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La entrevista que Cela se "inventó" con Miró

El Nobel gallego, de cuyo nacimiento se cumplen cien años, entrevistó al artista catalán y, como apenas contestaba con monosílabos, optó por tirar de oficio y reconstruir el encuentro a su libre albedrío; el pintor quedó tan satisfecho con el texto que le pidió ayuda para próximos encuentros con periodistas

La entrevista que Cela se "inventó" con Miró

-Aquí he sembrado guisantes. En Montroig, mi padre tenía guisantes que salían de la tierra. Dan unas flores blandas, delicadas€ Los guisantes se pueden comer€ Mi nieto se llama David, ya lo verá usted.

Son Abrines se alza a media loma entre Calamayor, con sus transparentes aguas verdiazules, y Génova, con su transparente y verdinegro pinar.

-Y cebollas. Aquí he sembrado cebollas. Son como objetos€ En Montroig, mi padre tenía cebollas. Las cebollas se pueden comer, son de mucho alimento€ Las cebollas salen de la tierra€ Hay que pintar pisando la tierra, para que entre la fuerza por los pies. Cuando tengo frío me pongo sobre la estera; es como la tierra, también sale de la tierra misma€ En un estudio que tenga el suelo de linóleum no se puede pintar, hay que pintar pisando la tierra.

Joan Miró tiene los ojos azules y transparentes y la tez saludable, rosada y transparente también.

-Y aquí voy a sembrar algarrobos. En Montroig, mi padre tenía algarrobos.

Cuando están llenos de hojas tienen una fuerza extraña, de choque. Cuando se les caen las hojas, también. Son como animales vivos que surgen de la tierra. Con el sol del atardecer, que es el mejor sol, las ramas de los algarrobos parecen fantasmas€ Y a la luz de la luna. ¡Ah, la luna! La luna en cuarto menguante es cuando me fascina más. Y en cuarto creciente€ La luz de la luna llena es como un terciopelo, cuando vuela en el cielo color naranja, sobre los montes de Génova, con una estrellita al lado. Son sólo cinco minutos o diez, pero es como un terciopelo, como una seda. Después, se marcha.

Joan Miró va de pantalón claro, suéter oscuro y zapatos de ante color corinto, sin calcetines.

-¿No tiene frío en los pies?

-No.

Por aguas de Calamayor navega el misterioso velero.

-¿Le gusta?

-Sí; es muy misterioso, muy impresionante. Es como los pies: magnífico. Cuando ando por la playa y veo las huellas de los pies en la arena, en la tierra€ En el otoño, por la playa de Montroig, adonde no va nadie, las pisadas de los hombres y de las ovejas son como constelaciones.

Joan Miró aún no pinta en su estudio de Son Abrines, sabiamente armonioso, equilibradamente luminoso, en el estudio que para él -a su medida y hechura- diseñó el catalán José Luis Sert, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Harvard, en la que sucedió a Walter Gropius.

-Empezaré a trabajar de duro cuando acabe los murales de la Unesco. Noto que será una nueva etapa. Tengo que tocar mucho la obra comenzada aquí, en Palma, hace veinte años. Es el cielo, todo tiene su ciclo: las estrellas, los insectos, la obra de arte. Es la llamada de la tierra. Ya lo verá: Tarragona-Mallorca. Tengo que depurar el dibujo. Y borrar, borrar. Lo que se borra cobra unas calidades misteriosas; sobre lo que se borra se puede trabajar muy bien€ En menos de un año he destruido quizás un centenar de bocetos€ Para la Unesco hago dos grandes murales de cerámica: uno tiene quince metros por tres y el otro siete metros y medio por tres. Irán a pleno aire, con lo que las dificultades quedan multiplicadas. Es una cosa de locos, el único ceramista del mundo que puede hacerlo es Llorens Artigas€ ¡Qué misteriosa es la cerámica! Es más apasionante que la pintura. En la cerámica encuentro cosas que no encuentro en la pintura. Me atrae la lucha del hombre con la tierra y el fuego. Cuanta más lucha hay, más fuerza tiene la pieza. Eso es muy español: el fuego o yo, ¿quién manda aquí?

