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La gran batalla por la mensajería

La dominante WhatsApp se enfrenta a competidores cada vez más duros como Telegram, Snapchat, Kik, Wire y Line

La gran batalla por la mensajería

Aunque WhatsApp mantiene una cómoda posición de liderazgo entre las aplicaciones de mensajería instantánea, con mil millones de usuarios activos, la exitosa compañía no podrá dormirse en los laureles porque sus competidoras empiezan a pisar fuerte y disfrutan de crecimientos más que esperanzadores para sus responsables. Telegram (con cien millones de usuarios, presume de seguridad y de grupos amplísimos) y Snapchat (otros cien millones, presume de sus mensajes autoborrados), que han sabido ofrecer un producto diferenciado y dirigido a públicos que buscan vías alternativas, son las principales perseguidoras, aunque en muchos casos no se trata de sustituir una por otra sino de complementarlas: cada vez hay más usuarios que tienen una aplicación de uso principal y otra en modo secundario. No es extraño en los mundos virtuales esa "infidelidad": se puede tener perfil en Facebook pero también en Twitter o Instagram, y las necesidades de cada uno fijarán la frecuencia con la que se usa una u otra.

Pero hay más invitados a la fiesta. La canadiense Kik da a un público esencialmente adolescente una ventaja muy apreciada en ese segmento de población: el anonimato total. Ni se asocia a una red social ni se acompaña con un número de teléfono. Sin rastro. Más segura incluso que Snapchat, que sólo permite que los mensajes de borren a gusto del consumidor. En Kik se realiza el registro con el nombre y la foto que se quiera y a chatear sin peligro. Nació en 2012 y en tres años superó los 240 millones de usuarios. En Estados Unidos es muy popular.

Las más veteranas Wire y Line también quieren protagonismo, aunque la segunda, que arrancó muy fuerte, se encontró con un problema técnico (devoraba recursos del móvil) que la perjudicó notablemente. Aún hay más: los expertos aseguran que Google estaría trabajando en una aplicación, Google Space, con la que recuperar el terreno perdido.

Lo que hoy funciona, mañana puede ser insuficiente. La competencia dispara el ingenio y nadie quiere quedarse fuera de cobertura: se avecinan tiempos de vértigo instantáneo.

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