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Antibióticos: un amigo del que se abusa y puede volverse en contra

"El principal riesgo de automedicarse es que cuando un paciente necesite estas medicinas ya no le funcionen", explica la farmacéutica Teresa Eyaralar

Antibióticos: un amigo del que se abusa y puede volverse en contra

La propensión a abusar de los antibióticos preocupa a médicos y farmacéuticos. ¿Quién no tiene en su casa un envase a medias? Los llamados "botiquines domésticos", derivados de tratamientos dejados antes de tiempo, y la consiguiente tentación de automedicarse cuando llega la siguiente infección, pueden convertirse en aliados perfectos de las bacterias, que pasan a campar a sus anchas. Teresa Eyaralar, farmacéutica de Carbayín Alto (Siero) y vocal de la junta de gobierno del Colegio de Farmacéuticos de Asturias, es autora de una tesis doctoral sobre la demanda de antibióticos en las boticas. En las líneas que siguen, expone las pautas del buen y del mal uso de unos medicamentos que cada año evitan millones de muertes por infecciones.

La secular guerra contra las bacterias

Los antibióticos son medicamentos potentes que se utilizan para combatir las infecciones producidas por bacterias. Las bacterias han convivido con la especie humana a lo largo de la evolución. Sus efectos beneficiosos se compensaban con los perjudiciales, en una situación desfavorable para los humanos, pues las infecciones eran la causa más frecuente de muerte hasta el descubrimiento de los antibióticos y la mejora de las condiciones de vida. Desde entonces, han ido identificándose las bacterias que causan cada infección y fabricando antibióticos específicos y eficaces para luchar contra esa infección concreta. El efecto secundario más grave es la resistencia bacteriana, un problema que ha dado lugar a un nuevo escenario: hay que investigar nuevos antibióticos porque los que tenemos empiezan a no curar, no son tan eficaces.

Botiquines caseros...

La tendencia a abusar de los antibióticos más que de otro tipo de fármacos se debe a la percepción de medicamentos muy eficaces y seguros que inducen a la automedicación y al abandono prematuro del tratamiento. Los asturianos, en principio, utilizamos los antibióticos que prescriben los médicos. Pero una cosa es lo que se prescribe y otra es si en el hogar realmente se utilizan de forma adecuada. La población dispone de suficiente información para asumir su papel de responsabilidad en la lucha contra las resistencias: no automedicarse, ajustarse a las dosis y duración prescrita, no solicitar antibiótico sin receta, no utilizar envases que quedan en casa de una infección anterior.

...Un enemigo que se rearma...

De los antibióticos esperamos que nos curen, que desaparezca la infección. Y efectivamente curan, pero sólo si hay una bacteria a la que matan o a la que impiden desarrollarse. Es bastante frecuente que si una persona percibe que está curada deje de tomar el medicamento (en este caso, el antibiótico). La persona se siente mejor porque ha disminuido el número de bacterias que causan la infección, pero no han desaparecido completamente, por eso pueden "reorganizarse" y hacerse resistentes. La bacteria se vuelve más fuerte y ya no se dejará matar por el antibiótico.

...Y automedicación

La automedicación suele producirse bajo el argumento "en otra ocasión lo utilicé y me curó". ¿Realmente le curó el antibiótico o era un resfriado que se curó por si solo? Lo fundamental es ser muy prudentes. Cada persona es distinta a su "día anterior", cada infección también puede tener unas características y unas consecuencias muy diferentes a la "vez anterior". El tratamiento será el adecuado para cada momento y puede ser distinto al esperado.

Infecciones urinarias y respiratorias

Las infecciones respiratorias y urinarias son la causa mas frecuente de consultas al médico y al farmacéutico, y lógicamente a mayor uso más uso inadecuado. Suele haber antecedente y experiencia de uso de medicamento y que queden "sobrantes" en el botiquín familiar. Son procesos que con frecuencia curan solos (autolimitados) y suele asociarse la "curación" con el uso del antibiótico. El bajo precio de los antibióticos usados para estos cuadros favorece la automedicación. El principal riesgo derivado del abuso de los antibióticos es que cuando un paciente los necesite ya no le funcionen. Que cuando su hijo o su nieto lo necesiten por una infección grave tampoco le curen.

Siempre con receta y sólo en casos indicados

Desconocemos la evolución de las infecciones, pero es muy importante mirar hacia atrás, cuando las infecciones mataban porque no había antibióticos. Con los antibióticos cambió el panorama. Sumados a los avances en la distribución y depuración del agua y a las mejoras en la vivienda, en la alimentación en las condiciones socioeconómicas, lograron un cambio radical en el vivir y en el morir: las infecciones parecían vencidas. Así que lo sensato podría ser: A) Prescribir antibióticos siempre con receta y sólo en situaciones en que las ventajas superen previsiblemente a los inconvenientes. B) Dispensar antibióticos sólo con receta, según exige la práctica farmacéutica correcta. C) Fomentar entre los pacientes el uso racional de los antibióticos, de forma que la probable presencia de una infección vírica autolimitada (otitis media, rinitis, faringitis, amigdalitis y bronquitis aguda, entre otras) conlleve la expectativa de un simple tratamiento sintomático, no antibiótico. El Colegio de Farmacéuticos de Asturias ha realizado un gran esfuerzo divulgativo y formativo en los últimos años dirigido a sus colegiados y a la población, y este esfuerzo ha dado su fruto: cada vez son más personas las que saben que un antibiótico necesita receta o que no sirve para curar un resfriado o una gripe.

Problema de todos

La mejor vacuna para un niño, para un adulto, para una persona sana, para un enfermo, es protegerlo de las infecciones y eso implica una actitud responsable de toda la sociedad en el uso de los antibióticos.

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