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Los pájaros no entienden de "Brexit"

El Reino Unido se halla estrechamente relacionado con el resto de Europa, y con Asturias en particular, a través de las migraciones de las aves, como destino, origen y lugar de paso

Los pájaros no entienden de "Brexit"

La fauna, en general, y las aves, en particular, no entienden de fronteras ni de confabulaciones políticas. Y esto lo saben bien los británicos (en la acepción más amplia del gentilicio), pues la observación de pájaros casi es parte de su idiosincrasia (hay unos tres millones de ornitólogos aficionados, un 4 por ciento de la población). Por eso, los "pajareros" ingleses, escoceses e irlandeses son igualmente conscientes de que la salida del Reino Unido de la Unión Europea ("Brexit") aprobada en referéndum no rige para las aves. Ellas seguirán conectando las islas con el resto del continente, como estación de paso, receptoras de invernantes y emisoras de migrantes a los países del Sur, entre ellos España y, en particular, Asturias, que posee "conexión aérea" (ironías aeronáuticas al margen) a través del golfo de Vizcaya.

Un pájaro tan británico como el petirrojo europeo (la paradoja es casual, pero oportuna), al que casi se podría considerar el ave nacional por su popularidad (la imagen del "robin" aparece en todo tipo de mercadería, desde postales navideñas hasta pines y llaveros, pasando por enseres de cocina y ornamentos varios), llega desde las islas a los campos y bosques asturianos en otoño para pasar aquí el invierno, aunque no es ésta una de las especies en las que se observa una dominancia de "ciudadanas" británicas en la masa de migrantes. Mucho más significativo es el porcentaje de mirlos comunes extranjeros que dan ese perfil (un 28 por ciento de las recuperaciones de aves marcadas con anillas que indican su lugar de origen, según la recopilación realizada por la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies), o el de zorzales comunes o malvises, que llega al 26,5 por ciento. Sin salir de esta familia, también se aprecia una llegada masiva de zorzales alirrojos o malvises gallegos desde las Islas Británicas (uno de cada cinco), en este caso no de aves nativas, pues se trata de un zorzal que sólo ha criado esporádicamente en Inglaterra, sino de las anilladas a su paso por tierras británicas, que actúan al mismo tiempo como destino (parte de los migrantes que reciben se quedan allí a invernar, con censos de cientos de miles) y como escala (para aquellos que siguen viaje). Esa doble función la cumplen, igualmente, para el correlimos común, con origen en el Ártico.

Pero, sin duda, los visitantes británicos más relevantes en Asturias son las aves marinas: el cien por ciento de las pardelas pichonetas, págalos grandes, araos comunes y frailecillos atlánticos recuperados tenían ese origen, que además predomina netamente en el alca común (84,2 por ciento) y en el alcatraz atlántico (65,7 por ciento). Asimismo, muchos cormoranes grandes proceden del Reino Unido, si bien desde la década de 1990 esas poblaciones han perdido peso frente a las continentales en paralelo a la desigual evolución demográfica de cada una de ellas.

Estos y otros datos evidencian que el Reino Unido está integrado en las rutas migratorias europeas (y en corrientes originadas más allá de sus fronteras), y que su carácter insular, lejos de aislarlo, potencia su papel en esa trama. No hay "Brexit" para las aves.

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