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FRANCISCO FERNÁNDEZ CORTE | Fundador de USO en Asturias, militante de UGT y PSOE y expresidente de la Cruz Roja de Asturias

"Javier Fernández sabe bien de las heridas de otras izquierdas al PSOE, que debe estar unido"

"Me afilié al PSOE y a UGT, pero sólo pude permanecer un mes en el SOMA, porque, aunque José Ángel Fernández Villa me trataba exquisitamente, yo no podía resistir su despotismo y la humillación a la que sometía a la gente"

"Javier Fernández sabe bien de las heridas de otras izquierdas al PSOE, que debe estar unido"

Francisco Fernández Corte, Paco Corte, nace en el concejo de Laviana en 1938. Su vida laboral -que él mismo relata en esta primera entrega de sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA- recorre terrenos tan diversos como la minería, las editoriales y su representación o el sector del transporte interurbano y urbano. Todo ello para dedicar después su jubilación a la Cruz Roja de Asturias, de la que fue presidente diez años. En cuanto a su itinerario político -objeto de la segunda parte, mañana, lunes-, fue uno de los fundadores de la Unión Sindical Obrera (USO), pero tras una escisión pasó a militar en UGT y el PSOE. "Sólo pude permanecer un mes en el SOMA, porque aunque José Ángel Fernández Villa me trataba exquisitamente, yo no podía resistir su despotismo y la humillación a la que sometía a la gente". Paco Corte observa en el presente el difícil papel del PSOE tanto en la escala nacional como en la regional, sobre la que considera que "Javier Fernández sabe bien de las heridas que otras izquierdas han producido al PSOE, que debe estar unido si Pedro Sánchez llega a gobernar".

Madre leona. "Nací en Carbayal de Tiraña, el 10 de marzo de 1938, y mi padre, Genaro Fernández González, que era un buen madreñero, murió en la Guerra Civil, después de recibir en Arbás (León) una descarga de metralla en el vientre. Le trajeron a Asturias, para operarle, pero murió tiempo después en el hospital cuando yo tenía siete semanas. Éramos cinco hermanos: Constantino, Luisa (hijos de un matrimonio anterior de mi madre, que enviudó), Luis, Juan y yo. Así que mi madre, Carmen Corte Lafuente, quedó viuda por segunda vez y lucha como una leona para mantenernos. Pone un bar en Carbayal y alquila parte de la casa a maestros y militares, incluidos los moros. Mi hermano Constantino tiene un accidente en el pozo Carrio y queda inútil de la mano derecha. Obtiene una pequeña pensión y al cabo del tiempo se va a Brasil, como Juan más tarde".

Estraperlo de pan blanco. "Empecé a trabajar cuando tenía 9 o 10 años vendiendo pan blanco con mi hermana Luisa (que falleció hace 15 años). Sólo había pan negro y el pan blanco no se podía vender oficialmente y por eso salía del estraperlo. Había un horno de ese pan en Sama y mi hermana lo traía en el tren hasta Pola de Laviana, para venderlo por los pueblos. Cuando ella llegaba con el pan del día, lo primero que hacíamos era sentarnos en la estación y comer un bocata de queso, que era una gozada increíble. Después trabajé en varios chamizos de Tiraña, pequeñas minas de carbón, la mayoría clandestinos. También estuve arrierando carbón desde esos chamizos. A los 14 o 15 años nos daban trabajo en Duro Felguera, primero en el exterior (recadero, enganchador, lampistero), hasta cumplir la edad de entrar al pozo San Mamés, como ayudante vagonero. Pero tuve un problema, una pleuritis en el pulmón, y estuve de baja y en reposo nueve meses. Volví al trabajo en el exterior, como lampistero. La lampistería es el lugar donde los mineros recogen las lámparas para entrar a la mina y donde se controla si están abajo o si alguien se quedó dentro; entonces los lampisteros informábamos de que había alguien extraviado por la razón que fuera. Así hasta que me despidieron. Había tenido antes una sanción de tres meses, porque en las huelgas de los sesenta había participado mucho. No era habitual que un lampistero participara en los conflictos, pero tenía mucha relación con los mineros y tuve una tensión constante con la Guardia Civil. Y un día me avisó un ingeniero: 'Mira, te van a despedir porque tengo presiones de la Policía y de la Guardia Civil'. Este ingeniero, con el que había pactado salir de la lampistería, me facilitó hacer un curso de electricista y cuando lo termino me incorporo al trabajo, pero en ese momento me despiden. Empiezo a trabajar por mi cuenta de instalador eléctrico y a la vez me ofrecen trabajar de representante comercial para vender productos del hogar, de droguería".

