Los hogares destinan un 13,46% de su presupuesto anual alimentario a los productos pesquetos. Y esto en un país voraz en materia de pescado: somos los cuartos mayores consumidores europeos per cápita (800 gramos a la semana por persona), por detrás de Islandia, Portugal y Noruega. El sector resiste, así sea a duras penas, y se adecua al nuevo escenario. Asturias, con amplia tradición pesquera, no es aajena a los nuevos hábitos de consumo (pescado importado y de acuicultura) y aún goza de una oferta de productos autóctonos excepciona, aunque inalcanzable para ciertos bolsillos.