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NITI COLSA | Cantante y compositor

" 'Los Juniors' abrimos camino, los primeros rockeros de Asturias, con pelín corto y traje"

"Llegamos a Barcelona para grabar el primer disco de un grupo asturiano con canciones en inglés y en italiano, y en el estudio nos dijeron que dónde íbamos así, que allí se grababa 'Pretty Woman', pero en español"

Niti Colsa, en su casa de Benidorm, con una de sus inseparables guitarras. rosa carrizosa

Niti Colsa se recuerda de niño bajando a todo gas por la carretera del Naranco a bordo "de un carro de ruedes". Sin frenos, pero también sin tráfico. Por eso está vivo. "Algún trompazo muy gordo sí me lo pegué. La carretera aquélla estaba asfaltada y había veces que bajábamos cuatro sobre la tabla de madera".

El tren de les fabes. Era el skate de posguerra. Ninguna sofisticación pero mucha velocidad. Niti Colsa (1943, Higinio Martínez Colsa de nombre de bautismo), uno de los grandes de la música asturiana, nació en la calle Ramiro I, en Oviedo, en la falda del monte, y a los 6 años ya andaba de secundario con una bandurria en la mano, integrante de una rondalla que pertenecía a la Falange, y después fue del Frente de Juventudes. Se aprendió de memoria los acordes del "Cara al Sol" y del himno nacional, que no faltaban en una sola actuación.

"Era lo que había... Años difíciles, pero que conste que crecí en una casa donde no se pasó fame como en otras. Mi padre era maquinista de Renfe y hacía la ruta Gijón-León. Solía traer fabes leonesas, que eran más baratas. Le tocaron las máquinas de vapor".

Dos mil canciones en la cabeza. Niti Colsa empezó a cantar a los 14 años. "Mis padres, empeñados en que estudiara. Y les hice caso, pero lo mío era la música".

Lo dice a las puertas del gigantesco hotel Bali, en Benidorm, donde Niti Colsa canta casi todos los días, con la sala llena y ante turistas con mayoría de españoles, ingleses y holandeses. En su disco duro cerebral se acumulan, asegura, más de dos mil canciones. De cada diez temas que le pueden solicitar en el apartado de peticiones del oyente se sabe nueve y le suena la décima. En un día, la tiene lograda y cantada.

"Canto de nueve a doce de la noche, con una pequeña pausa por el medio. El Bali lo inauguré yo, llevo con ellos muchos años, me han asegurado fijo. Imagínese el establecimiento: 700 habitantes y 200 empleados. Tiene dos salas de actuaciones: una está pensada para público español y la otra para público de habla inglesa. Ésa es la mía".

La fiebre de los Seat 600. Estudió en el Conservatorio, en la academia Llana, a las puertas de la Argañosa primero y en la calle Santa Susana después, y en la Escuela de Comercio, que quedaba en el actual campus de Llamaquique. "Saqué la carrera de perito mercantil y me coloqué casi inmediatamente de jefe de negociado en la empresa Rivaya e Hijos, los que comenzaron a vender los primeros Seat 600 y Seat 850 en Asturias. Tenían las oficinas en el edificio 'La Jirafa' y el taller en la Tenderina. La gente hacía cola para comprar coches y tenía que apuntarse a una lista de seis meses de espera. Un Seat 600 costaba 50.000 pesetas. Yo me compré un 850, mi primer coche. Claro, no tuve que esperar para que me lo dieran; éramos unos enchufaos".

A esas alturas, los padres de Niti Colsa, Manuel y María Luisa, respiraron tranquilos. Bueno, quizá no demasiado tranquilos. Aquel joven oficinista de aspecto un tanto lánguido no se había apartado ni un ápice de la droga dura de la música. Y la dependencia musical acabó en un nombre: "Los Juniors".

