La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las eurovisivas extranjeras (y II)

"Abba".

"Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar. Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación?". La célebre frase de don Pablo, el alcalde de "Bienvenido, Mister Marshall", vale para el jurado de Eurovisión del año 1958. Dejaron tercera a "Volare" (Nelblu dipinto diblu), de Domenico Modugno. Y "Volare" resultó ser una canción universal. Es más, "Volare" podría ganar ahora cualquier festival. Aun más, seguramente sería hasta deshonroso para "Volare" entrar en una competición. Porque a estas alturas esa pieza es patrimonio auditivo de la humanidad. Es el enlace de encuentro entre decenas de generaciones? Eso, una canción universal. ¡Pues quedó tercera! Lo difícil que es ser árbitro de cualquier cosa.

La semana pasada se revisaba aquí la "cuestión española" en Eurovisión. Este capítulo es el turno de las extranjeras que quedaron en la memoria de según qué oídos. Hay algunas que triunfaron más por la estética que por el recuerdo de su melodía; y otras, por decepción en el puesto. En todo caso, cada cual tendrá su lista de reproducción.

Hay muchas canciones que salieron "dolidas", pero que alcanzaron fama total. Cliff Richard, todo un "Shadows", se quedó agarrado al larguero con "Congratulations". Al menos ese mismo año cayó la gloria para España con el "La, la, la". Hay otras que han quedado grabadas en la memoria del personal y que, efectivamente, han ganado, caso inequívoco de "Waterloo" de "Abba", que, además, se coronó en una "ronda" que se hizo para elegir la mejor de la historia. Alguna, el "Aleluya" de Israel, quedó marcada por la quijotada española. Recuerden: Betty Missiego iba primera con aquel "¡Eh, mayor" de "Su canción"; España votaba la última. Y le dio los puntos al "Aleluya". Aunque, cierto es, el estribillo traspasó generaciones.

Otra pieza con clase que se hizo clásica y quedó fuera de podido fue "L'Amour est bleu", de Vicky Leandros. Magnífica melodía, ultrarromántica, una línea festivalera muy usual.

Nunca se olvidará el fácil estribillo y la estética de Sandy Shaw con "Puppet on a string" (Marionetas en la cuerda). Una de esas canciones de festival: infantil, familiar e incluso útil en un fin de fiesta bien cargado de bombo.

Las hay que, aunque pasaron fronteras de un lado a otro, tampoco es que hayan quedado muy grabadas en la mente del personal. Pero sí han dado para que entren en resúmenes de este tenor. Una de ellas es la de "Brotherhood of Man", "Save Your Kisses Forme", que ganó en los años setenta y es una representación absoluta del estribillo que requiere Eurovisión.

Hay un modelo que también ha conseguido colocarse en Eurovisión, con voces melódicas y un punto de sentimentalismo romántico, como hizo Celine Dion. Incluso las hubo que ganaron tan suavemente que apabullaron el universo festivalero. El ejemplo más directo fue Giciola Cinquetti con "Non ho l'età (per amarti)". Cinquetti fue durante años la "novia de Europa", hasta que la destronó, mucho después, Carolina de Mónaco. .

Y, claro, están las grabadas en las mentes de varias generaciones, al menos las que van de 45 años para arriba, o así. Se trata de France Gall con "Poupée de cire poupée de son", que es, digamos, un modelo similar al de Sandy Shaw. Una pieza, oída desde el punto de vista del castellano, cuasi de trabalenguas: infantil, juvenil, salpicada de melodía romántica y también válida para excursiones familiares.

Con el tiempo Eurovisión marcó sus revoluciones. Una sonada fue Sharon Cohen, o sea, Dana Internacional, que tuvo su debate por su condición sexual. No obstante, dejó huella tanto cuando ganó como cuando repitió. Por cierto, hablando de dobletes y hasta tripletes, ahí está Johnny Logan. Y el cambió total fue la presencia del rock en su expresión más dura (desde el punto de vista eurovisivo) con "Lordi", los chicos finlandeses de las máscaras.

Compartir el artículo

stats