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JOSÉ MARÍA PÉREZ, "PERIDIS" | Arquitecto, humorista gráfico, experto en Patrimonio Histórico

"San Julián de los Prados necesita un prado-puente sobre la autopista"

"Los asturianos están orgullosos del Prerrománico, pero tienen que comprometerse con sus monumentos""

José María Pérez, "Peridis", ante una gran fotografía del monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo que adorna su despacho de Madrid. modem press

José María Pérez González, "Peridis" (Cabezón de Liébana, Cantabria, 1941), es arquitecto, dibujante, humorista gráfico y escritor. Nació en Cantabria, pero desde su infancia está vinculado a Aguilar de Campoo (Palencia). Allí desarrolló uno de sus grandes proyectos vitales, la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, una entidad privada que preside y que ha sido clave no sólo en la recuperación y restauración del Románico palentino. También lo ha convertido en un producto muy rentable en el mercado cultural y turístico español e internacional. También para el empleo: la fundación tiene 150 trabajadores. Peridis encarna un ejemplo de gestión innovadora y apasionada del patrimonio. Con él, las piedras reviven. Muchos defensores del Prerrománico asturiano miran a la institución que encabeza Peridis como modelo a seguir en Asturias para revitalizar unos monumentos con 1.200 años que, pese a estar declarados Patrimonio de la Humanidad, no acaban de encontrar solución a los graves problemas que los aquejan desde hace décadas. Muchos defensores del Prerrománico asturiano se preguntan por qué nadie le pregunta a Peridis cómo lo han hecho él y su equipo en su fundación.

-¿Cómo lo han hecho ustedes?

-¿Se lo digo?

-Sí, claro.

-Pues con mucha paciencia, con mucha tenacidad y con un gran compromiso. Somos una sociedad civil. Empezamos siendo la Asociación de Amigos de Santa María la Real (de Aguilar de Campoo) hace cuarenta años. Empezamos desescombrando el monasterio, que era la cabeza de todo el Románico del norte de Palencia, y conseguimos fondos para la restauración. A la vez, hacíamos actividades culturales durante el verano en las iglesias románicas del entorno. Las llamábamos "Romerías del Románico". Consistían en convocar a la gente e ir un domingo a comer, a merendar con músicos de la Joven Orquesta Nacional, con poetas... Fueron Antonio Gala, músicos como Amancio Prada, Luis Eduardo Aute. Había música tradicional y Mozart.

-Y ahí recaudaban fondos.

-No. Teníamos fondos de la asociación, había 500 socios y ponía dinero la Diputación. No era muy caro. Las romerías se hacían para llamar la atención y sensibilizar a la gente. Yo explicaba la iglesia, Santiago Amón recitaba a Berceo... En fin. Era una especie de happennig con los lugareños pasándolo bien, comiendo en una campera a la vera de un templo y diciendo la misa por la tarde en un prado. Era muy bonito. ¿Sabe quién estuvo allí, de director de la Joven Orquesta?

-No.

-Víctor Pablo Pérez, que ha sido director de vuestra Orquesta Sinfónica de Asturias durante muchos años. Llámele y que le cuente cómo eran las "romerías del Románico". Le dará una bonita pincelada.

-Era una forma de sensibilizar, decía...

-Sí, era una forma de sensibilizar a través de los medios de comunicación y de los vecinos. También empezamos a documentar el Románico. Poco a poco. Eso fue el germen de la Enciclopedia del Románico que hemos hecho, donde hemos incluido el Románico y el Prerrománico asturianos. Y van a ser 65 tomos. Hicimos también las escuelas taller. Como no había dinero, en la restauración trabajaron jóvenes en paro que aprendían un oficio. Hubo muchas escuelas taller, también en Asturias. Restauramos el Conventín de Valdediós. Las escuelas taller, que empezaron en Aguilar de Campoo con fondos europeos, han sido un gran programa de política activa del Ministerio. La escuela taller, aparte de formar jóvenes, restauraba algún edificio que luego convertíamos en posada. Es decir, intentamos que nuestro Románico sirviera para crear nuevas actividades culturales y fijar población. Ahora mismo la Fundación Santa María la Real tiene más de 150 trabajadores. La mayor parte son mujeres. La mayor parte son contratos fijos y una buena parte licenciados. De 15 países.

-¿Se autofinancia?

-Sí, se autofinancia. Recibe alguna ayuda mínima en relación a lo que factura.

-¿Cuánto?

-Nosotros tenemos un presupuesto anual de 6 millones de euros.

-¿Y todos sin dinero público?