Los primeros rockeros asturianos. "Los Juniors" vestían con camisa blanca y traje oscuro. No era una etiqueta rigurosa, pero se le parecía. "Corría el año 1958 y un grupo de amigos que estudiábamos en la Escuela de Comercio decidimos unirnos. Conmigo estaban Ramón Telenti, Manolo Entrialgo y Enrique Zazo. El primer grupo de rock de Asturias. Un batería y tres guitarras eléctricas, y con eso íbamos tirando. Empezamos a tener éxito, actuamos en Radio Oviedo y en las matinales del Ritmo Club, una sala de baile que había en la calle Caveda".

El primer puntazo llegó cuando "Los Juniors" pusieron música de fondo a varias actuaciones de Rocío Durcal en Asturias. El teatro Principado les abrió sus puertas y participaron en el concurso "Rumbo a la gloria". "Llegamos a quedar los segundos, pero con aquel estilo rockero y aquellos movimientos sobre el escenario, no había forma. Los que se llevaban los triunfos eran Rosa María Lobo y Pepín Solar".

De ahí a la plaza de toros y al escenario de La Herradura, en las fiestas de San Mateo. Llegar a La Herradura era consagrarse en el universo artístico local.

"Teníamos pinta de chavales pijinos de Oviedo. Después, quitósenos. Pero sí, al principio, bien vestidos y pelín corto. Es que si aparecemos en aquella sociedad de finales de los cincuenta con el pelo largo, nos escorren directamente. Nos llegaba la música de Elvis Presley y de Enrique Guzmán, un cantante mexicano nacido en Venezuela que en aquellos años sonaba mucho. Ensayábamos todos los días, cantábamos en inglés y en italiano, actuábamos hasta en guateques y pasábamos por Discos Mercurio, en la calle Uría, para ver lo que llegaba de fuera. Al principio, muy poco. Después, en los sesenta, ya entraba de todo en el mercado musical. Ganábamos perres, que se las llevaba casi todas Musical Vila. Lo que sacábamos era destinado a nuevos instrumentos".

En los cincuenta, los discos de Elvis llegaban a España por encargo. En los 60 triunfaron los "Beatles" "y su música maravillosa". Niti Colsa se llegó a atrever con el "Satisfaction" de los "Rolling Stones". "Se compraba el disco y a base de oÍrlo una y otra vez conseguíamos montar versiones en un día".

Un disco para la Historia. Y surgió la posibilidad de grabar un disco. "Fue en 1962. El primer disco de un grupo musical asturiano. Lo hicimos en Casa Vergara, en Barcelona. Era muy difícil llegar a grabar por aquella época, pero a nosotros no nos costó un duro. Aquel single con cuatro canciones nos abrió muchas puertas".

-¿Lo conserva?

-Como oro en paño.

El nombre del grupo daba título a aquel trabajo, que tenía mucho de artesanal pero que situó a "Los Juniors" en otra liga. Con el repertorio se lanzaron a lo seguro. Para empezar, "La casa del sol naciente", folk americano. En segundo lugar "Oh, sole mio", la canción napolitana que en su momento versionó Elvis derritiendo corazones femeninos (y algún masculino). Cara B: otro clásico italiano, "Torna a Sorrento", que también había pasado por la batidora rockera de Presley. Y para acabar, la "Linda chica", así en español, que suena bastante más descafeinado que el "Pretty Woman" original, de Roy Orbison.

"Llegamos a Barcelona con las cuatro versiones en sus idiomas originales y nos dijeron que adónde íbamos con eso, que allí se grababa en español. Nos tuvimos que poner a toda prisa a castellanizarlas".

"Con el grupo y con el disco la verdad es que abrimos camino. Después llegaron muchos más, comenzando por 'Los Archiduques'. Recuerdo también a 'Los Juvachos'. En las Cuencas había mucho movimiento. Yo, de las Cuencas, fíjese, recuerdo a los mineros, que de aquella tenían muy buenos sueldos, ir a comprar coches a la empresa donde trabajé una temporada. Aquellos Seat 600 se ponían como mucho a 80 por hora, pero no había percepción de peligro e ir de Oviedo a Mieres por aquellas curvas del Padrún era como participar en un rallye".

