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Asturias, llena de polígonos vacíos, tiene el suelo industrial más caro del Noroeste

Asturias oferta suelo empresarial equivalente a la superficie de dos factorías como la de Du Pont y que lleva años vacío por la crisis, los altos precios y la falta de especialización de los polígonos

Asturias, llena de polígonos vacíos, tiene el suelo industrial más caro del Noroeste

Manuel Cima ya había dado por perdido su trozo de paraíso. Este vecino de Bobes, en Siero, tenía asumido que todas las mañanas, al levantar la persiana de su habitación, dejaría de ver prados con vacas pastando, huertas y maizales y que su vista estaría condenada a estrellarse, una y otra vez, con naves industriales. Sin embargo, para lo que no estaba preparado era para vivir durante años en medio de un desierto industrial, sin accesos asfaltados, rodeado de zanjas y asediado por los jabalíes. "No podemos ni abrir las ventanas porque nos entran nubes de polvo", afirma apuntando con su bastón a varios montones de tierra que, por su tamaño, más parecen dunas.

La casa de Manuel Cima, en la que reside con su mujer y dos hijos, está dentro de los límites de lo que, en los planos, se denomina Parque Empresarial de Bobes, la mayor reserva de suelo industrial de Asturias con más de un millón de metros cuadrados de superficie que se extienden por las localidades sierenses de Bobes, Balbona, San Miguel de la Barreda y Granda, en pleno centro de la región. El polígono comenzó a desarrollarse en 2001, pero los problemas con la tramitación y las expropiaciones, la asfixia económica del promotor -la sociedad mixta Sogepsa, que tiene una deuda de cerca de 139 millones de euros- y las disputas con las empresas adjudicatarias de las obras, que acabaron en los Juzgados, retrasaron los trabajos y los paralizaron en diciembre de 2012, cuando el proyecto estaba al 70% de ejecución. De fondo, la crisis hizo que el interés que habían mostrado empresas por instalarse allí se evaporara. No hay ni fecha para retomar las obras y las infografías que había mostrado en su día Sogepsa con los terrenos llenos de naves parecen espejismos.

El Parque Empresarial de Bobes no es el único desierto industrial de la región. Hay polígonos que llevan años completamente urbanizados y que permanecen vacíos por falta de iniciativas empresariales. Es el caso de las tres áreas industriales que construyó la empresa estatal Hunosa en antiguas instalaciones mineras y escombreras de Langreo y Mieres. Son los polígonos de El Cadavíu, Modesta y Reicastro, que suman más de 200.000 metros cuadrados de suelo industrial. "Los viales los utilizamos para pasear y las parcelas son estupendas para soltar el perro", explica el prejubilado mierense Carlos González mientras cruza a paso vivo el polígono de Reicastro en dirección a Ujo. "Suelo venir algunas mañanas para hacer un poco de ejercicio", añade. Hunosa reservó terrenos allí para su proyecto de planta eléctrica de biomasa, que de momento sigue siendo humo.

Según los datos que maneja el Instituto para el Desarrollo Económico del Principado de Asturias (IDEPA), la región tiene vacíos 1,69 millones de metros cuadrados de suelo industrial repartidos en 27 polígonos -principalmente en Bobes, Lloreda en Gijón, Barres en Castropol, La Curiscada en Tineo y Olloniego II en Oviedo- que si se incluyen los terrenos de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA) se elevan a 2,39 millones de metros cuadrados, el equivalente a 400 campos de fútbol. Esa estadística es de terreno útil, no incluye espacios libres y viales, con lo que la superficie bruta supera los 3 millones de metros cuadrados. Además están en tramitación en Asturias otras nueve áreas industriales con más de 1,3 millones de metros cuadrados. Con ellos la suma de suelo ya superará con creces los 4 millones de metros cuadrados, el doble, por ejemplo, de la superficie de todo el valle de Tamón, donde se asienta el complejo industrial de Du Pont.

El stock de suelo industrial de Asturias es similar al que dispone la vecina Galicia (4,5 millones de metros cuadrados) y menos de la mitad del que tiene Castilla y León (11,1 millones), aunque hay que tener en cuenta que la superficie de estas comunidades es mucho mayor que la del Principado y que disponen de una orografía más favorable, sobre todo en el caso de Castilla y León.

La Federación Asturiana de Empresarios (FADE) considera que "no está de más" disponer de un stock de suelo industrial vacío "porque a medio plazo puede ser muy necesario para consolidar y atraer actividad". Por su parte, los sindicatos UGT y CC OO destacan la necesidad de analizar, concejo por concejo, la oferta de suelo para evitar excesos y piden coordinación entre el Principado y los ayuntamientos. En lo que coinciden empresarios y sindicatos es en que la bolsa de suelo industrial debe tener "un precio atractivo" para lograr el asentamiento de empresas.