-Todo a pelo. Prácticamente todo. Es cierto que estamos haciendo programas europeos. Pero en pública convocatoria. Ahora mismo hemos hecho una actividad nueva para el empleo que se llama "Lanzadera de empleo y emprendimiento solidario". Hay en toda España, algunas en Asturias y va haber más enseguida. Consisten en que los desempleados se reúnen todos los días en una oficina con un coordinador para buscar todos trabajo para todos. Es una búsqueda activa de empleo de un equipo de 20 desempleados voluntarios, visibles, activos y solidarios. Es un proyecto innovador. Nosotros siempre hemos hecho innovación. De salida, nos planteamos que el patrimonio no era una carga, que era un recurso. Y que no era un lastre para la sociedad, sino una fuente de empleo y de formación. Y a partir de ahí lo que hemos hecho fundamentalmente es añadir valor al patrimonio, a las personas y al territorio. El principal patrimonio para nosotros son las personas que viven en ese territorio donde está el monumento.

-¿Cómo estaban los monumentos románicos de Palencia cuando usted comenzó?

-No estaban demasiado mal porque todavía quedaba gente en los pueblos. Pero ya no queda casi nadie. Hemos restaurado entre 70 y 80 iglesias románicas en el entorno con la ayuda de fundaciones, con la ayuda de la Junta de Castilla y León en el plan "Románico Norte", con participación de la Fundación Cajamadrid. Y en la enciclopedia nos ayudó Caja Duero. También hemos hecho una residencia de mayores para que las mujeres de la zona y los hombres tengan trabajo y que la gente mayor no se vaya. Fijamos población. Para que haya población tiene que haber mujeres. Si no hay mujeres, no hay repoblación.

-Han convertido el Románico palentino en un activo económico.

-Y en un destino turístico. A través de las series de televisión que hice sobre el Románico y las catedrales, y con la enciclopedia que editamos y con una actividad permanente en publicaciones, seminarios, cursos... Ahora mismo estamos haciendo viajes culturales por toda Europa. Es lo que se llama Cultur Viajes.

-¿En qué consiste?, ¿cuánto cuestan esos viajes?

-Entre 400 y 2.000 euros. Hay varias rutas: el Románico gallego de las rías, el norte de Portugal, la Cataluña románica, Úbeda y Baeza, Granada y Córdoba, el Duero... Fuera hay un viaje a la Borgoña, otro a Cluny, otro a Sicilia, otros a Languedoc... Es un viaje cultural donde va no un guía, va un gran experto en Románico que acompaña y charla con los viajeros, está con ellos, es participativo. Al participante se le dan unos apuntes, se sacan fotografías para todo, 2.000 fotos. Es un viaje muy participativo y un viaje de hacer amigos. Primero, hacerte amigo del Románico, y luego se hacen amigos entre ellos.

-¿Cuántos viajes están haciendo al año?

-El año pasado empezamos y ya hubo varios. Este año vamos a hacer quince viajes con 40 personas cada uno. Movilizaremos seiscientas personas. Pero en los cursos que damos movilizamos más de eso. Y con la enciclopedia dimos trabajo a 1.500 titulados a lo largo de estos años. Nosotros, en definitiva, lo que hemos hecho es convertir el patrimonio de lamento en recurso y de problema en solución y de gasto en inversión con valor añadido. Le hemos dado la vuelta totalmente al concepto desde el primer momento.

-La financiación de entidades privadas. ¿Es tan difícil?

-Difícil. Y ahora más. Como los organismos públicos tienen otras prioridades (atención a los mayores, la educación y la sanidad...), la restauración y el mantenimiento del patrimonio son la cenicienta de esta sociedad del medio-bienestar.

-Pero ustedes consiguieron fondos.

-Porque le hemos dedicado una serie de energías personales infinitas. La situación de antes era distinta. Antes estaban las cajas de ahorros. Antes las empresas dedicaban dinero a estos proyectos. Ahora se lo dan a Cáritas, a Cruz Roja, a otras entidades benéficas. Han cambiado las prioridades. Y como la sociedad no espabile, y done y trabaje voluntariamente y se mueva por el patrimonio, el patrimonio lo va a pasar muy mal.

-¿Qué aporta el patrimonio a una sociedad?, ¿qué importancia tiene?

-Toda. El patrimonio aporta lo más importante, la memoria. Sin memoria no somos nadie. No sabemos de dónde venimos, qué han hecho nuestros antepasados. En el caso de Asturias, los asturianos tienen una memoria gloriosa. Es el origen de la nueva España, es el origen de la España posromana y posvisigoda. La participación de Asturias, de Pelayo, y la aportación del arte asturiano a la historia de España y al arte universal es muy importante. Se habla de Carlomagno, pero la pequeña corte asturiana hizo unas joyas inigualables, no de carácter urbano, sino muy inscritas en lo que era aquel reino de arte en el paisaje...

-Pero parece que el tratamiento político del Prerrománico asturiano, pese a lo que usted dice, no está a la altura de su relevancia histórica.

-No lo sé. Pero yo no echaría la culpa a las instituciones. Yo creo que tendrían que haber unas fundaciones que... No sé si las hay.

-No, no las hay.