Polanco, vendedor de libros. "Y a la vez me surge la oportunidad de vender libros a domicilio para la editorial Santillana. Había una Biblia editada por un jesuita, el padre Gamo (que fue luchador en el Pozo del Tío Raimundo de Madrid, con el padre Llanos y Díez-Alegría, también jesuitas), y vendí esa Biblia por toda Asturias, casi en solitario. Como fue un éxito, Santillana me ofrece ser representante de libros escolares justamente cuando llega la ley Palasí, de 1971, de reforma de la educación. Tengo otra vez un buen éxito, porque nosotros vendíamos en Asturias más que entre las otras editoriales juntas: Anaya, Everest, Edelvives, etcétera. Santillana me nombró delegado de ventas para Asturias y León y tuve mucho trato con Jesús de Polanco, que después fundó 'El País'. Ninguno de los dos teníamos estudios universitarios y cuando yo iba a los consejos de administración él me sentaba a su lado y me decía: 'Mira, todos estos están cargados de títulos universitarios que si fueran medallas tendrían que andar inclinados, pero les estamos dando una lección, porque no es tanto el tener estudios, sino el ser práctico; yo empecé vendiendo enciclopedias'".

Retorno a la mina. "Polanco me conocía mucho, y le extrañó muchísimo que cuando hubo la amnistía de 1976 yo quisiera volver a mi trabajo anterior. '¿Pero cómo va a volver éste a la mina si lo está vendido todo aquí?', comentaba. Me propusieron encargarme de la delegación de Santillana en Barcelona, donde estuve 15 días conociendo aquello, pero yo tenía un compromiso, si se quiere, moral y social con Asturias y con mis compañeros y volví a trabajar al pozo San Mamés, ya como electromecánico. Así estuve hasta que por un accidente pierdo el 83 por ciento de visión en el ojo derecho y me tuve que ir sin haber consolidado la categoría de electromecánico. Obtengo una pensión del 55 por ciento, pequeñísima, así que inicio otra vez la vida profesional. Durante muchos años había querido hacer estudios universitarios y aproveché. A los 22 años me había ido a la mili, de la que me licenciaron en junio del 62. Estuve en Automovilismo, en Canillejas, pero tuve mucho tiempo libre e hice un curso de francés y primero y segundo de Bachillerato en el Ramiro de Maeztu. Desde entonces tenía el gusanillo de ir a la Universidad y en Oviedo hice el examen para mayores de 25 años y me matriculé en Derecho, en el mismo curso que Manuel Fernández, 'Lito'".

De Alianza a la Ruta de la Plata. "En ese momento tenía mucha amistad con los libreros de Oviedo, por la época de Santillana, y José Troteaga, que después fue director general de la Caja de Ahorros, tenía los fondos de Alianza Editorial en Asturias y otras varias editoriales. Él me propone que me haga cargo de la delegación de ventas de esta zona y acepto. Voy a Madrid y allí me encuentro con Javier Pradera o Ignacio Fernández de Castro, que había sido el fundador del 'Felipe', el FLP, o Frente de Liberación Popular, y al que había conocido en París haciendo un curso de sindicalismo. Me hago cargo de esto y apenas me dura un mes porque en ese momento me proponen los de la cooperativa Alcotán que me haga cargo de una línea que pretenden montar entre Asturias y Málaga, ya que se había clausurado el tren Ruta de la Plata. Estaba de ministro de Transportes Enrique Barón, al que también había conocido en París. Creamos una cooperativa de segundo grado (cooperativa de cooperativas) entre transportistas asturianos, gallegos, extremeños y andaluces, y me hacen gerente de ella. La línea iba desde Gijón, por Benavente, Zamora, Salamanca, Extremadura, Sevilla, Algeciras y Benalmádena, hasta Málaga. Como representante de Alcotán, entro también en un grupo de cooperativas a nivel nacional y creamos la asociación Agapime de pequeños transportistas. También ponemos en marcha otra cooperativa, Transnorte, para operar entre Asturias, Levante y Cataluña. Sale a concurso la Ruta de la Plata en autobús y la gana Alsa, con lo cual nosotros nos retiramos, porque seguir con ello hubiera sido una actividad pirata. Es entonces cuando Tini Areces, alcalde de Gijón, me propone presentarme a la plaza de gerente de Emtusa, los autobuses municipales. Tengo un currículum en el transporte y la saco. Allí trabajo hasta la jubilación, a los 62, porque tenía coeficiente reductor".

Analizar los conflictos y tomar posición. "Ésta fue mi vida profesional, pero ahora voy a contar mi vida política, porque desde muy temprano empiezo a participar en la vida del trabajo, en plena dictadura y cuando era impensable que existieran sindicatos. Se creó una comisión de ayuda a trabajadores con enfermedades de larga duración, que cobraban muy poco. Hacíamos suscripciones mensuales para cada una de esas personas y esa comisión me la encomendaron a mí. Y cuando yo caí enfermo por la pleuritis hicieron una colecta para mí que fue impresionante. Entonces entran en contacto conmigo algunos militantes de la JOC (Juventud Obrera Católica) y me llevan a hacer un curso con el sacerdote Pepe Iglesias a la Escuela Social, en la calle Campomanes. José Antonio García Casal, 'Pity', con el que tengo muy buena relación hasta el presente, acababa de ser presidente de la JOC en Asturias. Allí aprendíamos dos cosas importantes: una, cómo dirigir grupos y captar militantes, y dos, cómo analizar los conflictos sociales tanto en el trabajo como en el barrio o en la escuela. Lo analizábamos y tomábamos una posición. Eso me ayudó a tomar posición en seguida con los problemas de la mina".

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