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Cabranes, renace gracias a la innovación agroalimentaria, internet y alquileres baratos

Uno de los concejos más envejecidos de la región, paradigma del cambio del mundo rural

Cabranes, renace gracias a la innovación agroalimentaria, internet y alquileres baratos

Hace una década Cabranes era, después de Caso, el segundo concejo más envejecido de Asturias. Su futuro era el de los numerosos octogenarios que acogía. Hoy se ha dado la vuelta como un calcetín y este municipio del centro de Asturias de poco más de mil habitantes se ha convertido en uno de los modelos más brillantes de innovación rural. Un grupo de jóvenes emprendedores se ha asentado en estos hermosos valles que hay entre Nava y Villaviciosa. En la tierra afamada por el arroz con leche, esta colonia de neorrurales se busca la vida por nuevos caminos: la producción de una crema de cacao ecológica y asturiana (Asturcilla), granjas de huevos ecológicos, catering ecológico, cultivo de setas medicinales, restaurantes donde lo "agro" y lo "cosmo" se fusionan a la perfección, cursos de idiomas on-line... Cabranes abre su propio y sorprendente camino.

¿Y cómo empezó todo? Al principio fue la tecnología. Alejandro Vega, actual alcalde de Villaviciosa, fue el regidor cabranés entre 2003 y 2010. Cuando llegó al cargo, lo primero que se planteó fue cómo podían atraer población. Respuesta: "Lo hicimos con el acceso a las nuevas tecnologías. En 2004 pusimos en marcha la primera red wifi municipal de Asturias. Esto ya tuvo un efecto llamada tremendo. Luego, en 2006-2007, conseguimos que el Principado incluyera Cabranes en sus planes de expansión de la fibra óptica". A esto se añadió un vivero de empresas. "Ese proyecto era una de las niñas de mis ojos y ya es toda una realidad", comenta Vega orgulloso. "Se financió con fondos del plan Reindus, destinado a zonas mineras en declive, y Cabranes es una de ellas. Ahora está funcionando muy bien y ya ha dado lugar a varias ideas empresariales. Entre ellas, a una empresa de telemedicina que en breve se instalará en el polígono y la recién constituida cooperativa Kikiricoop".

El acceso a la banda ancha desvincula el negocio de su ubicación. Con internet, el empresario ya tiene acceso directo al mundo entero. Ésa fue una de las ventajas que los jóvenes emprendedores encontraron en Cabranes. Pero había más. Otra era su ubicación geográfica. Es un concejo netamente rural, pero con buenos accesos y en pleno centro de Asturias. Además, había muchas casas en alquiler o venta. Así surgió ese "efecto llamada" del que habla Vega. Cabranes llamaba a los "neorrurales", aquellos -jóvenes en su mayoría- que habían decidido dejar las ciudades donde se criaron para instalarse en el campo en busca de una mejor calidad de vida, en busca, en realidad, de otra forma de vida, pues su biografía no se desarrolla sobre una carrera por el incremento de la productividad, sino que tratan de encontrar una medida más humana para todas las cosas. Muchos hacían el camino inverso del que hicieron sus padres, cuando el desarrollismo español vació los pueblos y miles de familias campesinas fueron afluyendo hacia las ciudades.

Hoy Cabranes es una comunidad eminentemente rural. Pero vertebrada por la tecnología que articula la relaciones del siglo XXI. Lo cuenta Ángela Rodríguez Vega, zamorana que eligió Cabranes para vivir hace ya unos cuantos años. "Tenemos una red de ayuda vecinal a través del Whatsapp. Hace tiempo se creó este grupo de vecinos donde, cualquiera que necesita algún tipo de ayuda, deja un mensaje. Mira, yo misma tengo dos dedos lesionados y ya se me ha ofrecido gente para llevarme al médico o para echarme una mano en casa tras comentarlo en el grupo", afirma.

El Whatsapp funciona como un conceyu abiertu permanente para todos. La "red de ayuda" es para los recién llegados y para los vecinos "de siempre". La comunicación a través de este servicio de mensajería para móviles ha contribuido extraordinariamente a la integración y cohesión vecinal. "Es normal que al principio hubiera un poco de desconfianza", añade Ángela Rodríguez. "Podían preguntarse quiénes son éstos, por qué vienen aquí... Pero bueno, somos de lo más variopinto, como todo el mundo. En general, la gente lo único que quiere es vivir en el medio rural, volver a la naturaleza, aprovechar sus recursos y participar de la vida del pueblo". Ángela subraya que "hay que integrarse, ser un vecino más, y creo que eso es algo que ya hemos logrado", dice esta titulada como auxiliar de clínica, impulsora de El Tenderete, el mercadillo mensual de productos locales y ecológicos, pero también de otros productos y de trueque, incluso de servicios. "Del mercadillo han salido ya varios proyectos, es un auténtico vivero de ideas. Además, ha servido para que los vecinos nos conozcan, para que nos conozcamos todos. La gente quiere el mercado, trae público al pueblo y se consume en los bares", añade Ángela.