Joan Miró se anima y echa las manos a volar, como dos pájaros.

-Las manos están muy bien inventadas. Las rayas de la mano, el dibujo de la palma de la mano es como una extraña ramita caída en la tierra, está lleno de poesía. La cabeza por dentro, ¡caray!, está muy a menudo llena de cosas sin importancia. Eso de la memoria es un elemento peligrosísimo. La cabeza por fuera está bien: tiene fuerza plástica, es una cosa bella. Pero las manos son casi como un alma€ El entendimiento tiene el riesgo de deformar la gran fuerza inicial. Sí, eso es€ El sexo es también como una constelación: tiene un poder de poesía como una cometa o como un astro, es fosforescente€ Las estrellas son fosforescentes€ La voluntad es más importante que la memoria, que es fatal, y que el entendimiento. ¡El instinto, el instinto! ¡Eso sí! Cuando el instinto se debilita, juega la memoria. Con la memoria se hacen cosas muertas. En la pintura se ve. La pintura tuvo su importancia cuando tenía una aplicación directa. Después se hizo individualista, fue como una evasión del individuo. Ahora vuelve a hacerse de cara a la gente, es mejor así.

-¿Y los pintores?

-¡Ah! Ésos me parecen gente inferior, gente que sólo se preocupa del oficio. No, no. A mí me parecen gente inferior. Yo he frecuentado más a los poetas. Ésos, sí. Entre los pintores hay excepciones: El Greco y Goya, que van más allá de la cosa plástica. Actualmente, Zurbarán es el que me impresiona más. También los flamencos. Solana era muy auténtico. Y Picasso. Por Picasso tengo una admiración sin límite: es ya un mundo aparte. Es como España, sí, eso es, como España, que tiene cosas incomprensibles que ya no se pueden ni criticar€ Y como los minerales, eso es, como los minerales: un mundo siempre nuevo. Es como la tierra misma. Y viejísimo. Para mí, un museo de mineralogía es muy impresionante€ Todo lo que sale de la tierra vale. Todo lo que es directo y se ve sin ninguna transformación. Eso es lo que hace que se tenga un respeto por la artesanía€ Eso no lo tendrán nunca en los Estados Unidos. Es la tierra lo que lo da€ El aire, el fuego, el agua€ El aire, la transparencia del aire€ El arco iris es maravilloso de dibujo, y no digamos de color. Todo lo que está a su alrededor se transforma€ El fuego es cosa impresionante. Las constelaciones€ Hace veinte años pintaba constelaciones. Ahora he vuelto sobre aquellas telas, sobre aquellos cartones. Al poco tiempo empezó eso de los satélites artificiales€ El fuego es algo misterioso, fascinante. Las lucecitas en pleno campo€ Y el agua. Es maravillosa. Los dibujos que hace, los arabescos, la trayectoria de un insecto o de un pez que nada, la estela de los barcos, una piedrecita que cae€ Es un mundo infinito€ Es como la materia, no tiene fin, es como la tierra. La materia es noble, es un torrente de emociones, un elemento de choque. ¡Chas, chas! ¡La materia! Y por dentro, el espíritu. Sin espíritu nada se puede hacer: es el secreto, la chispa, la única razón€ El espíritu es la Naturaleza: la escultura en pleno aire. En Mallorca quiero hacer esculturas monumentales, para poner entre los árboles y en las rocas de la costa.

Por la ventana de Joan Miró se ve la tierra de Mallorca, los árboles de Mallorca -el almendro, el naranjo, el laurel, el pino, el algarrobo-, las piedras de la costa de Mallorca.

-Aquello es Ses Illetes. Los obreros que iban a sacar piedras para la catedral se entretuvieron en labrar dos grandes altares en la roca viva. Son muy bellos y muy impresionantes, pero nadie los conoce. Eso no es para turistas norteamericanos.

Por la ventana de Joan Miró se asoma, no más que un instante, una sombra preocupadora y silenciosa que ahuyenta el zumbador insecto en su volar.

-Son como signos, los insectos son como signos de la tierra. El misterio de las antenas, todo eso tan raro que de ellos se desprende€ Y los pájaros. Los animales son de una belleza extraordinaria. Y los caballos€

A veces, a quien escucha le brotan, de repente, unas incontenibles ganas de tomar café.

