Es posible morir de amor tras una vida juntos. Eso le ocurrió al matrimonio formado por Covadonga González y Alonso Suárez, que fallecieron con menos de veinticuatro horas de diferencia, en Tineo. Ocurrió a principios del año pasado y la familia aún está asombrada. Su nieto, Víctor Mayo, asegura que los médicos les dieron una explicación: "Cuando mi abuelo supo que mi abuela había fallecido, dejó de luchar. Eso nos dijeron en el hospital". Alonso había puesto trampas al destino para estar junto a Covadonga. De jóvenes estuvieron enfadados y ella fue a Madrid a trabajar. Él fue a buscarla a la capital para conseguir que volviera. Y regresó para pasar por el altar. La vida que compartieron fue dura, construyeron su casa piedra a piedra. Igual que su futuro. Tuvieron tres hijos y seis nietos.
No ha sido el único caso en Asturias. Fernando Estrada y María Dolores Collar, un matrimonio de Villamayor (Piloña), fallecieron el mismo día y a la misma hora, pero separados por 44 kilómetros. En Valdesoto, Celerina Ania y José García Cueva murieron con unas horas de diferencia. Llevaban sesenta años casados.