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Diario de una joven empresa asturiana

Valnalón facilitó en 2015 la puesta en marcha de 53 proyectos; Judith Naves, de Astursabor, narra su periplo

Una nueva empresa que apenas lleva unos meses funcionando puede tener una historia de muchos años detrás, siendo la evolución lógica de una actividad que la familia ya estaba desarrollando. Éste es el caso de Judith Naves, una jovencísima emprendedora de 23 años que sólo con 21 se tiró de cabeza al mundo empresarial, en el que sigue luchando para sacar adelante su proyecto: Astursabor. No es la primera emprendedora de su familia. Sus abuelos tuvieron desde los años 60 un establecimiento hostelero en la zona de Tudela Veguín, el bar Naves (conocido por su pollo al ajillo). Sus padres impulsaron un catering y una pequeña ganadería, y ahora ella está desarrollando una marca de comida tradicional asturiana, hecha con carnes de razas autóctonas del Principado (gochu asturcelta, asturiana de los valles, vaca casina, asturcón, oveja xalda, pita pinta...), que se vende enlatada o envasada. Es un proyecto que aúna "lo tradicional, la ganadería y la cocina típica, con lo actual, que es la comida rápida, el tener una buena comida en poco tiempo". Ha contado con todo el apoyo de su familia, "sin ella no sería posible haberlo hecho", y con el del semillero de proyectos de Valnalón. Un espacio en el que sólo el año pasado surgieron 53 nuevas sociedades que generaron un total de 68 puestos de trabajo. Una labor, la de fomentar la cultura emprendedora en la región, que Valnalón inició ya en 1998. La historia de Astursabor es la de otras muchas empresas que han contado con su asesoramiento.

Los orígenes de la idea: desde 2008 hasta 2013

Los padres de Judith Naves, tras hacerse cargo del negocio familiar, el bar Naves, dieron un giro a la actividad de la empresa, y desarrollaron un servicio de catering. La llegada de la crisis económica los obligó a evolucionar de nuevo. "Mi padre comentó que teníamos bastantes prados en la zona de Les Regueres y que por qué no los aprovechábamos metiendo en ellos unas ovejas. Llegó el momento en el que había más de 20 animales, y mi padre pensó en que podía usarse para el catering, ¿por qué no podemos hacer cordero cocinado para Navidad? Con esa idea empezamos con diez casas, hace siete años, ahora son alrededor de 50 viviendas a las que se les sirve en Nochebuena, Navidad... en esas fechas".

Hubo un encargo clave que acabó por poner a una jovencísima Judith Naves sobre la pista de lo que acabaría siendo su negocio. "Da la casualidad de que un madrileño debió venir a comer aquí a una de estas casas, con unos familiares. Al año siguiente nos llamó y nos dijo que habían comido el cordero, que les había gustado mucho, si había manera de enviarlo a Madrid. Claro, nosotros nunca habíamos pensado en un pedido así, ¿cómo podíamos mandar un cordero cocinado a Madrid? Incrementaba mucho el precio llevarlo, el transporte, el frío... y se me ocurrió lo de meterlo en una lata de conserva. Nos llevó un tiempo, casi tres meses poder llevarlo, pero como era para una comida familiar que tenían, y había tiempo, no hubo problema". El padre de Judith Naves apuntó entonces que "quizás nadie se dedicase a este tipo de negocio, meter comida ya cocinada, lista para servir, en latas de conservas".

Febrero de 2014: el proyecto llega al semillero de Valnalón

Judith Naves estudiaba el ciclo de Comercio y Marketing. Las circunstancias hicieron que en las prácticas la destinasen a la ciudad industrial y tecnológica de Valnalón, en Langreo. Aquí descubrió "cómo funcionaba, y qué era lo que tenía que ir haciendo para poner en marcha una empresa". La experiencia, trabajando como becaria en Valnalón, acabó por decidirla y dar un paso adelante, en febrero de 2014. "Tenía pensado seguir estudiando, pero había que lanzarse", afirma. Tardó un año y siete meses en conseguir que la fábrica abriese. "Todo por problemas burocráticos", explica. "Al principio pensé que el problema para desarrollar la idea iba a ser el banco, pero no fue así. En mi caso, el tiempo y el trabajo se lo llevaron la burocracia, el papeleo". La de Naves es una empresa "algo complicada, en comparación con otros proyectos". Al ser una fábrica de conservas, "está el Ayuntamiento, Industria, temas de subvenciones, Sanidad...". Todos funcionan "de forma independiente, sin conexión entre ellos", apunta la joven emprendedora.