-Oiga, Miró, ¿me da un café? Yo me tomaría un café muy a gusto.

-Sí, sí; yo también. Espere que lo pida. La familia€

Joan Miró, escaleras abajo, corre como un adolescente. Cuando vuelve sonríe, casi con timidez.

-Ahora nos lo preparan. La familia, ¡qué cosa difícil esto de la familia!, ¿no le parece? Nunca se sabe. La familia tanto puede fastidiarle a uno como ser una cosa que equilibre. Ahora nos llamarán para tomar café, ya lo verá.? A mí también me gusta tomarme un café de vez en cuando. ¿Usted come mucho?

-Pues, sí, más bien sí. ¿Y usted?

-No; yo me disciplino. Me gusta mucho comer, pero me disciplino€ La cocina es como un arte€ Yo llevo una vida austera porque si no, me siento mal€ La cocina es un refinamiento, es como las superposiciones para las transparencias de color, como las capas de la tierra, una, otra, otra€ La bodega es lo mismo, es el mismo caso. Yo bebo normalmente, no me emborraché jamás€ Bueno, yo no tengo nada que decir contra el borracho. Está en su perfecto derecho. Cuando se es un hombre de categoría, me parece muy bien. Lo malo es cuando no se es un hombre de categoría. Entonces es lo malo€ El hombre es muy burro, eso es, muy burro. Y torpe, torpe, ¡qué torpeza! ¡Hay que ver lo que están haciendo los hombres! Los hombres son unos burros llenos de ambición y de vanidad.

-¿Y la mujer?

-¡Ah, eso es otra cosa! En la primera etapa del hombre, la mujer es el choque, la fascinación. Después es el equilibrio. La mujer es muy equilibrada€ La mujer es un magnífico animal. Sí, la mujer es un magnífico objeto: como animal, como escultura, como una piedra, como una flor, como un árbol. Las flores son maravillosas, pero a mí me impresiona mucho más un árbol; un algarrobo me impresiona mucho más que todas las flores juntas. En Montroig, mi padre tenía algarrobos que salían de la tierra€ La mujer tiene mucho ritmo, es como el paisaje visto desde el avión: puro ritmo. ¡Qué bien se ve el ritmo del paisaje desde el avión, el ritmo de la tierra! Andando a pie se ve un campesino, una piedra, una mancha, eso también tiene mucho ritmo. Desde el tren o desde el automóvil no se ve nada, todo se escapa€ Un cazador, un pescador€ ¿Usted es cazador?

-No, no.

-Me alegro. Yo no tengo nada que decir contra el cazador, que cada cual haga lo que quiera. La caza mayor es noble, es lucha, ¡chas, chas!, un jabalí, un león. Pero matar conejos es de mal gusto, no hay nada más ridículo. El otro día vi un extranjero que andaba por ahí con una escopeta matando pájaros. ¡Qué ridículo! La pesca es distinta. Pescar con caña es de verdaderos poetas, el pescador de caña puede entretenerse mirando para las rayas del agua. Eso está bien porque no es deporte. El deporte sirve para embrutecer al hombre. Socialmente me parece como una droga, como una cosa falsa. ¡Hay que ver lo idiotas que son los grandes jugadores de fútbol!

El comedor de Joan Miró es luminoso y abierto. De un ángulo del techo cuelga una escultura móvil de Calder, misteriosa como un árbol lleno de hojas. El café de Joan Miró está bueno y caliente. En las paredes hay cuadros de Léger, de Braque y de Kandinsky. El café de Joan Miró es aromático y reconfortante.

-No toma usted una ensaimada?

-No, gracias, está bien así.

-Mi nieto, ya lo verá usted, se come todas las ensaimadas que le dan. Tiene 2 años y se llama David, ya lo verá usted€ Yo tengo una gran simpatía por los niños: una sonrisa, una carcajada, un grito, una palabra que no se sabe lo que es, que sólo él sabe lo que es€

El comedor de Joan Miró es claro y alegre. En una vitrina lucen unas tierras de Llorens Artigas, al lado de unas cerámicas populares.

