el que más impuestos paga, por supuesto. A los del extremo más bajo no se les puede pedir más esfuerzo. Y en lo que respecta a los del extremo más alto... para empezar son pocos. Y tienen alternativas. Una de ellas es el paso de personas físicas a personas jurídicas. Si la presión fiscal empuja demasiado, el contribuyente acaba convertido en empresa. Tenemos sobre nosotros un "Gran hermano" controlador al que hay que pedirle que no mire siempre para el mismo sitio. Por cierto, que el Tribunal Constitucional alemán decretó que un sistema fiscal que se haga con más del cincuenta por ciento de los ingresos es un sistema confiscatorio y la relación entre la Administración y el ciudadano se convierte en parasitaria.

-Asturias tiene la presión fiscal más alta de España en materia de impuesto de sucesiones y donaciones.

-Lo sé. Yo le aconsejaría al Principado que la rebajara. No estamos hablando de cantidades cuya modificación suponga grandes riesgos, pero es que además hay una causa objetiva, aquellas comunidades que tienen un tipo fiscal casi testimonial recaudan más que las que, como Asturias, mantienen tipos más altos. Las estadísticas están ahí.

-De cara a las elecciones todos dicen que bajarán impuestos.

-El PSOE reconoce que no es exactamente su prioridad, pero sí, está en todos los programas electorales. La clave está en la adecuada gestión de los fondos públicos. Si no se acierta en la gestión, ningún impuesto será suficiente. Nuestro problema de deuda en relación con el PIB nació de ahí, de no tener cuidado con el gasto. Al final, si se fija, la economía de un país no es muy distinta a la de cualquier familia.

-La falta de cuidado con el gasto tampoco entiende de ideologías. Donde hay se gasta.

-El desastre llegó porque nuestros dirigentes no supieron ver la hondura de la crisis que nos estalló. El "Plan E" de Zapatero, por ejemplo. Hay pueblos por España con dos piscinas olímpicas. Se trataba de reactivar la economía, pero se gastó un dinero que después nos fue muy necesario. Y sin dinero estamos abocados a la losa enorme de una deuda agobiante. Aquel "Plan E" no fue buena idea.

-¿Deuda agobiante, pero también asumible?

-Los Estados Unidos tienen en términos relativos más deuda que España, pero ellos cuentan con un banco federal que siempre está ahí como último recurso. Justo lo que no hace el Banco Central Europeo. Es una deuda aún asumible si nos dedicamos de verdad a reducirla y si el Banco Central Europeo asumiera otras responsabilidades, la situación no sería tan dramática.

-Cuestión de mera matemática: hay países europeos que no pueden pagar su deuda.

-La mutualización de la deuda puede que sea inevitable, pero no está cercana. Ni para Grecia. Al menos ha calado en la Unión Europea el mensaje de que no se puede gastar alegremente. Ya no es posible. Pero es que además hay mucho margen de maniobra, por ejemplo, en el aparataje de las administraciones. Un país como España tiene 8.300 ayuntamientos y un montón de diputaciones.

-Las diputaciones están en el punto de mira de unos cuantos partidos candidatos al poder.

-Pero las diputaciones tienen en España garantías constitucionales. Para quitarlas del medio hace falta modificar la Constitución. Se puede, aquí un acuerdo entre los dos grandes partidos cambió la Carta Magna en veinte días y a toque de corneta para garantizar el pago de la deuda. En todo caso, el Estado se puede jibarizar, y eso aliviaría.

-Nuestros hijos van a ser menos ricos que nosotros.

-El futuro está condicionado de forma muy grave por el envejecimiento de la población y por la bajísima tasa de natalidad. Somos el segundo país con menor tasa tras el Vaticano, y éste por razones obvias. Llevamos siglos en los que la generación siguiente siempre vivía mejor que la anterior, y mantener esa tendencia yo no lo veo tan claro.

-Ponga nota a la gestión económica del Gobierno de Mariano Rajoy.

-Yo creo que en medio de un panorama tremendamente complicado la gestión ha sido solvente. Le pongo nota alta porque estábamos al borde del precipicio. Desde el exterior se ha dejado de ver a España como un problema, pero es que los españoles entendimos el sacrificio que se nos exigía.

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