-Bien es cierto que es un bien de tal altura que está cuidado, pero la sociedad debería participar en su animación. Y en celebrarlo. Tendría que celebrarlo todos los años. Oye, yo me ofrezco con mi fundación a organizar, con quien sea de Asturias, eventos de carácter cultural en el arte asturiano durante todo el verano. Nos sentamos en una mesa y planteamos una serie de actividades respetuosas para celebrar ese patrimonio. Nosotros estamos ahora con el Ministerio de Cultura con un programa que podría valer para el arte asturiano, si colaborara el Principado. Se llama "Museae" y en León participa la Fundación Eutherpe y la nuestra para hacer música en los monumentos. Y estamos dispuestos a extenderlo, y además con jóvenes músicos de la región. Dar una serie de conciertos o plantear una serie de actividades que animen a la gente de Oviedo y de fuera a visitar el arte asturiano y que lo promocionen. No ir a ver el monumento a pelo, ir, por ejemplo, a Santa Cristina de Lena a las seis de la tarde y que pueda haber algo en la pradera, delante de la iglesia, una merienda o lo que se quiera, y luego en la iglesia hacer un concierto y tener una convivencia en torno al patrimonio. Pero esa actividad musical o teatral, a pequeña escala, no puede asfixiar estos monumentos. En el arte asturiano, no digo hacer como con las cuevas de Altamira, pero hay que hacerlo por turnos, con cupos, y con delicadeza. No se puede convertir en una romería. Puede haber una romería una vez al año, pero no todos los días.

-¿La clave está en envolver a los monumentos con su historia?

-La clave está en envolver a los monumentos de vida y de gente. Y que no sean monumentos disecados para el turismo.

-¿Cuál es su experiencia personal con el Prerrománico asturiano?, ¿qué le transmite?

-Es la sensibilidad en estado químicamente puro. Es un niño recién nacido que es maravilloso y que ya lo tiene todo. Son los monumentos mejor integrados en el paisaje que he visto en mi vida. Santa María del Naranco está donde tiene que estar y es lo que tiene que ser. De una belleza primigenia. Es como cuando un niño abre los ojos y ve el mundo. Hay que verla con esos ojos, con sensibilidad, con tiempo.

-¿Y no le sorprende que siga habiendo una carretera al lado de Santa María del Naranco y una autopista al lado de San Julián de los Prados?

-Lo de San Julián de los Prados no tiene nombre. Al hacer la autopista habría que haber hecho un paso de lado a lado de unos 300 o 400 metros, verde, que no costaba tanto. Al hacer la autopista, no ahora, que sí cuesta. Pero en aquel momento faltó esa rapidez que tiene Messi para meter el gol. Hay que hacer un túnel. ¿No se hace un túnel para que pasen los animales en las autopistas? Pues uno un poco más ancho. Un "puente-prao". ¡Un "praopuente"! ¿No es San Julián de los Prados? Pues un prado sobre la autopista. Ponga este titular: "San Julián de los Prados necesita un prado sobre la autopista".

-De todos los monumentos prerrománicos, ¿cuál es el que más le sugiere?

-A mí, Santa María del Naranco. Siempre. Es el más delicado. Pero todos ellos. Cada uno tiene su encanto. Lena es una maravilla. San Julián de los Prados es más completo, por las pinturas. Y Lillo parece que se sostiene solo, tan alto, tan esbelto, aunque no está completo. Pero esa cruz que tiene ahí y esos volúmenes tan puros...

-¿Y usted que conoce Asturias y tiene muchos amigos aquí cree que el aprecio que los asturianos tenemos por el Prerrománico deja algo que desear?

-Ustedes tienen orgullo del Prerrománico. Es su emblema. Pero con el orgullo no basta. Hay que pasar a la acción. Y la acción es comprometerse con los monumentos. Y decir. Yo me comprometí con el monasterio de mi pueblo (Aguilar de Campoo) y le he dedicado toda una vida. Y me ha dado muchas horas de felicidad, muchas horas de gestiones, muchas horas de cavilar por la noche. Es cierto. Pero el patrimonio te da mucho más de lo que le das tú a él, porque contiene tantas cosas y es capaz de tantas vibraciones en el alma... Es impagable cuando se profundiza en su conocimiento y en su disfrute. El patrimonio está para disfrutarlo y disfrutarlo es visitarlo a menudo, recordarlo, pasearse por allí, escuchar un concierto, un recital poético. Porque cada vez que vas se renueva tu experiencia.

-Entonces tenemos orgullo, pero nos falta compromiso.

-Sí, hay que pasar del orgullo al compromiso.

-¿Los palentinos han dado ese paso?

-Orgullo, siempre; compromiso, mucho. En la Administración local, en la provincial y en la autonómica. Aquello está bien mantenido y bien conservado, los vecinos enseñan los templos, en el verano están abiertos. Tiene una vida y tiene un nombre, el Románico palentino, porque llevamos 40 años dándole a la misma tecla y tocando la misma copla, todos a una, con liderazgo, con una fundación muy profesionalizada, con una solvencia y un prestigio que nos ha dado hacer las cosas bien durante mucho tiempo.

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