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Cosplayers, el juego global de los disfraces

La moda japonesa de vestirse de personajes de los mundos virtuales alimenta comunidades como "Cure", con 1,2 millones de integrantes

Silvia Barreira, ilustradora, vestida a la derecha de un personaje creado por ella misma: Brigham Cernunnos. luisma murias

"Cure" es la principal web de cosplayers de Japón, el lugar donde nació esta afición por disfrazarse de personajes de videojuegos, cómic, cine o dibujos animados. En esta comunidad nada menos que 1,2 millones de personas muestran y comparten sus fotos con los más elaborados trajes de fantasía. La palabra "Cosplay" es una contracción de "costume play" (juego de disfraces, en inglés). Los cosplayers surgieron en los años 70 en Japón y hoy están a la orden del día. Se vio en la cantidad de personas que acudieron a la Cometcon de Oviedo vestidas de sus personajes preferidos. Pero no sólo en este encuentro. "Ya no nos sorprende nada ver a gente en Asturias disfrazada en los grandes estrenos de películas", apunta Daniel Santigosa, de la organización de la convención del Calatrava. Se pudo comprobar, por ejemplo, en los cines asturianos durante las pasadas Navidades, en el estreno del episodio VII de "Star Wars".

Entre los amigos que organizaron la Cometcon hay un grupo de entregados cosplayers. Aunque también hay chicos, la mayoría son mujeres. Ninoska Cifuentes, de 21 años, estudiante de diseño de moda, es una de ellas. Lo que más le atrae del mundo cosplay es la confección de los trajes. Tiene una veintena de ellos. Buena parte son princesas Disney. El más exitoso, el de Elsa, la protagonista de "Frozen". "No sé a cuántos cumpleaños habré ido vestida de Elsa. No paraban de pedírmelo". El éxito del personaje es universal, Disney vendió nada menos de 3 millones de disfraces de Elsa en 2014 y eso sólo en Estados Unidos. De todas formas, el traje que más beneficios le reportó a Ninoska fue el de un personaje llamado Leviathan, una especie de dragona sacado de un videojuego japonés. Con él compitió en un concurso en Plasencia, venció y ganó un viaje de una semana a Tokio, la meca de un cosplayer.

"Cada vez tenemos más visibilidad y hay más información sobre lo que hacemos, cada vez resulta menos raro, se ve que no hacemos satanismo", ironiza Claudia La Fonseca, de 25 años, diseñadora gráfica, de Gijón. Junto a la ovetense Silvia Barreira, estudiante de Bellas Artes de 21 años, es otra de la organizadoras de la Cometcon entregadas al cosplay. Sus transformaciones son espectaculares. Algunos ejemplos se muestran en esta página. Los trajes están hechos a conciencia.

Los cosplayers son todo un fenómeno social en Japón. A tal punto que el sociólogo Masahiro Yamada, de la Universidad de Chuo, en Tokio, explicaba en el "Financial Times" este movimiento como un reflejo del estancamiento de la economía nipona y de la falta total de oportunidades que sentían los jóvenes, condenados muchos a seguir en casa de sus padres y a la precariedad laboral. "La gente escapa a los mundos virtuales de juegos, animaciones y cosplays. Aquí, incluso los pobres y los jóvenes pueden sentirse como si fueran héroes". Ésta fue una teoría que posteriormente retomó el economista estadounidense James Pethokoukis, para gran enfado de los aficionados al cosplay. Este experto respaldaba las teorías del sociólogo japonés y argumentaba que el auge del cosplay en su país era también un reflejo del estancamiento de la economía de EE UU y una reacción a su exclusión como agentes activos en la economía. A cambio, añadía, se convertían en héroes de sus mundos de fantasía.

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