-Todo es auténtico, todo sale de la tierra misma. Es como los toros, los toros son muy impresionantes y auténticos. A medida que avanzo en la vida, más me interesan€

A veces, a quien escucha le brotan, de repente, malos pensamientos en la cabeza, raras picardías de niño sin ocupación mejor.

-Oiga, Miró, ¿qué le parecen los criminales?

-¡Oh! Hay criminales que merecen un gran respeto, un asesinato bien hecho es muy meritorio. ¡Ya lo creo!

-¿Y los héroes?

-No, eso no; de cerca suelen resultar unos pobres individuos.

-¿Y los santos?

-¡Ah, es un problema muy serio ése!

El terreno en el que se levanta Son Abrines, a media altura entre Calamayor, con sus transparentes aguas de verdegay, y Génova, con su pinar verdoyo y transparente, se muestra en terrazas mansas y bien pensadas, en civiles terrazas tradicionales, centenarias y suaves. El estudio de Joan Miró está al lado de la casa y más bajo. Al estudio de Joan Miró se llega por unas escaleritas a las que han puesto una cancela para que David no ruede. La casa de Miró, acogedora y amable, es obra del arquitecto mallorquín Enrique Juncosa. En el estudio de Son Abrines, de muy cumplidas proporciones, se amontona la obra por terminar, los lienzos y los cartones y los papeles -y las piedras y las telas de saco y los trozos de caldero viejo- sobre los que aún habrá de pasar y repasar la mano y la paciencia y la sabiduría de Joan Miró.

-Sí, es mucho lo que hay que trabajar. Estoy poniendo en orden todo esto; en menos de un año, ya le dije, he destruido alrededor del centenar de bocetos. Hay que ser valiente y no encapricharse con las cosas€ Hay que pegarse a la tierra, hay que escuchar la llamada de la tierra€ París está muy bien, fatalmente hay que pasar por París€ Madrid, el Museo del Prado, todo eso de la sobriedad española, Zurbarán, sí, eso está muy bien, todo eso está muy bien. Pero hay que pegarse a la tierra€ Yo nací en Barcelona. Bueno, pues en Barcelona me siento un extranjero. Las ciudades grandes no son para vivir€ Esta luz de Mallorca, mírela por ahí€ Esta luz de Mallorca es una maravilla. El paisaje, no; el paisaje de Mallorca no es pictórico. La luz de Mallorca está impregnada de purísima poesía; a mí me recuerda la luz de esas cosas orientales que se presentan como vistas a través de un velo, la luz de esas cosas minuciosas que se dibujan€ No es nada casual, nada gratuito, el que yo me haya venido a vivir y a trabajar aquí€ Es la llamada de la tierra: Tarragona-Mallorca. O al revés, es igual: Mallorca-Tarragona. Montroig-Palma. Lo siento desde que tenía 2 o 3 años y me mandaban a pasar las Navidades con mis abuelos Josefa y Juan Ferrá. El Mediterráneo. Yo no podría vivir en un país desde el que no se viera el mar. Quiero decir el mar Mediterráneo. Usted es del Atlántico. Eso está muy bien. El Atlántico y todos esos mares están muy bien, pero son otra cosa€ Y Cataluña€ Eso es la fuerza mental, ¡caray!, la fuerza plástica. En mí pesó mucho Montroig. Mallorca es la poesía, es la luz€ Hasta que equilibré Montroig y Mallorca, cosa que no conseguí hasta ahora, no entré en la madurez€

Joan Miró dijo sus últimas palabras con la voz opaca y un si es no es preocupada.

-Vamos a casa de mi hija, ¿quiere usted? Mi hija vive ahí arriba. Le enseñaré un viejo cuadro mío. También le presentaré a mi nieto; tiene ya 2 años.

El viejo cuadro de Miró es una detallada, una delicada estampa de Montroig, es casi una radiografía de Montroig. Va fechado en 1919.

-Eso es Montroig.

-Sí.

David es un insensato que acaba de mearse por encima y que, en vez de mostrarse avergonzado y contrito, sonríe como un triunfador.

-Éste es mi nieto.

-Sí.

Joan Miró se ha quedado callado de repente.

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