Trámites, burocracia y premios en junio de 2015

En pleno proceso de constitución de la empresa, Valnalón premió la idea como uno de sus proyectos innovadores en junio de 2015. Para aquel entonces, Naves ya había logrado superar muchos de los trámites administrativos a los que se había tenido que enfrentar para montar su nave. En el año y siete meses que le llevó hacer realidad su idea, obtuvo una ayuda del Fondo Europeo para el Desarrollo Rural, así como financiación bancaria. Lo que pensaba que iba a ser su principal obstáculo, el dinero, había sido arreglado. Pero se topó de frente con un muro, el de la burocracia, que fue retrasando día a día la puesta en funcionamiento del proyecto. "Quieren que emprendamos, y hay diversas ayudas, pero hay que agilizar mucho los trámites", asevera. Para instalar la fábrica logró hacerse con una de las naves nido de Valnalón en La Felguera, que quedaba libre. Los 19 meses de papeleos fueron "duros y complicados". No sólo fue cuestión de las administraciones, también de empresas suministradoras de la electricidad y el gas. "No sé cuánto tiempo fue el que tardamos, meses, en lograr que el enganche del gas llegase a la nave. Y eso que estaba al lado".

Llegó el momento en el que, sin tener producción, ya se encontraba empezando a pagar el crédito del banco y el alquiler de la nave industrial. Fueron momentos difíciles, "con muchos gastos y sin ningún ingreso" procedente de su empresa. El apoyo prestado por Valnalón fue importante, pero en estos momentos lo fundamental acabó siendo el respaldo familiar, algo "verdaderamente imprescindible para cualquier emprendedor".

La inauguración de la fábrica llegó en septiembre de 2015

El viernes 25 de septiembre llegó el gran día: por fin la fábrica comenzó a producir. Se trata de una factoría algo especial, porque es similar a "una gran cocina industrial". El proceso de elaboración del producto no difiere mucho a como se podría hacer un guiso en casa. "Por la mañana temprano vamos al matadero, donde cogemos la carne del animal. La llevamos a la nave, y una vez allí lo deshuesamos". A continuación "se cocina y se esteriliza el producto con el autoclave", la maquinaria destinada a esta operación. Una vez cocinado y esterilizado, "lo enlatamos o lo metemos en los tarros de cristal, en función de la línea de producto que sea". Desde ahí, "lo ponemos en el almacén, y al día siguiente ya podemos distribuirlo en las tiendas".

Así, el producto que tardó año y medio en poder hacerse conforme a la ley, tarda un solo día en elaborarse, "dos como mucho".

Diciembre de 2015: el viaje a Madrid para la comercialización

Uno de los trabajos constantes del emprendedor es lograr vender su producto, sea cual sea. Astursabor no es una excepción. Judith Naves relata que las reuniones comerciales son relativamente habituales. En ellas se presenta el producto, bien a una tienda o a una cadena, para lograr lo acaben vendiendo al consumidor. El mercado de los platos cocinados de Astursabor está claramente enfocado a las tiendas "gourmet, delicatessen, como cada uno prefiera llamarlas". Es así porque se trata de "un producto de calidad, son todo ingredientes sin aditivos, sin nada añadido que no sea natural". Una prueba de fuego la superó en diciembre del año pasado. Fue un viaje a Madrid, en el que había un encuentro muy importante: "Presenté los productos a El Corte Inglés". Fue una prueba superada, porque "ahora, a nivel nacional, estamos vendiendo nuestras elaboraciones en sus tiendas". En febrero de este año retornó a Madrid, para presentar Astursabor a una serie de tiendas gourmet. En Barcelona estos platos cocinados también se venden, en este caso, a través de un distribuidor en la zona. "Para no llevar ni un año estamos moviéndonos, intentando sacarlo adelante. De momento no va mal, pero podría ir mejor", explica Naves. Por el momento, sigue mostrando las conservas por más tiendas, "es otra parte del trabajo".

Estudios con huesos de la Autónoma de Madrid y satisfacciones

El trabajo en Astursabor ha llevado a su joven propietaria a participar en actividades que "nunca podría haber imaginado". Colabora con investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, a los que suministra huesos de los animales de raza autóctona con los que trabaja. Se trata de un estudio sobre la evolución de diversas razas de animales domésticos. Proporciona osamentas de cordero xaldu y de potro asturcón, y en breve también de gochu asturcelta. "Como me dijo la gente del estudio, lo que para unos no es nada, para otros es mucho", apunta la empresaria.

La experiencia como emprendedora es "enriquecedora", pero advierte: "Quien intente montar su empresa, su negocio, va a estar 24 horas pensando en él, siempre, todos los días". Por el momento, está contenta con los resultados, pero es consciente de que "estamos vendiendo algo nuevo en un tiempo de crisis". Por ello llegar lo más lejos posible es importante. "En Madrid se vende mejor que en Asturias", entre otros motivos, porque "hay mayor poder adquisitivo que aquí". Con todo, conseguir montar tu propia empresa, con los "dolores de cabeza" que ello conlleva, acaba siendo "satisfactorio. Hay que luchar, hay días malos, pero hay que tirar para delante".

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