No hay estadísticas fiables que comparen los precios del suelo de los polígonos por comunidades. Lo más parecido son los estudios que elabora el Colegio de Registradores de la Propiedad, Bienes Inmuebles y Mercantiles de España sobre el precio medio del metro cuadrado de naves industriales. Según su último informe, el correspondiente a 2014, una nave industrial cuesta en Asturias una media de 323 euros el metro cuadrado, el 20% más que en el resto de comunidades del noroeste de España.

Sogepsa, el principal instrumento del Principado para ejecutar sus planes de suelo industrial, tiene en estos momentos suelo urbanizado en venta en cuatro aéreas industriales con una superficie de 500.000 metros cuadrados. Los precios oscilan entre los 100 euros el metro cuadrado de Lloreda (Gijón) y los 60 euros de La Cardosa (Grado) y Guadamía (Ridadesella), pasando por los 65 de Barres (Castropol). Fuentes de Sogepsa destacaron que en los últimos tiempos "se han activado importantes promociones de precios" con rebajas de hasta el 35%. Además, Sogepsa ha flexibilizado las condiciones de venta, ha promovido acuerdos con bancos para la financiación de la compra del suelo y la construcción de naves, y ha ofertado nuevas modalidades para la comercialización de suelo como el derecho de superficie o el alquiler.

Pese a los esfuerzos, en 2014 el IDEPA sólo constató la venta o reserva de 15.600 metros cuadrados de suelo en polígonos en los que participa (la mayoría de los asturianos incluidos los de Sogepsa). Esa superficie representaba poco más del 1% de la oferta total de terrenos disponibles en la región. Desde el IDEPA se vinculó el bajo nivel de ventas con la crisis, pero hay quienes piensan que no todo se debe a ese factor. "Las políticas de creación de suelo en Asturias aún siguen siendo muy similares a las que había en la década de los años 80 del pasado siglo vinculadas a la reindustrialización y que consistían en limitarse a crear suelo, generalmente sobre los terrenos de las actividades clausuradas, para intentar atraer a todo tipo de empresas", señala el morciniego Rafael Menéndez, geógrafo de la Universidad de Salamanca e investigador colaborador del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de Oviedo. Menéndez considera que ese modelo ya no es efectivo porque sólo atrae a empresas de redistribución y almacenaje con escasa capacidad de creación de empleo de calidad y un alto consumo de suelo. "Se debe ir más allá. Las experiencias de éxito son las que vinculan los espacios industriales con centros de investigación públicos o de empresas privadas y con las universidades. Eso está funcionando en otras comunidades y en Asturias el ejemplo es el Parque Tecnológico de Gijón", apunta el geógrafo, que añade que los polígonos deben especializarse, dirigirse a un tipo concreto de empresas, y deben estar conectados a la investigación. "Con ese modelo a las empresas no sólo se les ofrece suelo a unos precios competitivos, también la posibilidad de formar parte de redes de colaboración", señala Menéndez, coautor de varios libros sobre el desarrollo urbanístico de Asturias.

El macropolígono de Bobes ni responde al modelo de reindustrialización, porque no aprovecha antiguos terrenos empresariales en desuso, ni responde a la nueva tipología de parque tecnológico. Es un gran contenedor de más de un millón de metros cuadrados que está a medio construir y que ahora tiene un futuro incierto después de tres años de paralización. En medio de ese desierto industrial vive Manuel Cima, un pequeño empresario retirado de 77 años que no quiere abandonar la casa que levantó hace 35 años. El polígono le ha dejado sin vecinos -el resto de casas del barrio de Los Campos de Bobes fueron derribadas-, le ha arañado 110 metros cuadrados de su finca de poco más de 600 -que le pagaron a 30 euros el metro cuadrado, lo que no le dio ni para costear el nuevo cierre- y le ha arrebatado la carretera de acceso. Ahora su casa está comunicada por una pista de tierra abierta entre zanjas, montañas de arena, colectores sin tapas de registro y descampados llenos de residuos de obra y de huellas de jabalí. "Llevamos tres años así, abandonados. Ya he enviado más de una docena de cartas a Sogepsa y ni me responden", clama Manuel Cima. Quien sí le escribió fue el Ayuntamiento de Siero para notificarle que debía abonar más de 600 euros por la revalorización de sus terrenos al estar dentro de los límites del parque empresarial y para informarle de que todos los años se incrementaría el recibo del IBI.

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