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El macabro mercado global de animales

El lucrativo comercio ilegal de vida silvestre mueve diez billones de dólares al añol Rivaliza con los de drogas, armas y seres humanos

El macabro mercado global de animales

El tráfico ilegal de vida silvestre es un gran negocio. Un negocio cruel, despiadado y con graves consecuencias, no sólo para las especies objeto de comercio y para los ecosistemas y la biodiversidad de los que forman parte, sino también para las economías y los gobiernos. Se comercia con animales vivos, como mascotas de capricho o con propósitos más oscuros, y con partes de sus cuerpos, destinadas a la ostentación (marfil) o demandadas por supuestas virtudes medicinales (huesos de tigre y cuernos de rinoceronte). Ese mercado negro mueve cada año entre cinco y 20 billones de dólares, rivalizando con los otros tres grandes tráficos ilícitos: drogas, personas y armas, con los que suele estar relacionado (los mismos grupos criminales diversifican su actividad para hacerla más lucrativa o la vuelcan en uno u otro ámbito en razón del riesgo y de la demanda).

Ningún país está libre de pecado (aún hace unos días se intervenía una red de tráfico de halcones en Asturias con destino a los países árabes, donde son un signo de estatus y cotizan alto), pero hay dos grandes centros del tráfico ilegal de vida silvestre: África central, oriental y austral, en calidad de suministradora, y Asia (China y Vietnam, sobre todo), en la doble condición de compradora y distribuidora a Europa y a los Estados Unidos.

La macabra lógica de este negocio hace que una especie se cotice más cuanto más amenazada se encuentra, lo que traza un camino directo a la extinción, pues el aumento de la demanda hace disminuir la población, y esto eleva los precios y en consecuencia multiplica el interés de los traficantes. El catálogo de víctimas de este tráfico es casi inabarcable, pero hay tres animales que encabezan tanto la cotización como el riesgo de extinción derivado de su interés "comercial": elefantes, rinocerontes y tigre. Entre 35.000 y 50.000 elefantes africanos son masacrados cada año para abastecer el tráfico ilegal de marfil. Es un exterminio en toda regla: a este ritmo, a la especie le queda una década de existencia. Paralelamente, el precio del kilo de marfil ha pasado en 25 años de cinco dólares a los 2.205 que se pagan hoy en Beijing (China). A su vez, el kilo de cuerno de rinoceronte llega a comprarse por 66.139 dólares (más del doble del valor del oro y el platino) en el mercado negro chino. En Sudáfrica, donde vive el 73 por ciento de los rinocerontes salvajes del planeta, la incidencia del furtivismo se ha disparado: más de un millar de ejemplares fueron asesinados en 2013, frente a los 668 de 2012 y los 448 de 2011. La población de tigre apenas supera los 3.000 ejemplares y en la última década se cazaron más de mil. Hace un siglo había 100.000. Sólo el 7 por ciento de su antiguo territorio sigue ocupado.

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