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El asturiano Juan Suárez salvó el pellejo

En la madrugada del 3 de mayo de 1808, los franceses fusilaron a 44 personas en una tejera de la zona de Príncipe Pío, en Madrid, pero el patriota asturiano evitó las balas al arrojarse al suelo, rodar por una ladera y salir corriendo entre disparos

El asturiano Juan Suárez salvó el pellejo

El asturiano Juan Suárez salvó la vida de milagro. Formaba parte de un grupo de siete patriotas que iban a fusilar los franceses en una tejera de Príncipe Pío, en Madrid, durante la terrible madrugada del día 3 de mayo de 1808. Goya inmortalizó esos sucesos trágicos en su famosísimo cuadro histórico. Cuando sonó la descarga de fusilería Suárez se tiró al suelo, aflojó las ataduras, rodó por un terraplén, salió corriendo entre disparos y acabó llegando a casa sano y salvo. Algunas fuentes indican que allí se fusiló en la trágica madrugada a 44 personas. Suárez se libró.

Así lo cuenta ahora Arsenio García Fuertes, alcalde de Astorga, doctor en Historia y autor del libro "Dos de Mayo de 1808. El grito de una nación". Como indica este historiador y político, "Juan Suárez era un artesano del barrio de Maravillas. Estaba casado, con tres hijos y una madre anciana a su cargo". Se batió contra los franceses el 2 de mayo, a las órdenes de Daoíz y Velarde. Fue hecho prisionero por soldados del cuerpo de cazadores vasco-franceses, que comandaba el general Murat, cuñado de Napoleón. Lo apalearon y lo llevaron al palacio de Grimaldi", que estaba y está muy cerca del Palacio Real. Allí tenía establecido su cuartel general el gran duque de Berg y mariscal de Francia, que fue coronado rey de Nápoles apenas dos meses después de estos sucesos. El bando de Murat con durísimas medidas contra quienes se opusiesen a los franceses fue el que desató el levantamiento de Oviedo el 9 de mayo.

El historiador asturiano Francisco Carantoña Álvarez, profesor de la Universidad de León -fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras-, es autor del libro "La Guerra de la Independencia en Asturias". Indica a su vez que "la presencia de asturianos en el Dos de Mayo fue importante porque había muchos viviendo en la capital. Fueron los que trajeron, en sólo unos días, las noticias de lo que había ocurrido y por eso una semana después se produjeron los levantamientos en Asturias". Sobre Juan Suárez comenta que, según recoge Juan Pérez de Guzmán en su libro "El Dos de Mayo de 1808 en Madrid", publicado en 1908, cuando lo iban a fusilar, mediante "un valeroso ardid" se logró liberar de las ligaduras; estando ya de rodillas, se tendió en el suelo, rodó por una ladera entre disparos de los gabachos y acabó refugiándose en San Antonio de la Florida.

La represión del levantamiento del 2 de mayo ordenada por Murat fue muy dura pero no ciega. Sin descartar una carnicería, se trataba de aterrorizar a la gente con un número reducido de muertes. Por eso el militar francés dispuso diversos puntos de ejecución en la ciudad donde, con determinados intervalos de tiempo, se procedía a las ejecuciones. La sensación fue que durante toda la noche y por toda la ciudad los franceses habían fusilado a miles de españoles. El terror provocado en Madrid fue tremendo.

"Juan Suárez tenía 42 años", indica el alcalde maragato -del PP-, con él estaba, "entre otros, Gabriel López, también detenido. Le ataron las muñecas y le obligaron a arrodillarse sobre los cadáveres provocados por una descarga anterior". Ciertamente, como se aprecia muy bien en el cuadro de Goya, las ejecuciones se hacían en serie. En el suelo, varios muertos; de pie, un grupo de patriotas a punto de ser pasados por las armas y, al fondo, otro puñado de gente sobrecogida, a punto de ocupar el fatídico puesto ante el pelotón.

"Cuando oyó la orden de fuego se arrojó al suelo, rodó por el barranco y echó a correr entre disparos" indica Arsenio García Fuertes. A las pocas horas estaba de nuevo en su vivienda de Maravillas. Como declaró después, "cuando se arrodilló alguno de los que acababan de ser fusilados seguían vivos en medio de una terrible agonía". Un testimonio ciertamente terrible.

La Asociación Histórico Cultural de los Voluntarios de Madrid, que cuenta con sesenta miembros y se dedica entre otras actividades a la recreación histórica, ha investigado estos sucesos con mucho interés, incluyendo la aventura de Suárez. El doctor Gabriel González Pavón, que presidió la asociación hasta hace unos meses, indica que "en total se estima que fueron pasadas por las armas 140 personas. Por así decir, Suárez fue mal fusilado. En general, la idea era matar poco y asustar mucho, aunque, claro, hablar de poco ante 140 asesinados no tiene mucho sentido. Hemos estudiado el recorrido de Suárez en su huida mientras le disparaban los soldados franceses. Está todo muy cambiado y edificado, claro, pero se puede seguir por donde fue".

Suárez declaró que todo había ocurrido en un antiguo tejar. En la zona hay tres. Los investigadores llegaron a la conclusión de que se trataba del más cercano a San Antonio de la Florida y asimismo más próximo al cementerio de la Florida, donde se enterró a las víctimas. La fábrica de tejas estaba en la salida del actual teleférico del paseo de Rosales.

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