Verónica Sánchez, antropóloga y con un máster en agroeconomía y, su marido, el cocinero Sergio de la Oz, son dos de los protagonistas del renacer rural de Cabranes. Son los creadores de Asturcilla, una crema de avellanas, cacao , leche y azúcar que se define como "ecológica y neopaisana". En este proyecto participa también Guillaume Duval. Junto a ellos, Íñigo González, cocinero profesional, y la fotógrafa María Arce han formado la cooperativa Kikiricoop. En estos momentos están adecuando una de las naves del polígono de Cabranes para poder iniciar en breve la producción de esta "nocilla" asturiana. María e Íñigo también están inmersos en su proyecto personal. Se trata de un catering ecológico que responde al nombre de "Con-Fusión Comidas".

Otro ejemplo de los resultados de este vivero de empresas lo encarnan Valle Baranda y su marido, Carlos Pérez. Ambos son artistas, tienen un taller de litografía y serigrafía, Alchemy Prints. Son padres de dos niñas y residentes en Villanueva. Su nuevo negocio, sin embargo, no tiene nada que ver con el arte gráfico. "Tras hacer un curso en el vivero decidimos poner en marcha una academia de idiomas virtual llamada Léxico Idiomas. Mi marido da clase de inglés en una academia en Gijón y la idea surgió porque, vía internet, lleva tiempo dando clases de español a chinos en inglés. Las aulas virtuales ya están montadas, yo hice la página web y las clases se imparten por videoconferencia". Con banda ancha, da igual que estés en Cabranes que en Nueva York.

Todo este movimiento de gente que viene, e incluso en ocasiones se va, lo ha contemplado desde primera fila una emprendedora local, Patricia Pardo Suárez, licenciada en Pedagogía. Desde hace varios años está al frente del negocio familiar, el bar tienda Casa Suárez. Primero estaba en manos de sus abuelos y luego de sus padres, en Santa Eulalia, la capital del concejo. Ésta es su visión del renacer cabranés: "Aquí hay un poco de todo, desde gente que sólo viene a vivir porque hay casas y viviendas en alquiler y compra, y luego trabajan fuera, a otros que vienen a vivir al pueblo y a trabajar aquí. Lo que sí es cierto es que en el pueblo, en los últimos años, se ven más críos", señala. Hay 45 niños en el concejo.

El alcalde cabraniego, Gerardo Fabián, destaca que "el efecto llamada fue más intenso, en principio, entre los ingleses. Creo que los proyectos que se están iniciando aquí están adecuados al lugar", añade. Sólo echa de menos que abra un llagar en un concejo "con muy buena manzana". Pero el rumbo está claro: "Hay que poner en marcha una agroganadería más moderna y ecológica. La transformación agroalimentaria es lo que tiene más hueco en Cabranes. El mercado El Tenderete, por ejemplo, se ha convertido en trampolín para llevar adelante algunos proyectos como es el caso de Asturcilla", destaca.

Pero la lista de emprendedores locales, la mayoría ligada al sector agroalimentario, no termina aquí. Continúa con los productos artesanos Santolaya y su arroz con leche y sus yogures, los embutidos Naveda y el pueblo de artesanos Paraje Villanueva. También se han sumado a este renacer rural de Cabranes la veterinaria Carolina Silvestri, también tejedora y filandera, y su marido, Chris Baldwing, director de teatro, quien va y viene estos meses a la ciudad de Wroclaw, en Polonia, donde está trabajando como uno de los directores de la Ciudad Europea de la Cultura 2016. Ellos han puesto en marcha su granja de huevos ecológicos 150 Gallinas. Otros neorrurales que se han instalado en el concejo son Harald Scherz y Leandro Meléndez, que se han asociado para el cultivo y venta de la seta shiitake (se considera que tiene propiedades medicinales) que comercializan con el nombre de Fungi Natur. O también la propuesta gastronómica de Javier y Adrián Mata, que llegaron hace unos años de Madrid y que ahora están al frente de su innovador restaurante El Restauratorio, en el pueblo de La Puerta, o la artesana Elisa Degreeff, que hace bolsos y trabajos en piel y que al tiempo estudia diseño e idiomas en Oviedo. No son los únicos. Hay más. Y lo más importante, han establecido una relación y apoyo común tanto en la vida, como en el desarrollo de sus proyectos.

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