-¿Se ligaba mucho con disco bajo el brazo y foto en portada?

-Pues sí... pero no en Oviedo. Esta ciudad para eso siempre fue complicadilla.

El disco de "Los Juniors" casi coincidió con el periodo de mili. "La instrucción en El Milán y después en el Gobierno Militar. Un día anduvieron buscando a reclutas que supieran escribir a máquina y levantamos la mano dos. Hice una mili de oficina, de 9 a 1, tardes libres y mucho permiso. De lujo".

De la Casa Sindical a Casa La Morena. La primera "nómina" de "Los Juniors" fueron 200 pesetas por una actuación en la Casa Sindical. Después el caché subió. "Enseguida pasamos a las 5.000. Había que repartir entre cuatro, claro. En las salas de baile cobrábamos unas 10.000 pesetas por sesión, le hablo de los primeros años sesenta. Había un salón en Lugones, Casa La Morena, en el que solíamos tocar sábados o domingos. Pero también había mucha actuación gratuita, porque, hombre, te llamaban de La Cruz de los Ángeles, del Padre Ángel, y ibas a ponerte a cobrar".

"Los Juniors" tuvieron vida efímera, pero intensa. De 1958 a 1968, aunque el elenco que dio carpetazo a la historia tenía poco que ver con aquella primera formación. Niti Colsa estuvo al principio y al final. "Los Juniors" fueron sobre todo cantera.

"Por aquel grupo pasó mucha gente, todos buenos músicos. Pepe Nicolás, Morollón, Benjamín Dugnol, el que fue vicerrector; Adolfo Villaverde [fue director general de Hunosa], Alberto Hevia, Matos, Godo, Eusebio Tuya y Pedro Bastarrica, entre otros. También estuvo Jerónimo Granda tocando la batería. Algunos ya se nos han ido, por desgracia".

Niti Colsa se casó muy joven, con 23 años. "A la que fue mi primera mujer la conocía desde críos, del barrio. Tuve dos hijas, una de ellas se murió con 27 años. La otra está casada con uno de Gijón. Tengo dos nietos, de 19 y 12 años. Increíble cómo pasa el tiempo... Protagonicé uno de los primeros divorcios que hubo en Oviedo. Aquello no funcionó porque esta profesión mía no es fácil. Me pasaba el año fuera de casa, cantando de un sitio para otro, porque es que yo llevo sesenta años sin parar. Y cuando después de meses vuelves a casa te das cuenta de que tu esposa se ha convertido en una extraña. Y ella hacia mí, pues lo mismo".

Niti Colsa tiene una hermana. "Fue peluquera, ahora está jubilada. Vive bien".

Al sol de Mallorca. Los Juniors desaparecieron pero Colsa siguió rumbo. "Me fui a Mallorca, que en 1968 vivía ya un boom turístico. Fue conmigo Pepe Nicolás y formamos un grupo que se llamaba 'Los Telstars'. Había un montón de sitios para tocar, y lo hacíamos a diario. Yo creo que es en ese momento cuando me doy cuenta de que la música iba a ser definitivamente la profesión de mi vida; una especie de punto sin retorno. Era lo que había querido siempre. Fueron años bonitos, mi mujer me acompañó, se vivía muy a gusto. Había veces que hacíamos doblete: una sesión musical de siete a nueve y otra de diez a doce. Las mañanas, libres para ir a la playa. 'Los Telstars' cantaban de todo, pero eran años en los que la música italiana pegaba muy fuerte. En Mallorca pasamos tres años y allí me di cuenta de que había que cantar en otros idiomas. Hablo cuatro. Aquel grupo acabó siendo muy reconocido. Era una cosa muy profesionalizada, con piano, bajo, batería y dos guitarras".

El problema es que a Niti Colsa la isla se le quedó pequeña.

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