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Lomax, así suena Asturias

El gran folclorista norteamericano recorrió la región en 1952 recogiendo numerosas canciones y bailes tradicionales que ahora están accesibles para el gran público en una página web

Lomax, así suena Asturias

En algún momento de noviembre de 1952, un centenar de vecinos de Pola de Siero se lanzó a la calle para interpretar la tradicional danza prima, al son del romance "Un galán de esta villa", por las calles de la localidad. El motivo para interpretar el baile, que sirve de cierre a las fiestas del Carmín, no era en este caso una celebración lúdica o religiosa, sino el interés de un extranjero, norteamericano para más señas, por grabar esta singular muestra de folclore. Ese personaje, ese incansable buscador de bailes y canciones, era Alan Lomax.

La presencia del norteamericano en Pola de Siero se enmarca en el viaje que, ese año de 1952, y con Juan Uría Ríu como guía, completó por tierras asturianas, recopilando las más singulares piezas de nuestro folclore. Unas grabaciones que han sido digitalizadas, como también las fotografías que Lomax tomó durante su viaje y que se pueden consultar en la web de la Association for Cultural Equity (www.culturalequity.org).

Nacido en Austin (Texas) en 1915, Lomax era hijo de John Lomax, otro destacado folclorista con el que el joven Alan comenzó a trabajar a mediados de la década de 1930, recopilando canciones tradicionales de los esclavos negros.

Mas la pasión de Alan Lomax no entendía de fronteras. En las décadas siguientes, el texano recorrería todo Estados Unidos, pero también el Caribe, Europa y el norte de África. Siempre unido a una grabadora y, ocasionalmente, a una cámara de fotos.

Pocas descripciones de Lomax se pueden encontrar más sugerentes, más inesperadamente elogiosas, que la contenida en un expediente de investigación del FBI centrado en su persona. El archivo, recuperado en 2006 y que se abrió en circunstancias no aclaradas, traza la figura de un hombre recto, descuidado en lo banal y apasionado por su ámbito de estudio, que era capaz de dar lo mejor de sí mismo bajo presión.

"La investigación por su vecindario", dice el archivo, según se recoge en la web de la Association for Cultural Equity, "le muestra como un individuo muy peculiar, sólo interesado por la música folclórica, muy temperamental e intratable... No tiene ningún sentido del valor monetario, trata su propiedad, y la gubernamental, de manera negligente, y no presta prácticamente ninguna atención a su apariencia personal... Tiene tendencia a descuidar su trabajo durante un período de tiempo, para después, justo antes de una fecha límite, producir excelentes resultados".

Ya en la década de 1930, Lomax recorrió las Bahamas y Haití, aunque en los quince años siguientes se centraría en recopilar el folclore estadounidense. Unos años en los que Lomax alcanzaría notoriedad al grabar a artistas como Woody Guthrie.

En 1950, el folclorista saltó el charco y se desplazó a Inglaterra, donde se reunió con la folclorista chilena Violeta Parra. Desde ahí, Lomax inició una serie de viajes por toda Europa que en 1952 le trajeron hasta la península Ibérica.

En España, Lomax recorrió Andalucía, toda la costa de Levante, las Baleares, las dos Castillas, Extremadura y todo el Norte. En octubre de 1952, el texano arribó a tierras asturianas, donde permaneció algunas semanas peinando el territorio. Por esas fechas, y con Juan Uría Ríu como guía, Lomax pasó por localidades como Arenas de Cabrales, Belmonte de Miranda, Tineo, Llanes, Luarca, Gijón, Oviedo, Mieres del Camino, Porrúa y Pola de Siero, adonde llegó ese día de noviembre en el que un centenar de polesos bailó para él la danza prima.

Folclorista de raza, Lomax era minucioso a la hora de tomar notas de sus grabaciones. Por eso sabemos que la intérprete de la danza prima polesa era Joaquina Moro Lagar, tía del compositor Falo Moro. O que en Arenas de Cabrales interpretó el "Corri corri" un grupo de mujeres de las que recogió cada nombre: Josefa Moradiellos Cifuentes, Leonor Cuervo, Aurelia de Caso Rodríguez, Fernanda Ardínez García, Trinidad Gutiérrez, Ángela Mestas López, María Teresa Martínez, Dolores Antón Niembro y Carmen Prieto.

En sus grabaciones están recogidas algunas de las más populares canciones de nuestro folclore. Sin salir de Arenas de Cabrales, María Teresa Martínez le interpretó "La Cabraliega". Y en Gijón, José González, apodado "El Presi", le cantó la canción minera "Los mineros del Fondón".

Las grabaciones de Lomax, que antes del advenimiento de internet y de aplicaciones como Spotify ya soñaba con una "jukebox global", son un eco del pasado. Una valiosa muestra de nuestro folclore, de nuestra cultura, que ese texano desaliñado y honesto fue recopilando por las tierras asturianas, tomando nota de cada detalle e incluso, en algunas etapas, sacando expresivas fotografías con su cámara, una Leica que había comprado de segunda mano y que le acompañó en infinidad de viajes. Gracias a esas imágenes, podemos poner cara a las cabraliegas Carmen Prieto y Tina García.

El archivo de Lomax es abrumador: 17.000 pistas de sonido con 5.000 horas de grabaciones, cientos de horas de vídeo, 5.000 fotografías... Un material que está a disposición de cualquiera en la web de la Association for Cultural Equity, incluyendo las grabaciones e imágenes de su periplo astur, que en 2010 fue objeto de un libro coeditado por el Museo del Pueblo de Asturias.

Alan Lomax falleció en Florida en 2002. Un año después, su contribución a la música fue reconocida con un "Grammy" póstumo. Pero el mayor homenaje es, sin duda, el de esa web en la que se pueden escuchar sus grabaciones y disfrutar de las imágenes que tomó durante sus viajes. Una web que recoge ese espíritu de la "jukebox global".

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