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Autopista hacia el dron

Expertos y usuarios reclaman una regulación definitiva y adaptable para unos aparatos que acabarán surcando los cielos de las ciudades para desempeñar casi cualquier tarea

Marcos González, pilotando, con unas gafas de realidad virtual.

Llenan las estanterías de multitud de tiendas y en breve poblarán los cielos de las grandes ciudades. Los drones se han convertido de un tiempo -breve- a esta parte en toda una moda con gran proyección de futuro. Hacerse con un dron es fácil. Pero para pilotarlo con garantías es necesario pasar por un curso de formación acreditado, y para que la autopista de los aires no se convierta en un caos circulatorio los amantes de estos aparatos esperan con impaciencia una regulación nacional que se hace de rogar.

El pasado viernes se celebró en la Feria de Muestras de Gijón la II Jornada de drones promovida por la Escuela Politécnica de Ingeniería, un encuentro que reunió a decenas de aficionados, estudiantes y profesionales con las miras puestas en un sector que, hoy por hoy, y sin regulación definitiva, "no tiene techo". Porque, tal y como apuntan los expertos, "llegarán a hacer casi de todo". En primer lugar, porque son aparatos no tripulados, con lo que pueden acceder a lugares complejos para realizar tareas limitadas a las personas. La jornada del viernes en Gijón fue un buen escaparate del gran interés que despiertan este tipo de aparatos.

¿Cuáles son las principales tareas en las que ya se trabaja? Desde la agricultura de precisión, con aparatos que ya son capaces de tomar datos de la tierra, detectar plagas o déficits de riego, hasta el control de las líneas de alta tensión, de las vías del ferrocarril, de los parques de molinos eólicos, vigilancia del tráfico, intervención en operaciones de rescate e incluso el transporte de pequeños paquetes, aunque no se prevé que la nueva regulación admita este punto hasta que los drones no sean aparatos completamente seguros para volar.

¿Quién puede pilotar un dron? En principio cualquiera, pero los expertos advierten de la necesidad de contar con una formación específica. El piloto comercial y formador de pilotos de drones Manuel Antonio Díaz advierte: "Si para conducir un coche en una carretera es necesario contar con una licencia y conocer las normas, con más motivo en el espacio aéreo". Porque, como explica de una manera muy gráfica, "son aparatos que vuelan, y cuando dejan de hacerlo se caen y causan daño". Por eso, en Asturias ya hay cerca de 200 pilotos con licencia oficial, tras pasar un reconocimiento médico específico y un curso de formación aeronáutica. Además, se acaba de crear la primera asociación regional de pilotos, con una treintena de miembros. En toda España superan el millar de operadores con licencia de vuelo, y se espera que la cifra vaya a más, porque, aparte del ocio, muchas empresas están empezando a ver la conveniencia de contar con aparatos de apoyo.

¿Dónde se puede volar un dron? En principio, en espacios abiertos, lejos de las ciudades. No se puede volar sobre aglomeraciones urbanas ni sobre aglomeraciones de personas. Tampoco por encima de los 120 metros sobre el suelo ni sobre las zonas de influencia de los aeropuertos, para evitar colisiones con los aviones en acercamiento a pista o despegues. Y tampoco se puede volar cuando se pone el sol.

¿Qué demandan los profesionales? En primer lugar, una norma clara, y no importa que sea restrictiva. Porque "no puede valer todo de golpe", razonan. Apuestan más bien por una norma flexible y fácilmente actualizable que avance, a la par que la técnica. Y también ven con buenos ojos la creación de un registro de compradores y fabricantes que pase a disposición del Gobierno. En Estados Unidos incluso se ha creado un registro de incidentes, que es público y se puede consultar.

¿Hasta dónde llegarán los drones? Hasta donde la tecnología y los usuarios quieran, porque "estamos empezando y a un dron se le puede añadir casi de todo", argumenta Manuel Antonio Díaz. Lo que es seguro es que "es mucho más que una moda. No hay límite para sus aplicaciones".

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